Colaboración de Danilka Balcazar
Durante el primer año se hace el establecimiento de las primeras impresiones sensoriales relativas a la alimentación, que permiten el mejor establecimiento en la adquisición y desarrollo de las habilidades básicas, referidas a la “actividades previas al inicio del desarrollo del habla”, y que son sumamente importantes en el anclaje del desarrollo ulterior del bebe.
La detección precoz de alteraciones , y la intervención idónea , determinan un adecuado desarrollo en las función de succión, masticación y deglución a tiempo, la organización de patrones de succión maduros, realizados con una buena respuesta neuromuscular, garantiza una integración de acciones a su tiempo, y así seguir hacia la deglución madura.
Un neonato sometido a largos periodos con sonda nasogástrica, en cuidados intensivos, una vez que sale de UCI, inmediatamente, debe recibir atención fonoaudiológica y/ o terapia de lenguaje, para generar la estimulación acertada para activar y regularizar los patrones de alimentación , mediante la intervención de estimulación motora oral, electroestimulación orofacial, de acuerdo al caso respectivo.
Con el entrenamiento a la diada madre-bebe se puede asegurar su pronta mejoría en pro de su calidad de vida, que pueda superar a tiempo los procesos de alimentación subsiguientes según su madurez, hasta lograr la ingesta de sólidos completos.
La integración funcional del aspecto sensorio-motor-oral normal, en la etapa lingüística se expresa con la integración de los patrones normales del habla.
Es de suma importancia la dirección del manejo multidisciplinario, para general una visión mas amplia de la condición, por medio de elementos de estudios o evaluaciones, diagnósticos para precisarlo.
Siendo la terapeuta de lenguaje entrenada quienes trabajan los aspectos motrices, y lo integran al desarrollo del niño, “nos permite de manera precoz encontrar alteraciones y comenzar terapéuticas que facilitan la adquisición de otros procesos” (cedeno,P 2009.) .
Cuando se producen modificaciones nerviosas, esqueléticas, musculares y posturales, a su vez se producen cambios madurativos y funcionales que tienen una relación intrínseca y directa sobre el componente orofacial , bien sea alimentación, respiración, deglución, y habla.
Es en este período donde los receptores sensoriales orales externos e internos, superficies oclusales, músculos oro faciales, se han estado especializando, favoreciendo la ejecución de movimientos finamente coordinados, sincrónicos y precisos. De igual manera la participación de los músculos genera las bases de la regulación cenestésica fina para el habla.
Los cambios anatómicos y funcionales, se van dando en el niño, por medio de la ejecución de acciones mas precisas y complejas, como sucede en el caso de la oportuna transición de texturas de alimentos desde el liquido al solido completo.
En los casos cuando por ejemplo, se retarda esta transición y el niño permanece largos periodos consumiendo la mayoría de alimentos licuados, una vez que se le presenten nuevas texturas como espeso, pure o triturado, su sistema sensorial no tiene una adecuada información, y como consecuencia, al entrar el alimento en contacto a la zona posterior de la boca, no pueda procesar la “sensacion oral” produciendo el rechazo por parte del niño de tragar el alimento, con respuestas como el atragantamiento, o nauseas.
Todas esta variaciones que ocurran especialmente en estas primeras edades, pueden generar trastornos de la adquisición y desarrollo de los patrones habituales de la voz, el habla y el lenguaje. Entre ellos encontramos problemas oclusales, posturales, respiratorios, trastornos articulatorios , la deglución atípica, trastorno miofuncionales, parafunciones o habitos nocivos ( succion digital, bruxismo,tec) y trastornos en la deglucion como la disfagia.