Por Bernardo Villar
Imagina que tuvieras la posibilidad de ver tu futuro. ¿Cómo sería? No me refiero a cómo te gustaría que fuera. Así, parado en donde estás ahora mismo en tu vida, ¿cómo podría ser tu futuro? Si de pronto pudieras estar un año, dos, diez en el futuro, ¿te sorprenderías por lo que encontrarías en tu vida? ¿O te parecería muy familiar? Piénsalo un momento.
Si pusieras sobre una página blanca dos puntos, uno representando tu pasado y otro representando tu presente y los unieras con una línea recta, siguiendo el trazo después del punto que representa tu presente, todo lo demás sería tu futuro. Infinito, sí, pero predecible. Todo lo que puede ocurrir está en esa línea. El resto es un futuro IMPOSIBLE para ti.
Esto ocurre cuando conectas tu pasado y tu presente. Un futuro predecible, razonable.
Ahora piensa que sobre esa página blanca solo pones un punto que representa tu presente. ¿Dónde estaría tu futuro? En cualquier lado. Arriba, abajo, a la derecha, a la izquierda y puntos intermedios. Donde tu quieras que esté. Porque no existe un pasado, sólo el presente.
El asunto es que en efecto, el pasado no existe. El futuro tampoco pero tu no puedes moverte hacia el pasado, sino hacia el futuro. Y siempre desde el presente. Tu eliges si lo que marcará tu rumbo sea tu pasado para obtener un futuro razonable o si partirás de tu presente para crear un futuro imposible.