Revista Ciencia

Desde el interior de un hueso

Por El Ojo De Darwin

Desde el interior de un hueso

Un fragmento de hueso de dinosaurio en el campo

Una de las cosas que hace falta para encontrar fósiles es querer verlos. Y hasta que el ojo se nos acostumbra a cómo son los fósiles que buscamos, tendemos a pararnos a mirar cada roca. Sin embargo, no es sólo práctica lo que se necesita para distinguir el fósil de la roca. O, en nuestro caso, el hueso de la roca. En una de las escenas iniciales de Jurassic Park III, durante una excavación en Montana, Billy Brennan explica a una alumna cómo distinguir el hueso de la roca, argumentando que técnicamente es todo roca. Y que una manera de diferenciarlo es por el propio tacto, siendo el hueso suave y la roca áspera. Al margen del debate sobre las técnicas de ligoteo del jóven paleontólogo, la explicación de la fosilización de los huesos es errónea.

Y es que se tiene la idea de que los huesos, al fosilizarse, se convierten en una especie de réplica en roca, conservando únicamente su forma externa, como si alguien hubiese sacado un molde y luego lo hubiese rellenado con cemento. ¡Pero lo cierto es que esto no tiene nada que ver con la realidad! Hay muchas cosas que sobreviven del hueso original, como la propia microestructura.

Billy, deja de ligar y presta más atención a Sixto en clase, anda

¿Cómo que la roca substituye al calcio del hueso? Billy, deja de ligar y presta más atención a Sixto en clase, anda.

Si echamos un vistazo a un hueso actual se observan diferentes tejidos óseos: uno compacto o cortical en la capa más externa y otro esponjoso o trabecular. Y estos tejidos, a su vez, vistos al microscopio, revelan muchas otras sorpresas, como osteocitos (las células del hueso, la parte “viva”), osteonas (conductos y canales), líneas de crecimiento…

¿Y qué observamos si miramos al microscopio un hueso fósil? ¡Pues prácticamente lo mismo! A nivel histológico, el hueso resulta poco alterado durante la fosilización. Y eso es algo que sorprende muchísimo a la gente… Pero la cosa no se queda en mera curiosidad. ¿Sabíais que se pueden hacer inferencias directas sobre su crecimiento mediante la comparación con animales actuales, cuyo crecimiento y biología son de sobra conocidos? El modo de crecer que tenemos los vertebrados queda registrado en nuestros huesos, y esa microestructura se conserva del mismo modo en los huesos fósiles.

Esquema de tejido óseo vivo. Tomado de WebAnatomy

Esquema de tejido óseo vivo. Tomado de WebAnatomy

Siguiendo el trabajo pionero del paleontólogo Armand de Ricqlès, se han ido acumulando trabajos sobre histología de huesos fósiles de dinosaurio en infinidad de revistas científicas. Por ejemplo, el propio Ricqlès puso de manifiesto que los saurópodos (yo barriendo para casa como siempre) se caracterizaban por la abundancia de un tipo de tejido óseo que llamamos “fibrolamelar”, que es raro en reptiles pero habitual en mamíferos y aves. ¿Qué significa esto? Pues que, al parecer, los dinosaurios saurópodos tendrían un crecimiento rápido.

En ese trabajo pionero, Ricqlès apuntó la posibilidad de que esto representara una tasa metabólica más elevada que la típica de los reptiles, e incluso un metabolismo homeotérmico. ¡Así es, las discusiones sobre la sangre caliente o fría de los dinosaurios aparecen, entre otras cosas, por estos datos! No obstante, posteriores estudios de huesos de saurópodos notaron la presencia de ciclos de crecimiento de hueso y lineas de crecimiento ralentizado o detenido (LAGs). Esas estructuras se forman en animales actuales como resultado de crecimiento cíclico y son particularmente comunes en taxones ectotérmicos. Y son una estructura enormemente útil, ya que estos momentos de bajo crecimiento tienen lugar una vez al año. ¿Y de qué nos sirve esto? Pues para, contando las LAGs, averiguar aproximadamente la edad del dinosaurio en el momento de morir…

Con Jack Horner en el Simposio de Paleohistología

Con Jack Horner en el Simposio de Paleohistología. Momento de felicidad dinofriki absoluta.

Estas y otras evidencias histológicas forman la base de la hipótesis más aceptada actualmente, que probablemente la mayoría de dinosaurios tendrían un metabolismo intermedio, ni típicamente reptiliano ni típicamente aviano.

La investigación en paleohistología está en la actualidad en alza, aplicándose a todos los grupos de vertebrados fósiles, desde peces silúricos hasta neandertales. Tal es el alcance de este campo y la cantidad de paleontólogos que se dedican a él, que hace apenas unos días se celebró el First International Symposium on Paleohistology, un simposio únicamente de paleohistología. Este primera edición tuvo lugar  en Sabadell, Barcelona y la próxima tendrá lugar en Montana en 2012. A esta reunión asistieron más de 60 expertos venidos de sitios tan distantes como Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, o Montana, en Estados Unidos. Y una cosa que caracterizó el congreso fue el gran intercambio de ideas y experiencias entre expertos, incluyendo no sólo a gente consagrada comoArmand de Ricqlès o Jack Horner (quien fuese asesor de Steven Spielberg enJurassic Park y actual asesor de Terra Nova), sino a una legión de jóvenes que seguimos sus pasos.

¿Nos ayudará la paleohistología a saber si los dinosaurios eran de sangre caliente? ¿Sabremos con seguridad cómo crecían las primeras escamas de tiburones primitivos? ¿Podremos usar las características microscópicas de hueso y esmalte para resolver problemas de clasificación de nuestros bichos? La respuesta está ahí, dentro de los huesos fósiles, que són mucho más que piedras…

Este post participa en el III Carnaval de Geología en el Pakozoico y en elBiocarnaval de Verano en Marimarus, el blog de Tiwanacu.


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