Revista Cultura y Ocio
Dentro de 20 días este humilde blog cumplirá nueve años y hoy veo, tras repasar las fotos de la entrega de los Globos de Oro, que mis sabios y siempre acertados consejos durante todos estos años no han servido de nada. Resumen del repaso de más de trescientas fotografías: todo mal.
Un desastre.Una catástrofe.Un despropósito.
¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?
Los colores muy muy feos, tan feos que no sabía que existían se han hecho con la alfombra roja. Supongo que un nuevo ataque de originalidad mal entendida ha arrasado en la mente de diseñadores y actrices.
Quiero un vestido del mismo color que mi anodino tono de piel. Ajá. Buenísima idea. No se me ocurre nada menos favorecedor, ni siquiera un saco de basura metido por la cabeza. Aquí otra de exceso malva y candidata a premio "pechitos"
Quiero un vestido del color de la funda de mi colchón, me recuerda a la faja de mi abuela.
Me horroriza el vestido de Blake Lively. En mi mente calenturienta veo esos dorados como serpientes enrolladas en sus brazos que ella mantiene a raya con la pulseraza que lleva en la muñeca y que seguro que tiene poderes mágicos. El vestido me horripila pero estoy muy a favor de su evolución a señora estupenda. Bien por ella.
Anna Kendrick va vestida de visillo sucio de piso de alquiler en idealista que te hace decidirte a no alquilar ese piso ni aunque te lo regalen. Su expresión de alegría infinita confirma que no está muy contenta con su elección. No hay que fiarse de las fotos ni siquiera para elegir vestido.
Me fascina la infinita capacidad de Wynona para ser anodina, para dar igual. Siempre. Por su pose podemos confirmar que ella es, como la mayoría de nosotras, una mujer que ya no sabe llevar vestidos de fiesta. Muy fan de su cara "¿me puedo ir a casa?"
Elsa va a lo Pedroche, en bolas. Por ahora, no he oído a nadie clamar contra la opresión machista que la ha obligado a ir a esa fiesta con ese vestido. Sofía Vergara también va en bolas con aplicaciones de candelabro de Versalles. En su pose tampoco percibo mucha opresión patriarcal. Creo que está encantada porque ella lo vale. Nicole Kidman se suma a la moda opresora y va desnuda con un trapo transparente muy muy feo colgado de los hombros y despeluchado en los pies. Sorprendentemente en su cara veo satisfacción. A ver si vamos a tener que revisar esos argumentos de culpabilidad hacia los hombres cuando las mujeres eligen ponerse lo que les da la gana.
Un hombre que no sabe llevar traje y al que es posible que la nuez le asomara por la nuca por lo apretado que lleva el cuello de la camisa.
De rodillas para adorar a Anette Bening: ¡qué clase! ¡qué estilo! ¡qué vestido más chulo y que bien peinada va! A Warren me lo perdono.
Gillian Anderson de princesa disney. Laura Dern de ilustración de libro de botánica del siglo XVIII y demasiado pelo.
Keri Russel ha hecho el famoso "dámelo TODO": transparencias, estampado animal y volantes. Le falta una peineta.
Ardo en deseos de ver Lalaland porque es un musical, porque sale Emma Stone y porque sale Ryan Gosling. Ya tengo escrito por aquí, que no sé si Ryan me gusta o no me gusta porque siempre que le miro tengo la sensación de que si desayunara con él, tras una noche de amor y sexo, me lo encontraría mirándome por encima de la taza de café exactamente con la mirada que tiene aquí. Una mirada que me haría pensar "no sé si le gusto mucho o planea secuestrarme". No me gusta el esmoquin que lleva pero hay que tener mucha clase para ponerse esos zapatos.
Emma, Emma, Emma, mira que me gusta, mira que me cae bien pero ¿Qué es eso que te has puesto? ¿Por qué? Es tan feo, te queda tan mal, es tan cursi, tan lánguido, tan horrible que no consigo entender cómo alguien te ha dejado salir así de casa. ¿Ha sido Ryan? No te fíes.
Evan Rachel Wood y su esmoquin con camisa de lazo, PERFECTA.
Jeffrey Dean Morgan vestido como si saliera de su puesto de trabajo en una sucursal bancaria de Barcelona y sin cinturón. Muy mal.
Kristen Wiig de recortable. Me recuerda a mi niñez y esas tiras de papel que recortabas con formas geométricas para hacer guirnaldas. Si, algo que ya no se lleva, como el vestido de Kristen.
Que alguien me explique qué promesa y a qué santo ha hecho que esta chica se ponga esta cosa. Es también una guirnalda recortable, es amarilla, tiene apliques plateados, una extraña cinta negra atravesada y debajo lleva un corpiño negro. O es una promesa o una penitencia. O un "a que no hay huevos".
Reese de amarillo bien. Natalie de amarillo mal. ¿por qué esas manguitas que la hacen bracicorta? Y ni el peinado ni la sonrisa la favorecen. A lo mejor es que el anillo que lleva a presión en el índice le corta la circulación y mientras sonríe solo puede pensar en que van a tener que amputarle el dedo porque ya ha ido 3 veces al baño y no ha conseguido quitárselo. A lo mejor es eso.
Otra de amarillo que no sabe qué hacer con su vida. Por ahora se dedica a posar como si se le estuviera descolgando la mandíbula mientras se le disloca la cadera. Derrocha naturalidad por todos sus poros.
Kristen Bell haciendo de su "no tengo canalillo" virtud. Jessica Biel compitiendo también por el premio autopista de 4 carriles con un vestido completamente incomprensible.
¿Qué es esto? Quiero saber quien es el campeón que consigue venderle esta cosa a alguien diciéndole "tengo justo el vestido que necesitas" y quiero saber cómo de desagraciada es tu vida para que lo compres y te lo pongas.
Hugh Laurie haciendo un "soy un señor inglés y lo importante es mi inteligencia". No digo que no, pero a mí de Dr.House me ponía mucho y ahora mismo le miro y lo que me apetece es aprender a jugar al bridge.
Sarah Jessica disfrazada de Catalina la Grande. Le sobra todo, tela, vuelo, mangas, trenza postizo y rictus. Julia Louis Dreyfus muy muy elegante, si se peinara sería la bomba.
¿Soy yo o Tom Ford tiene los ojos tan pequeños que casi están a punto de desaparecer? Como siga poniendo esa cara de estar estreñido los va a perder definitivamente.
Una cumbre de cursilería con uñas picudas.
¿No me queda un poco grande? ¿no es un poco soso? Si, cariño, te voy a atar una cinta lila en la cintura y ya está. No, no está.
Jamás pensé que diría esto pero Heidi muy mal, fatal. Parece que le ha pillado el toro y se ha pegado unas tiras de césped artificial encima de la toalla de piscina.
Michelle Williams sigue empeñada en autoconsumirse. Cada vez es más minúscula, más chiquitita y lleva vestidos de muñequita de dar mucho miedo en casa de tu vecina loca.
Ni una entrega de premios sin su reintepretación del socorrido disfraz de bolsa de basura. Siempre pienso lo mismo, ¿resbalarán? ¿pesarán mucho esos vestidos? ¿te engancharás en todas partes? ¿darán frío?
Milo Ventimiglia con un bigote a lo magnum que no le favorece nada y el nudo de la pajarita mal hecho. Me gusta mucho más en su versión macarra en las Gilmore Girls.
No sé quien es Regina King pero su vestido de encimera de granito me fascina, le queda de lujo, es elegante y lo lleva con mucha clase.
"Las mujeres se operan mucho", jajajajajajaja. Tururú. Sylvester y John deben estar alimentando por sí solos a 3 ó 4 generaciones de cirujanos plásticos en Hollywood. Sus mujeres divinas y muchísimo más reales.
Michael Shannon y todo lo que no hay que hacer si te pones traje. Los niños de Stranger Things, sin embargo, están monísimos y demuestran más clase y saber estar que muchos de los hombres adultos.
Felicity maravillosa. Bien el vestido pantalón, el pelo, el maquillaje y la sonrisa. Muy fan.
No tengo palabras para esto de Lyly Collins. Me he quedado estupefacta. Solo se me ocurre coger un avión para estar a su lado cuando se despierte, entre en internet y se vea de verdad. Entonces podré cogerle la manita y decirle "no te preocupes, se pasará, se pasará". Cuando se haya repuesto del disgusto le propondré quemar esa cosa en el jardín mientras bebemos vino directamente de la botella.
Visto lo visto, veo un nicho de mercado, hay que crear un servicio de "mejores amigos", alguien a quien puedas llamar en estas ocasiones para que te vea el vestido y te diga: "mira, si no fueras mi mejor amigo no te lo diría pero esa cosa es horrible, no puedes llevarla" y te salve de ser despellejado.