Revista Cultura y Ocio

Deus ex machina

Por Eltiramilla
Deus ex machina Hablamos de uno de los elementos más comunes e importantes de la narrativa universal que conviene evitar.Guillermo García Lapresa | 12/11/2012Entrevista con Susana VallejoVisitamos la editorial SMHablamos de la situación actual de la LIJEntrevista con Jesús Díez de PalmaDebate: La nueva moda vampírica Un Deus ex machina es una manera precipitada e insatisfactoria de resolver un conflicto en la narración. Ocurre cuando un evento, personaje, habilidad u objeto aparece de la nada y sin previa mención para resolver fácilmente un conflicto u obstáculo a priori insuperable. Por poner un ejemplo extremo: supongamos que tres mil ochocientos setenta y dos orcos tienen acorralado a nuestro héroe contra un acantilado; todo parece perdido… ¡y, de pronto, un haz de rayos cae del cielo y fulmina a todos los malos! ¡Conflicto solucionado! Insatisfactorio, ¿verdad? El término significa “dios salido de la máquina” y proviene del antiguo teatro griego. La tragedia tradicional exigía que la trama se resolviera con un evento trágico, pero esto no casaba bien con la mayoría del público griego; por eso era habitual que al final de la obra apareciese un actor disfrazado de dios (habitualmente Atenea), descendiendo sobre el escenario mediante una cuerda y una grúa, para arreglarlo todo mediante magia. Eurípides era uno de los más asiduos usuarios de esta técnica; Aristóteles, uno de sus mayores detractores: “La casualidad debería emplearse de forma externa al drama, y no debería de tener lugar ningún incidente que se pudiera considerar improbable” (extracto de la Poéticade Aristóteles). Es importante entender que un Deus ex machina (DEM) no es un agujero de la trama. El primero es una casualidad demasiado conveniente, mientras que el segundo es algo que contradice lo previamente establecido. Uno es improbable, el otro es ilógico. Por ejemplo, no hay nada en la trama que haga parecer ilógico el hecho de que haya caído una tormenta de rayos en medio del ejército de orcos; el problema es que es muy difícil que algo así pase, y el lector lo sabe. Un DEM es, en resumen, una solución fácil, improbable e insatisfactoria para un conflicto. El rifle de Chéjov Es muy sencillo evitar los DEM o al menos paliar su efecto. Una técnica muy habitual es el llamado Rifle de Chéjov (RdC): un elemento aparentemente irrelevante introducido al principio de la trama que adquiere una gran importancia al final de la misma. Por ejemplo, nuestro héroe podría haber oído al principio de la aventura que hay un acantilado en el cual suele haber terribles tormentas de rayos, o que se acerca una tormenta que tiene lugar una vez cada mil años, o algo similar; de este modo, podría decirse que nuestro héroe ha sido lo bastante listo como para conducir al ejército de orcos hacia una trampa. Dado que los Rifles de Chéjov suelen pasar desapercibidos, el efecto sorpresa se mantiene al tiempo que se evita la sensación de que el protagonista ha superado el peligro por pura chiripa. Una maestra de los RdC en literatura juvenil es J. K. Rowling. La saga Harry Potter está llena de ellos, desde el Priori Incantatem hasta los diarios malditos, pasando por ese guardapelo que no se podía abrir. Es gracias a estos elementos que la confrontación final de Harry contra Voldemort resulta tan gratificante: todo parece llegar a su final lógico, y el lector murmura cosas como “¡oh, claro!” en vez de cosas como “¿y esto de dónde sale?” Es habitual también evitar los DEM mediante la simple técnica de apuntar lo improbable del suceso que acaba de ocurrir. Por ejemplo, nuestro héroe podría exclamar: “¡madre mía, no puedo creer la suerte que acabo de tener!” No suele ser tan efectivo como un RdC, pero reduce el impacto negativo. Suele ser habitual en series de televisión o formatos similares, en los cuales los guionistas se ven obligados a improvisar hasta cierto punto debido a las restricciones del medio. Unos apuntes importantes Un Deus ex machina no es “cualquier hecho improbable”. Sólo se considera así cuando dicha improbabilidad aparece como solución fácil a un conflicto de manera externa a la trama. Por ejemplo, un boleto de lotería premiado es un DEM cuando soluciona los problemas de un personaje arruinado al final de la historia, pero no lo es si aparece justo al principio de la misma (en tal caso es muy posible que todo ese dinero traiga más problemas que otra cosa). Así mismo, también es improbable que un joven héroe derrote a un poderoso dragón milenario, pero sólo será DEM si vence porque el dragón sufre un paro cardíaco en ese preciso momento, no porque se esfuerce y pelee con uñas y dientes. Sin embargo, podría ser DEM si el mismo héroe lograse matar él solo y sin armas a los tres mil ochocientos setenta y dos orcos. Como veis, es un tema bastante subjetivo que en última instancia depende de lo que piense el lector. Si bien el DEM es, por normal general, algo que conviene evitar, un autor lo suficientemente habilidoso puede emplearlo para transmitir un mensaje o conseguir un efecto concreto en la narración. Un ejemplo perfecto sería el final de El señor de las moscas; sí, el conflicto termina en cuanto los adultos llegan a la isla, pero la inocencia de Ralph ya se ha perdido y, además, la necesidad de una autoridad superior en la sociedad ha quedado demostrada. Relacionado con esto último está la versión inversa del Deus ex machina: el Diabolus ex machina. Un DbEM es un conflicto o tragedia que sucede de improviso y sin que haya habido previo aviso de su llegada. Normalmente ocurre justo después de la resolución de un conflicto. El ejemplo más conocido por los lectores de El Tiramilla es el tristemente famoso final de Sinsajo. Ejemplos de Deus ex machina Resulta peliagudo poner ejemplos inequívocos de Deus ex machina, dado que es un elemento muy subjetivo y que suele designar un fallo en la narración. Existe, por ejemplo, un gran número de personas que afirma ver indicios de DEM en el final de la saga Crepúsculo o en el final del primer libro, mientras que hay muchas más personas que lo niegan. No suele ser bueno llevar a cabo afirmaciones categóricas en estos casos. Hay muy pocos DEM que lo sean de manera tajante. Quizá, como apunte final a este reportaje, uno de los Deus ex machina más conocidos y aceptados sea el final del cuento de Caperucita Roja. Una vez el lobo engulle a Caperucita y a su abuela, aparece un cazador que pasaba por allí y les salva el pellejo a las dos. El hecho de que este cazador no hubiera tenido nada que ver con la narración hasta aquel punto confirma su estatus como DEM. Y para terminar, por si a alguien le quedaban dudas, hay que decir que en el cuento original de Charles Perrault no había cazador, y que Caperucita y su abuelita terminaban el libro en la barriga del lobo. Las moralejas de la época eran así de sutiles.  

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