Hay SPOILERS
Después de finiquitar Californication me quedaba pendiente la 4ª temporada de Dexter. Temporada que todo el mundo alababa más de lo normal. Y después de acabarla y aun con la escena final (brutal) grabada en mi mente, puedo decir que la cuarta temporada de Dexter es la mejor de la serie.
Al acabar la tercera temporada con la llegada de un mini-Dexter, la serie prometía. Y es que en esta temporada, Dexter no sufre un bloqueo, ni lo persiguen mucho… Pero algo ha cambiado, forma parte de una familia, en un bonito y acogedor vecindario. Ya no puede desaparecer en medio de la noche para matar alguno de los muchos criminales que andan sueltos por Miami, ahora tiene que estar en casa, llevar a Cody de acampada, estar al lado de su mujer, ayudar a su hermana (eso en teoría ya lo hacía antes)… Esa falta de intimidad y de “libertat” deja a Dexter un poco descentrado. Mata a personas inocentes por error y se le escapa varias veces su objetivo principal, Trinity. Trinity es un asesino en serie que se dedica a viajar por Estados Unidos matando de tres en tres, una joven en una bañera, una mujer madura saltando desde un tejado y por último un hombre a base de martillazos. Detrás de este asesino está un viejo conocido de la Miami Metro Police, el agente, ahora ya retirado, de la FBI Frank Lundy que ya apareció en la segunda temporada intentando, sin suerte, atrapar a “the Bay Harbour Butcher” (¿carnicero de la bahía?). Una vuelta que no solo despierta el interés de Dexter. Su hermana Debra, quien tuvo una relación con el agente también tiene curiosidad por el caso que tiene entre manos. Después de algunos capítulos descubrimos con asombro, casi el mismo que el propio Dexter, que Trinity es un hombre llamado Arthur Mitchell y que tiene familia. Ante ese descubrimiento Dexter cree que puede aprender de él la manera de compaginar los asesinatos con el estar con su familia. Pero Mitchell pronto nos demuestra lo retorcida y dañada que está su consciencia.
En esta segunda temporada la serie nos depara dos importantes batacazos de los que sin duda será complicado recuperarse. La serie empieza con mucha intensidad. Más que la de costumbre. Porqué si por algo se caracteriza Dexter es por ser una serie que cuida al máximo los detalles con un guión muy pulido pero que sin embargo le cuesta un pelín arrancar. Se enmarca dentro de lo correctísimo, pero en algún momento he echado en falta un poco de corazón, más sentimientos y no tantos diálogos sugerentes e irónicos. Pues bien esta cuarta temporada los tiene. El primer batacazo nos llega en el cuarto capítulo, cuando ya estamos en medio del caso de Trinity, Dexter ha sufrido un accidente y ha destrozado el coche y Lundy y Debra retoman una relación que se quedó a medias. (con mucha más química pese la diferencia de edad que con Anton). Relación que fue todo un acierto de la segunda temporada. Al salir del hotel, a las 5 de madrugada, Debra recibe un disparo, y posteriormente Lundy otros dos. La primera se salva, el ex agente del FBI muere (las escenas desgarradoras de Debra son impresionantes). A partir de ahí, Debra buscará sin cesar al culpable de la muerte de Lundy y por consiguiente a Trinity.
Aunque la trama principal, en la que Dexter “estudia” el comportamiento de Trinity y paralelamente quiere ser un buen padre de familia es muy buena, por el contraste y porqué los guiones como siempre son excelentes, la serie agradece mucho las diferentes tramas paralelas que siguen su curso. Unas tramas con mucha fuerza: Quinn y Christine Hill (periodista), el romance entre Batista y Laguerta (ya era hora) y la mencionada trama de Debra Morgan y Lundy, y sobre todo con muchos sentimientos.
Por primera vez (haciendo memoria), la serie nos ha mantenido en vilo hasta el último minutos ofreciéndonos una sorpresa final. Y es que como en Californication, ya estábamos acostumbrados en un final en el que Dexter se deshacía del serial killer y volvía con su familia, incorporando solo pequeñas novedades para empezar la siguiente. Y toda esta resolución llegaba en el capítulo 11 o incluso en el 10, dejando el último para empezar a abrir nuevas puertas a las tramas de la siguiente temporada. Unos capítulos que si bien no eran malos, no suponían ningún broche de oro a la serie ni mantenían demasiada expectación. Pues bien, en el último capítulo de la cuarta temporada no solo se mantiene la incógnita hasta el último cuarto de hora sobre si acabará Dexter o no con Trinity (Arthur Mitchell), sino que además la última escena es acojonante. Sorpresa total. Igual no, se podía oler algo, por el tono de las últimas líneas de diálogo se esperaba algún final de categoría (aunque llegue a dudar que llegara), al final ha sido así. Un final que igual que el de Californication te deja blanco, en silencio. Ver a Dexter entrar en el baño donde Harry Jr. llora desconsolado bañado en sangre y Rita yace muerta en la bañera, es estremecedor. Un final que da que pensar y que abre un abanico de posibilidades para una nueva temporada.
Interpretativamente Michael C. Hall vuelve a ofrecernos una magistral interpretación de Dexter, por la que recientemente ha conseguido el Globo de Oro. Me ha sorprendido la actuación de Jennifer Carpenter, que no sé si ha sido cosa mía o le han dado más protagonismo o ha conseguido hacer mejor trabajo que en las anteriores temporadas. Por último destacar a John Lithgow es encargado de poner cara y voz a Trinity. Un asesino contradictorio, oscuro, retorcido… Genial actuación que también consiguió un Globo de Oro. Solo le tengo un pero, que podría considerarse algo anecdótico: el baile a lo Chiquito de la Calzada le quita toda credibilidad…
Como conclusión esta es sin duda la mejor temporada de Dexter, porqué tiene todos los elementos de las anteriores y además vemos a un Dexter sin las cosas bajo control, un Dexter que quiere ser un ejemplo para su familia, y por encima de todos no causarles ningún daño, algo que se verá imposible; y porqué Debra Morgan está impresionante en esta temporada. A ver si para la quinta nos preparan algo diferente que llegue al nivel de ésta.
Nota: 9/10