La sociedad occidental actual está muy centrada en la inmediatez y el presente. Un reflejo de ellos son las redes sociales y los negocios que han surgido enfocados en el crecimiento personal. (Fuente: Leticia Velarde).
Estos últimos desechan el pasado, sobre todo el personal, familiar y sentimental. Es un error porque ha sido ese pasado y esas experiencias vividas el que nos ha construido como personas. Tampoco hay que evitarlo ni olvidarlo porque la vida es cíclica y nunca sabemos cuándo este podrá reaparecer. Mi consejo es que lo conozcamos en mayor o menor profundidad y que tengamos una buena relación con él.
La novela que estoy leyendo en la fotografía trata sobre esto. Habla sobre una relación que surgió en el pasado, se reencuentran en el presente años después y construyen algo juntos para crear un futuro. Ese pasado en común sólo es un punto de partida, pero la relación del presente surge desde cero. Esas personas han cambiado en esos años, al igual que sus circunstancias, y eso les obliga a conocerse otra vez de nuevo.
Esta novela es un pequeño paralelismo de lo que es la Historia. Esta última es cíclica y ciertos acontecimientos son más o menos recurrentes. Conocerlos en mayor o menor profundidad nos ayudará a entender nuestro presente como sociedad e intuir que puede pasar en el futuro.
Las redes sociales tienen muchas ventajas, pero también claroscuros. Poco se habla de estos últimos. Apenas hay novelas que los traten. (Fuente: Elaboración propia).
Esta novela fue pionera y lo interesante es que noveliza la experiencia de su autora. En sus páginas encontramos reflexiones sobre Instagram, el mundo influencer y la desconexión digital. En sus páginas leemos sobre extremos, pero lo ideal sería aprender a poner límites a nuestro yo en redes sociales y evitar publicar detalles de nuestras vidas personales, sobre todo si hay terceras personas implicadas.
Esta novela trata una de las cuestiones que más se habla en el mundo laboral en los últimos años: la necesidad de construirse una buena marca personal en redes sociales. Es un requisito casi esencial para escritores, influencers y emprendedores. Sin embargo, hay que tener cuidado e intentar poner límites entre tu vida profesional y personal tanto en Internet como en tu día a día.
Una de las ventajas de las marcas personales es que te acercan al potencial cliente y les permite tratarte de manera cercana. A mí como emprendedora es un detalle que me gusta mucho porque te permite hacer contactos profesionales con esa persona en concreto a través del correo electrónico, las redes sociales o un evento presencial. Sin embargo, lo veo un inconveniente cuando se empieza a crear equipo y para contactar con el creador de la marca personal hay que pasar la criba de un intermediario.
Otra ventaja de la presencia de marcas personales en redes sociales es que te permite compartir tus conocimientos, experiencias y reflexiones sobre un determinado sector. En mi caso me permite acercar la Arqueología y la Historia desde perspectivas y enfoques diferentes al académico y al divulgativo más tradicional.
Las marcas personales también hay que trabajarlas con una página web y un blog. Se debería empezar por aquí y que las redes sociales las complementasen. ¿Qué contamos en ellas sobre nosotros? Lo justo y necesario. Mejor pocos párrafos que demasiada información sobre tu trayectoria, tus problemas de ansiedad, tus aficiones o detalles de tu vida personal y familiar. Esto último resta y apenas aporta, al menos a mí.
¿Cómo deben ser los textos de la página "Sobre mí" de tu página web y/o tu blog? Concisos y escuetos. Evita explicaciones y ejes cronológicos. Da sólo unas pinceladas de tu trayectoria y céntrate en tus inicios. (Fuente: Elaboración propia).
Busca y analiza la de otros emprendedores. En ellas encontrarás de todo. Suele haber concisión en la de los escritores, historiadores y arqueólogos. También podríamos incluir en ella a algunos fotógrafos y diseñadores. Sin embargo, los copywriters y los mentores de marketing y crecimiento personal suelen contar mucho más de lo necesario.
Este último ejemplo es bastante curioso. Se les puede considerar un poco la élite actual del emprendimiento digital. Son ellos los que están marcando las pautas que han de seguir el resto de emprendedores con sus marcas personales. Trasladan las ideas que triunfan en Estados Unidos sin reflexionar sobre si encajarán en un contexto europeo y casi sin adaptarlas a la actual situación de los españoles.
Sus páginas web, newsletter y publicaciones en redes sociales contienen tanto texto que se pueden analizar muy bien desde una contextualización histórica. Son interesantes algunas de las conclusiones que he sacado de lo que han escrito y de lo que callan.
La mayoría de ellas son mujeres y lo más seguro es que provengan de un sector socioeconómico alto. Se suelen dirigir a mujeres con bastante nivel adquisitivo y que se sientan inseguras consigo mismas. Buscan a personas que necesitan planificar todo al detalle y a las que haya que dirigirles paso a paso a la hora de tomar decisiones. Esos clientes pueden ser un reflejo de ellas mismas.
Su perspectiva del emprendimiento femenino también es interesante de estudiar. Buscan que se las valore como profesionales y que los hombres la consideren como tales. Sin embargo, los suelen excluir a ellos al dirigirse a su audiencia en femenino, al elegir el rosa como color corporativo y al hacer networking casi siempre sólo con mujeres.
Yo misma he cometido algunos de los errores que comento en esta publicación. Gracias al feedback y los consejos de otros emprendedores, pude enmendarlos y aprender de ellos. Así es como creceremos como personas y como profesionales.
En el último par de años he sido muy crítica en mi blog con un determinado patrón de novela, cuyas representantes más conocidas son las autoras de esta fotografía. En su momento me llegaron a decepcionar. Sin embargo, me han sorprendido cuando les he dado una segunda oportunidad tiempo después. (Fuente: Elaboración propia).
Ellas como escritoras se dejaron influenciar por las modas literarias que llegaban a España desde los Estados Unidos. Aunque sus tramas y personajes estaban mucho mejor construidos, llegó un momento en que estas parecían casi calcadas.
Estas mismas autoras han hecho autocrítica y han reconocido que se acomodaron y empezaron a escribir para contentar las exigencias de sus lectores. Se olvidaron de sí mismas y de escribir sólo para ellas. Eso les afectó tanto que estuvieron meses sin escribir.
Las novelas que han escrito tras ese parón son más intimistas y se centran más en los sentimientos y las emociones. Mantienen su estilo cotidiano donde lo importante son los detalles. Son lecturas que no ahondan en explicaciones y dejan al lector recrear la situación con la poca información que dan de su contexto.
Estas novelas son perfectas para reflexionar sobre crecimiento personal y nuestra relación con los demás. Están escritas en primera persona y nos hablan de los demás según la percepción de un personaje en concreto. También muestran lo importante que es el lenguaje no verbal y la información que dan las miradas, los gestos e, incluso, los silencios. Es así como surge la complicidad, la seguridad y la confianza entre dos o más personas. Con las palabras esto no se logra.