Revista Tendencias

Dias malos, ha habido muchos.

Publicado el 05 marzo 2013 por Dolega @blogdedolega

Really

Era uno de esos días en que todo sale mal.

Uno de esos días en que te levantas y tienes la sensación de que has tomado la decisión equivocada, uno de esos días en los cuales, toda cosa que emprendas, será un fracaso, pero vengo de una familia donde dejar las cosas a medias y ponerse enfermo es motivo de oprobio eterno, así que me dispongo a seguir adelante en contra de mi destino.

Como ya estaba anunciado el día es un desastre. A la tienda le nacen los errores como las flores en el campo en el mes de mayo. No hay manera de que el maldito “warning” de las narices desaparezca y en los foros de internet sobre el tema ya me tutean como si me conocieran de toda la vida.

Por la tarde la cosa mejora un poco. No mucho, pero por lo menos cuando abres la web, la ves de manera coherente y no como un amasijo de letras e imágenes jugando al escondite. Llega la tarde noche y la cosa se ha normalizado.

-Bueno Madre, que me voy a currar que son las ocho de la noche, hoy es sábado y están todos los domingueros volviendo a Madrid.

-Ve con cuidado precioso y acuérdate si tienes un rato, de probar el módulo de pago por tarjetas de crédito. Te he dejado los números de prueba en tu mail.

-Vale, si tengo un rato te lo pruebo, ¡pero luego no quiero críticas si encuentro fallos ¡ ¿Ehhh?

Dolega con cara de madre.

-Tú tienes algún que otro fallo y yo no te critico, cariño.

-Bueno me marcho. Hasta mañana Madre.

Lo veo salir por la puerta y me sigue pareciendo aquel niño que bajaba solo a la parada del autobús con siete años, con su gorro, su bufanda azul y que cuando la madre de unos compañeros que eran vecinos nuestros, le decía que se subiera en su coche para esperar el autobús calentito, él muy serio contestaba:

-Mi madre me tiene prohibido subirme en el coche de gente que no conozca.

Ella me lo comentaba muy impresionada por la determinación del niño.

La noche sigue su curso y a eso de la una, más o menos, decido acostarme. Estoy agotada y necesito dormir calentita y olvidarme de la pesadilla de la tienda.

De repente escucho el móvil. Duermo con él en la mesilla por si acaso.

-Diga

-A ver madre, esto falla más que una escopeta de feria. No creo que pretendas lanzar la web en estas condiciones.

Esfuerzo sobrehumano para abrir la mente porque los ojos se niegan rotundamente.

-Dime que fallos te da.

-¡Pues la compra no funciona!

-Define “no funciona”

-Pues mira, de entrada me dice que no tiene transporte para esa dirección.

-Qué dirección has puesto.

-Pues he puesto la dirección de mi residencia en Antigua y Barbuda.

Ahora si se han abierto, inyectados en sangre. Miro la pantalla del móvil: las 3:31. Intento hacer memoria y la verdad, no recuerdo que nos drogáramos ni en la época en que lo concebimos ni en ninguna. Pienso que las latas, la polución, quizás… Bueno yo fumaba bastante, pero no creo que el Fortuna tenga estos efectos secundarios.

-Y en cual te da el error, en la antigua ó en la barbuda.

-Madre, deja de hacerte la ignorante, que sabes perfectamente que Antigua y Barbuda es una colonia inglesa en el mar Caribe, donde se debe de vivir de vicio.

-Ahhh y ¿dices que tienes residencia allí? No te preocupes, que me levanto y te activo la zona ahora mismo. ¿Y cuando dices que te mudas para enviarte la mercancía?

-Yo no puedo irme de casa por ahora. Tengo que cuidar de vosotros, que mira tú como llevas lo de la web, un desastre, vamos.

-¡Vaya por Dios! Vale, te prometo que mañana veo lo de las zonas de transporte.

-Adiós madre, que descanses.

-Adiós precioso. Que te sea leve la noche.

Me hago un ovillo en los brazos calentitos del Consorte.

-Quién era.

-El idiota de tu hijo

-Entonces era el tuyo. El mío es listo, coherente, guapo y muy buena persona.

-Ya. ¡Mira que hay espermatozoides en una eyaculación! Joder, y tuvo que ser el raro el que encontrara el camino.

-Te equivocas. El problema vino porque ese mes tocaba óvulo de ovario izquierdo, el del quiste, ese que provocaba un síndrome premenstrual de 27 días ¿lo recuerdas? Ese que ya nacía cabreado y de mala leche y claro, puso en fila a los pobres espermatozoides, les metió la bronca y se fueron muriendo de miedo y pena. El único que sobrevivió fue el pasota y el raro.

-Si claro, ahora va a ser culpa del ovario, no te jode.

Pero me entra un poco de complejo de culpabilidad, menos mal que voy cayendo en ese bendito precipicio del sueño donde todo se olvida y solo queda el descanso.

Mañana será otro día.


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