Dimitri no le tenía miedo a los dinosaurios. Décadas practicando acrobacias más allá del Telón de Acero habían moldeado una personalidad fría y con determinación que le hacían guardar respeto a las criaturas mesozoicas, pero no temor. Desde hacía años, el colofón de sus actuaciones era aquel pino a una mano sobre la cabeza del tiranosaurio. Ese ejercicio volvía loco al público, que aplaudía de forma atronadora desde sus asientos. En la grada, se percibía esa íntima compenetración entre humano y reptil durante el número, en el que se sentía el respeto mutuo entre el enorme carnívoro y el reputado acróbata. Pero esa noche el hambre ganó al respeto. Ahora, este diseño de camiseta de Oliver Lake (a.k.a. Iota Illustration) para Threadless homenajea a aquel malogrado artista que no le tenía miedo a los dinosaurios. Puedes conseguirla por unos veinticinco dólares aquí.