Revista Cultura y Ocio

Dinero en la sala Porta Caeli

Publicado el 27 octubre 2012 por Ruta42 @ruta42
Dinero en la sala Porta Caeli

Dinero (Fotografías de Chusmi)

El trío de rock ecléctico -las influencias y matices en su música, son infinitos-, llegaba por primera vez a Valladolid para presentar su último trabajo discográfico, Año Perro. La misma fuerza con la que, hace cuatro años, asaltaran el panorama nacional, sirvió de hilo conductor para un concierto en el que repasaron casi al completo la totalidad de su repertorio. Ante un público, con Jesús Cifuentes (Celtas Cortos) como invitado de lujo, mayoritariamente joven que, aunque reducido -superaba por poco las cien personas-, estuvo vibrante y conectado tanto a grupo como a espectáculo.

Guitarra en mano, Sean Marholm y sus secuaces introducían en la sala un “Nuevo desorden mundial”. El público se atrevía ya a tomar la zona más cercana al escenario y coreaba los primeros compases de “Lo mismo”. Mientras el sonido compacto de la banda, afincada en Madrid, evidenciaba los cimientos de su propia fórmula para el éxito, Frenéticos ritmos de batería y variadas líneas de bajo, no dejaron de sonar en “Cómo, Cuándo, Quién” o “Difícil”. Esta última, con bases más funk y timbre británico.

Dinero en la sala Porta Caeli

La calidad de sus juegos vocales, superando las graves dificultades técnicas y sonoras que no conseguirían solventarse, aguantaban en el repertorio. “El momento perfecto” como primer recordatorio necesario hacia su primer trabajo, al que acompañó “UU.AA. (Utópicos Anónimos)”. Para seguir con “Difícil” y “16 horas de nieve”. La conexión entre el grupo cada vez era mayor, el sudor tomaba las tablas del escenario y debía tomar también las del auditorio, por lo que no dudaron en reclamar a su público en una colaborativa, de inmejorable resultado: “Vaya panorama”.

Con la potencia de una guitarra distorsionada que ejerce perfectamente una función más de acompañamiento que de virtuosismo instrumental, consiguen una conexión tribal idónea para dar mayor fuerza a un mensaje tan habitual como natural. Y ese muro de sonido no dejaría de ejercer su impacto en “Que más da” y “Tal vez”. Al igual que los movimientos, casi espasmódicos de Rubi Giménez, al bajo, durante todo el concierto tanto como en “Mi generación”.

Dinero en la sala Porta Caeli

Aún quedaba mucha cabellera que agitar en la cabeza de Ekain Elorza y, aunque se atrevieron a amenazar con que esta fuera la última, al terminar “Saboreal” la batería de “Mentiras” fue casi al instante reconocida. A estas alturas, Dinero ya lo había dicho todo. Aunque la oferta musical pudiera parecer homogénea en su conjunto, ya eran indiscutibles su éxito y gancho comercial. Y, en agradecimiento a su público, tras abandonar por primera vez el escenario, no tardaron en regresar.

La energía propia, y la del público también, aún no se habían consumido. Aplausos y voces -al unísono-, fueron la melodía propia de esta noche en “El fin del mundo” y “Trastorno bipolar”. Ni la lluvia, ni el frío o la fecha elegida para su celebración –un jueves-, echaron por tierra este concierto, y así podía confirmarlo la letra de “Enérgico, mágico, eléctrico”. “En invierno”, decidió visitarnos este grupo y muy agradecidos se despidieron de un público que, por un momento, consiguió desmarcarse del tópico que recorre las definiciones en cuanto a los habitantes locales. ¡Valladolid, sois la hostia!, gritó Sean. A lo que bien podría haber respondido el auditorio: ¡vosotros también!

Javier Luna Roldán

Dinero en la sala Porta Caeli

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