Qué diminutas van quedando las palabras grandes.
Qué injustas las leyes, qué blasfemia los discursos.
Cómo se cierran las puertas, cómo se apagan las luces.
Qué falsos los falsos profetas.
Qué presente más ausente.
Cómo será mañana cuando ya no sea tragedia.
Qué belleza quienes resisten.
Y qué inmensos son y serán los gestos pequeños.
Carlos Skliar
Resumen del voto parlamentario contra la educación
publica
Empate catastrófico
Los "héroes" que se hicieron acreedores a otro asado en Olivos (¿lo habrá?) fueron más o menos los mismos de la vez pasada: cuatro de los cinco radicales del caso jubilados repitieron sus votos de aquella vez, más alguna oportuna ausencia aportada por el peronismo antiperonista de Córdoba y Catamarca (una de sus diputadas fue la única de las 99 del bloque de "Unión por la Patria" que se ausentó), y especialmente el peronismo libertario de Jaldo en Tucumán, que sumó 3 votos a favor del veto.
(...) Las elecciones legislativas de medio término son dentro de un año, algo que en la Argentina de Milei (en proceso acelerado de descomposición social, económica e institucional) es un siglo. Con una encerrona institucional y un juego de suma cero que se describe en la apertura, y que parece tender a estabilizarse como modus vivendi del sistema, hasta que algo lo haga estallar por los aires. Otra vez: como en el 2001.
De hecho, éste nuevo triunfo pírrico de Milei le hizo quemar más cartuchos, y fortalecer una alianza con Macri en la que ninguno de los dos se quiere, pero están condenados a vivir juntos, compartiendo la suerte de este experimento con seres vivos, hasta el final. Siameses neoliberales que no pueden separarse, sin correr riesgo de vida.
Aunque nadie puede ser tan tonto de creer que las alianzas que Milei logró articular para sostener su decretocracia son fruto de su muñeca política, más que de las presiones del círculo rojo por sostenerlo, para que complete con su motosierra el tronchado final de lo que queda de la Argentina.
Por tercera vez: la cercana posibilidad de un final con convulsiones sociales y económicas con repercusiones institucionales al estilo del 2001 (cercana no quiere decir inminente, sino posible y verosímil) es consecuencia de otro comportamiento también endémico, que es el de nuestra élite económica: anteponer su voracidad por encima de toda otra consideración al punto de llevarse puestas en el camino -entre otras muchas cosas- a las instituciones.