El gran Enrique Morente fue un artista tocado por la varita de los elegidos, un hombre que buscó, traspasó los límites de los géneros, y con su cordura siempre salió victorioso.
Ahora, algunos de sus discípulos ilustres como J, Florent, Eric Jiménez y Antonio Arias le rinden tributo, desde el respeto más absoluto y sobre todo desde la admiración.
Pasajes que a muchos nos recuerdan al inmenso Omega, como la entrada a este mundo mágico que es Gloria; o la gigantesca Delante de mi madre, junto a Carmen Linares que nos pone de piel de gallina.
Pero también momentos en que queda clara la personalidad musical de los homenajeantes con canciones como El Loco o Donde pones el alma, puro Los Planetas, o Decadencia que nos remite a los Lagartija Nick más densos y psicodélicos posibles.
También dan lugar a atmósferas asfixiantes y apocalípticas, muy Joy Division, como me pareció leer en varios lugares y no puedo estar más de acuerdo, sobre todo en La estrella, donde la voz femenina de Soleá Morente es pura emoción. La producción a cargo de Martin Glover de Killing Joke le da ese aire internacional que necesitaba un trabajo de este calibre.
Un disco contenido a la vez que desbocado, envolvente y único, cargado de verdad y emociones auténticas, que temo que no sería capaz de disfrutar en directo, por su densidad o por mi falta de cultura, así a grandes rasgos, pero que en disco te eleva a otros lugares, como ya hacía el mago Enrique con su música y su inmensa voz salida de la misma alma.