Revista Música

Discos, por favor

Publicado el 05 septiembre 2011 por Lou Rambler
Me gusta que me hagan regalos. Sí, es raro, pero… ¿qué le voy a hacer?… me encanta recibir obsequios, desenvolver los paquetes quitando el papel poco a poco mientras mi curiosidad y emoción por saber lo que contienen se van acrecentando… Me gusta tanto que desde hace ya muchos años, con el fin de ponérselo más fácil a las buenas gentes que todavía tienen ánimos para mimarme de esta manera, y para que no digan que soy un tipo complicado de satisfacer, he dejado claro a todo el que me conoce que cuando se trata de regalos tiene muchísimas posibilidades de acertar si éstos tienen forma de disco y sirven para escuchar música. Y funciona. Incluso logré convencer de ello a mi madre, quien no terminaba de comprender cómo aquella horrible música que yo escuchaba podía hacerme más feliz que las maravillosas y coloridas prendas que ella se empeñaba en regalarme... Recuerdo que en mi último curro, unas Navidades, organizamos un "amigo secreto" entre toda la gente de la empresa. Como yo era casi un recién llegado y mis compañeros no sabían de mi extraña afición, empecé a ir diciendo por ahí, como quien no quiere la cosa, que lo que a mí me gusta es que me regalen discos… dejando además caer la coletilla “preferiblemente de rock”…, como no podía ser de otra manera, alguien captó la indirecta, y llegado el momento fui felizmente obsequiado con el recién salido y largamente esperado “Chinese Democracy”. Que sí, lo digo en serio, esa porquería de disco me hizo muy feliz y lo consideré un gran regalo de Navidad… Joder, era el “Chinese Democracy”, diez años escuchando hablar de él… ¿Cómo no iba a querer comprarlo, aunque sólo fuera para cagarme en el cretino de Axl? Y así lo hice… pero igual me hizo muy feliz y es el mejor recuerdo que guardo de ese compañero de curro.
En esta ocasión todas las bendiciones y agradecimientos van para mi padre. La semana pasada me mandó un paquete (los que leen el blog hace tiempo probablemente sepan que hace un año emigré a Perú), y en el interior… dos discos… ¡Dos discos! ¡Coño, qué felicidad! La verdad es que eran discos que, de no haber sido por medio de un regalo, probablemente nunca hubieran llegado a mis manos, mi larga lista de prioridades en ese sentido no me lo habría permitido, pero aun así estoy feliz con ellos, porque además, por el tipo de discos que son, se nota que mi padre se lo ha currado para tratar de mandarme algo que me guste, se ha esforzado… y eso no tiene precio. Para que os hagáis una idea de la sensibilidad musical de mi padre diré que, cuando de niño le pregunté, lleno de sincero interés y curiosidad, que quiénes eran los Beatles, me dijo por toda respuesta que eran unos melenudos que gritaban mucho y se quedó tan ancho (y yo tan desilusionado). Y ese viejo, mi viejo, de 73 años, se ha ido a una tienda de Palma de Mallorca y me ha mandado a Perú un disco de Artic Monkeys y otro de ¡Fountains Of Wayne!... No sé, pero a mí me pareció casi surrealista… y encantador. Maravillosamente encantador. Por supuesto me he dado el tiempo de escucharlos detenidamente para comentarlos aquí. Es lo mínimo que puedo hacer. Ahí va:

DISCOS, POR FAVOR

Fountains Of Wayne – “Sky Full Of Holes” (2011): Recuerdo que conocí a Fountains Of Wayne a finales de 2003 con motivo de la excelente crítica que recibió su disco de ese año, “Welcome Interstate Managers”, un lujoso trabajo de power pop melódico y lleno de matices, que no tardé en adquirir y que creo que fue de lo mejor de aquel año. Pero la verdad es que después de eso, nada, me olvidé de ellos por completo y no los volví a escuchar, ni me volví a interesar por lo que habían hecho antes ni después de aquello. Hasta ahora. “Sky Full Of Holes” es un disco que se deja escuchar con agrado de principio a fin, power pop de guitarras, lleno de buenas melodías, por momentos algo simple y dulzón, y con alguna incursión en los sonidos del country y del folk. En algunos temas me recuerda a los primeros REM, o a Long Ryders y le veo alguna similitud con el último disco de The Decembrists, aunque para mi gusto queda muy lejos de la inspiración y genialidad de todos los mencionados, quedando como un disco con altibajos en el que sin embargo no faltan buenos y disfrutables temas como “A Dip In The Ocean”, “Workingman’s Hands”, “A Road Song”, “Richie And Ruben”, “Hate To See You Like This”, la vital y alegre (con trompeta incluida) “Radio Song” o esta “The Summer Place” que abre el disco de manera excelente.

DISCOS, POR FAVOR

Artic Monkeys – Suck It And See (2011): Aquí creo que subimos un peldaño y nos ponemos con un disco de muchísimo nivel y que me ha sorprendido, pues, después del único tema que había escuchado del mismo, un “Don’t Sit Down ‘Cause I’ve Moved Your Chair” muy en la onda de Oasis y que me hacía presagiar que los monos árticos no andaban muy inspirados, no esperaba encontrarme con el artefacto que finalmente sonó en mi reproductor. El disco para mi gusto tiene dos partes, un primer tramo en el que dejan clara su gran versatilidad con un puñado variado de temas en el que no hay ninguno malo y sí un par de ellos buenísimos (“Black Treacle”, “The Hellcat Spangled Shalalala”), y en el que predominan los sonidos más ásperos y aguerridos, y una segunda parte, que comprende las cinco últimas canciones, que es la que me ha tocado la fibra y la que definitivamente me ha sorprendido y convencido. Y es que en esos cinco extraordinarios temas que van desde “Reckless Serenade” hasta “That’s Where You’re Wrong”, la voz de Alex Turner suena tan sabia, madura, cálida y elegante al entonar sus inspiradísimas melodías, con el contrapunto además de un agudo sonido de guitarra cercano a mis “guitarras limpias”, que su escucha se convierte en un deleite y una auténtica caricia para los oídos, haciéndome pensar por momentos en nombres como Paul Weller o Ray Davies, tipos de los que, sin ser un gran conocedor, estoy atrapado de un tiempo a esta parte gracias a la siempre benefactora influencia de Joserra y su Land. Pues eso, “Suck It And See”, una estupenda y agradable sorpresa de los Artic Monkeys. Un gran regalo.

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