Publicado Lunes 29 septiembre, 2014 De Zona Vital
En la sociedad actual pareciera que a las mujeres se nos demanda demasiado. Más allá de nuestros roles como creadoras de vida, amas de casa, esposas, formadoras, también está la exigencia profesional y la participación activa en muchas otras facetas.
Sin embargo, es propicio saber que en cada rol de nuestra vida debe imperar el autoreconocimiento y la identificación en cuál estamos.
“Usualmente en cada mujer internamente predomina lo que en psicología jungniana llaman un arquetipo según el momento de su vida, por ejemplo en las jóvenes predomina el de la doncella, joven entusiasta por nuevos proyectos, llena de vitalidad y sueños, después predomina el de la madre o mujer realizada que construye sus sueños, fértil, comprometida, plena. La sensual Venus Afrodita lo viven las mujeres cuando contactan con su sensualidad y belleza, con el placer,y así”, nos comenta Alicia Nuñez (@spacioemocional), psicóloga clínica y profesora universitaria.
Desatender nuestros propios ritmos nos ha traído como consecuencia el sentirnos culpables, por ejemplo, una de las más conocidas la “culpa que acompaña la maternidad”. Acerca de esto, Alicia señala que la maternidad nos impulsa naturalmente a entregarnos a nuestros hijos y muchas madres en puerperio (de 0 meses a 2 años aproximadamente) se desesperan porque la sociedad les exige realizaciones intelectuales o profesionales, dinero para mantener a la familia, y la pareja exige amor y entrega sexual”. Pero tenemos que aprender a distinguir el momento adecuado para cada aspecto. Ya que los niños necesitan ser criados, nutridos y acompañados por el amor de su madre. Y obviamente, una madre que se reconozca a sí misma y respete cada uno de sus espacios será más enriquecedora para el núcleo familiar.
Cómo aminorar la culpa
Para disminuir la culpa se requiere un trabajo interno. Una madre que se culpa tiende a ser rígida y severa consigo misma, se angustia con facilidad y así no puede contener a sus hijos. Se requiere de una revisión personal, la cual recomienda que sea acompañada por profesionales de la psicología.
Buscando el centro, el viaje hacia la feminidad conectada
En este sentido, Alicia nos cuenta que lo primero es descubrir que eres mujer, diferente, con tus heridas y tus limitaciones, con tu poder e instintos. De ahí, pasar a sanar heridas, la historia personal, la psicoterapia y el desarrollo de la propia creatividad es vital para las mujeres, descubrir el poder sanador de compartir y ser hermana de otras mujeres, de recibir protección y darla a otras, descubrir que somos útero que contiene, alimenta y transforma, primero a sí misma, después a nuestros hijos y a quienes nos acompañan.
Compartir las diferentes etapas de la vida de las mujeres: niñas, adolescentes, adultas, ancianas, y lo que ocurre en nuestros cuerpos, en ellas y en nuestra vida anímica. En fin, estar conectada con ser mujer, desde sí misma y desde el compartir las diversas experiencias con otras mujeres. Asimismo, el conocimiento de los ciclos naturales, incluyendo el ciclo menstrual, y contactar con las emociones relacionadas a cada etapa.