Si durante un tiempo ha parecido que el grafitero Bansky estaba menos activo o tal vez tenía un numero algo menor de nuevas intervenciones y pinturas, era porque estaba “tramando algo”, algo muy grande y que no ha dejado indiferente a nadie.
Dismaland es una brutal crítica a todos los parques temáticos, con mayor énfasis en Disneyland del que coge parte del nombre y el estilo de las letras corporativas de la marca de la factoría infantil.
Para ponernos en situación, el parque parece estar completamente en ruinas, aunque esté a pleno rendimiento, pues se estrenó a mediados de este mes de Agosto, y todos sus trabajadores van caracterizados con las mismas pintas aparentes de dejadez, mugre y miseria, aunque todo forma parte de la maravillosa puesta en escena del desconocido y misterioso Bansky.
A la entrada del parque, como en muchos de ellos y otros sitios públicos se pasa por un control de equipaje. El cacheo de rigor se realiza en unas dependencias realizadas a base de cartón blanco y POSCA negro. Tanto los “lectores”, como los “escáneres” como las camisas de los agentes siguen la misma línea y llevan, obviamente, la misma firma. Todos los empleados cumplen escrupulosamente su papel y se muestran asqueados, al borde de la depresión, desquiciados por tanto público y manifestando sus quejas constantemente.
Una vez se accede al recinto temático, como no podía ser de otra forma, se encuentra el mapa y una noria, en cada rincón del parque se encuentran elementos que bien podrían estar en el mejor parque de atracciones del mundo y, a su vez, un elemento realista que obliga al visitante a ir más allá de lo que está viendo.
Una cenicienta ha sufrido un accidente de carruaje en el interior de un túnel y yace en mitad del suelo mientras una patera con decenas de niños harapientos navegan en mitad de una fuente sin movimiento ni vida alguna en sus aguas. Entre líneas podemos entresacar el misterio de la princesa Lady Diana reflejada en la cenicienta y la cantidad de niños y adultos que navegan contra viento y marea en botes con pocas esperanzas de éxito para poder cumplir “el sueño europeo”.
Bansky, el artista que ha pintado el muro de gaza, que ha conseguido crear una marca sin rostro, que es capaz de colarse en los muros de todas las ciudades… ha conseguido superarse en esta ocasión rompiendo con todos los estereotipos de parque de atracciones.
Pese a lo deprimente del entorno, son muchas las instalaciones y obras de arte que se concentran en Dismaland, la mayoría de Bansky, pero no todas. Para este proyecto ha contado con la colaboración de muchos artistas entre los que se encuentran los españoles ESCIF y Paco Pomet, entre otros grandes del Street Art como Damien Hirst o Jenny Holzer.
El enclave escogido para la ocasión fue, hasta el año 2000 Tropicana, un parque de atracciones que como muchos otros tuvo que cerrar sus puertas debido a la falta de ingresos.
Todo el proyecto se ha llevado en secreto, incluso para los vecinos del lugar dónde se ha levantado a quienes se les había comunicado que el revuelo dentro de la antigua Tropicana era debido a que en su interior se iba a rodar unas escenas de una película de Hollywood.
Si quieres visitar esta megainstalación del grafitero, tienes que darte prisa y volar hasta Weston-super-Mare en Bristol, Inglaterra, pues el Dismaland solo estará disponible hasta el 27 de Septiembre. La entrada cuesta apenas 3 libras esterlinas y hay unas 4000 entradas al día para el público de la calle que quiera visitarlo.
A demás, el atractivo turístico puede ser otro…. y es que probablemente, uno de los rostros que están trabajando en este parque sea el propio Bansky, ¿será el policía de la entrada?, ¿la guía de la noria?, ¿el soldado imperial que desfila sin rompo por las calles de Dismaland?, o ¿tal vez esta chica que sujeta los globos de “I am an imbecile”? …
¿Qué os ha parecido el proyecto? ¿Pensáis viajar? Si lo tuvierais más cerca de casa, ¿os acercaríais?