Revista Psicología

Distorsión cognitiva 8: Etiquetación

Por Eredolosi @redolosi

  “Renuncia a definirte, y a definir a los demás. No morirás, entrarás en la vida. Y no te preocupes por cómo te definen los otros. Cuando te definen, se están limitando, de modo que ese es su problema.” Eckhart Tolle.

Esta distorsión es una forma extrema de generalización excesiva. En lugar de describir tu error. le pones una etiqueta negativa para ti mismo: “Soy una perdedora”. Cuando la conducta de alguien no te sienta bien, le pones otra etiqueta negativa “Es un envidioso”. La atribución de etiquetas erróneas implica la descripción de un hecho con un lenguaje muy vívido y con una gran carga emocional.

Ponerte etiquetas personales significa crear un imagen de ti mismo completamente negativa basada en errores. La filosofía en la que se basa es: “La medida de un hombre la dan los errores que comete”. Puedes sentir probablemente la tentación de poner etiquetas cada vez que describes tus errores, utilizando oraciones que empiezan con las palabras “Soy una….”. Por ejemplo, cuando te equivocas varias veces en algo, puedes decir: “Soy una perdedora nata”, en lugar de decir “Me he vuelto a equivocar”.

Ponerte etiquetas a ti mismo no sólo es contraproducente; es irracional. Tu ser no puede igualarse a ninguna cosa que hagas. Tu vida es compleja y siempre en continuo cambio de pensamientos, emociones y acciones. Para que lo entiendas bien, somos más parecidos a un río que a una estatua. Deja de definirte con etiquetas negativas, son demasiado simplistas y erróneas.

Cuando etiquetes a otras personas, invariblemente acabarás generalizando hostilidad. Un ejemplo común es el jefe que ve a su secretaria  ocasionalmente irritable como “una bruja poco colaboradora”. A causa de esta etiqueta, le guardas rencor y aprovechas cada ocasión que tienes para criticarla. Ella, a su vez, le impone la etiqueta de “machista insensible” y se queja de él en cuanta oportunidad se le presenta. De modo que una y otra vez se atacan mutuamente, centrándose en cada debilidad o imperfección como prueba de la inutilidad del otro.

Poner etiquetas erróneas significa describir un hecho con palabras que son inexactas y con una gran carga emocional. Por ejemplo, una mujer que estaba haciendo una dieta se comió una porción de helado y pensó: “Qué asquerosa y repulsiva que soy. Soy una cerda“. ¡Estos pensamientos la hicieron sentir tan mal que se comió el kilo completo que contenía la caja.

¿Cómo detectarla?

Cuando vemos a los demás o a nosotros mismos con criterios generalas de ser de una determinada manera, ignorando otros aspectos.

Cuando nos escuchamos diciendo “Soy un…”, “Es una…”, “Son unos…”, etc…

 

¿Cómo combatirla?

La forma de eliminarla es bien sencilla basta con buscar los casos que escapen de la etiquetas que hemos puesto y preguntarnos “Yo soy así 100%, o hay otros aspectos de mi que son diferentes a esa etiqueta?. Hacer lo mismo cuando calificamos a los demás.

Con toda esta reflexión nos quedamos con la idea de que tenemos que ser más flexibles y dejar de etiquetar a nosotros mismos y a los demás. Al principio, y si eres de los que utiliza a menudo esta forma de ver la realidad, te costará mantenerte al margen y no incluir a los otros en categorías estables y fijas. Pero a la larga notarás que la vida es mucho más sorprendente y motivadora  si eliminamos esta distorsión.

MIs mejores deseos para esta semana…

 


Volver a la Portada de Logo Paperblog