Desmesura, Prudencia y Gloria.
Si me hago llamar "La Desmesurada" me siento en la obligación de justificar con hechos el sonante apelativo. No se trata de ir por la vida esgrimiendo adjetivos que exceden en talla a su servidora. Quien escribe -mujer a la que sus padres registraron civilmente como Paula- es un ser fuera de medida en todo lo que se propone seriamente en la vida. Todo. Quisiera pronunciarme con orgullo sobre mi desmesurada cosmovisión, pero la desmesura tiene sus asperezas. Por eso que dicen las personas prudentes sobre los excesos y la bondad. La señora Prudencia nunca fue mi amiga, lo confieso y si bien cada tanto me castiga por mis excesos mundanos, ser La Desmesurada tiene sus momentos de gloria. Así que, entre Desmesura, Prudencia y Gloria, esta entrada es el más extraño de los tutoriales DIY. Un tutorial al mejor estilo desmesurado.
Es una cuestión de actitud.
Un férreo sentido del propósito puede ser la cualidad más evidente de mirar el universo desde su costado más generoso. Si sos una desmesurada o conocés una de la especie, sabrás que cuando decidimos cumplir una meta, se necesita levantar una muralla -literal o metafórica, vos verás- para detenernos, Y ni así. Por eso, a pesar del celular extraviado, el chip averiado y la computadora temperamental, yo voy escribir dos post: uno para dar mi visión sobre cómo redactar un tutorial DIY y otro para participar en los finde frugales de Colorín Colorado. Veamos Paula...salvo que te estés enfrentando a los primeros signos del apocalipsis tecnológico, esos post se publican: hoy (para acompañar a Marce y las almas creativas que participan de su frugalidad) y mañana (para suplir la ausencia del miércoles que todavía no me puedo perdonar) El gran tema, entonces, no son los obstáculos, sino la actitud con la cual se los enfrenta. Escribo en el medio de los cerros con una conexión limitada y antojadiza, mi computadora renunció al esfuerzo evangelizador de la palabra, el chip de mi celular decidió que terminó su vida útil, Camilo manchó con tempera fucsia una pulcra remera blanca de no-marido, colapsó el calefón y engordé tres kilos mientras me rasco la alergia a no sé qué..., pero una desmesurada no se detiene por tan poco. No sé vos, pero yo me creí el enunciado sobre la actitud. Llego con retraso pero llego. A contarles cómo se hace un posavasos XL. Porque el posavasos es tan desmesurado como yo.
La taza extra-large y su posavasos DIY.
Qué pasa cuando tenés dos listones de madera sobrantes de tu proyecto de organización con estantes y varios posa-fuentes de madera natural adquiridos porque-para-algo-van-a-servir....Comprás una taza gigante para que se justifique la existencia de tanto bártulo transformado en posavasos de escritorio. Es un pensamiento tan obvio, que me cuesta entender cómo ni no-marido no logra seguirlo en su totalidad:
- No mi amor, no compré una mega-taza. Hice una "cosa" con las tablitas que dejó el carpintero y se parece a un posavasos, así que necesitaba una taza.
Para usarla yo sola con todo el egoísmo posible en una familia de tres. Para disfrutarla en el escritorio, mientras escribo los post de La Desmesurada. ¿Por que? Porque sí. Porque la taza es tan ridículamente grande y blanca que me pareció que pertenecía al posavasos y a quien suscribe. Si ese hombre -o cualquier otro- necesita lógica causal, que lea un manual. En mi universo desmesurado las tazas extra-large son necesarias para justificar esto:
No es para colgar bijouterie, aunque podría serlo. Ni para pinchar papelitos olvidados de entrevistas posibles. Tampoco es un xilófono descolorido, aunque esta versión desde la estatura de Camilo no deja de tener su encanto. Es un posavasos desmesurado. Hecho con dos listones, dos posafuentes de madera natural y algo de silicona líquida. Estuve tentada de usar clavos sin cabeza, pero mientras la silicona resista el uso, con ella me quedo.
Cuando mi escritorio sea un caos de papeles, cintas, troqueladoras y lápices...entonces él va a permanecer incólume en su rincón, sosteniendo la taza del café con leche. Lo que suele suceder hasta el momento es que, cuando mi escritorio parece una trinchera, nunca encuentro dónde apoyar ni vasos ni tazas. Ergo: los apoyo en cualquier lado. ¿Consecuencias? No será la primera ni la última vez que mancho con una aureola acuosa desde banderines decorativos a facturas de servicios.
Y así es que llega a su fin la más simple de las historias para quienes necesitan un DIY de cinco minutos y cero implicación de las musas creativas. Para aquellas que son más serias y tienen verdaderos tutoriales por escribir en los días venideros -de esos que yo agradezco profundamente- las espero mañana, para que juntas reflexionemos sobre las formas posibles de la escritura de un "paso a paso". Me despido hasta mañana, feliz con mi taza desmesurada, su posavasos y las tunas artificiales regaladas con amor. Cuando me canse...lo pinto de colores y me hago un xilófono. ¡Feliz fin de semana!