La educación es un derecho fundamental y la herramienta más efectiva de lucha contra la pobreza y la exclusión. Pero ¿se da la debida importancia al papel que desempeñan los profesores y profesoras? ¿Sus condiciones laborales son adecuadas? ¿Las sociedades reconocen realmente su cometido? El 5 de octubre se celebra el Día Mundial de los Docentes.
En la actualidad, docentes de todo el mundo siguen afrontando problemas derivados por la falta de personal, la escasa capacitación y la baja consideración social. Por eso este año, la UNESCO bajo el lema: “Empoderar al profesorado para construir sociedades sostenibles” pretende señalar su rol activo y crucial en la educación. Los docentes no son sólo un medio para alcanzar objetivos sino que se constituyen como actores decisivos en la construcción de una educación de calidad y en consecuencia, de sociedades más sostenibles.
Especialmente en las comunidades pobres y en los países afectados por conflictos, una docencia de calidad puede literalmente cambiar la vida de los niños, ya que los prepara para superar los desafíos, para desarrollar su potencial y contribuir a un futuro más justo y sostenible.
Según datos del Instituto de Estadística de la UNESCO (UIS), se calcula que para alcanzar el objetivo de la educación primaria universal de aquí a 2020, los países deberán contratar a un total de 12,6 millones de maestros de primaria.
Irina Bokova, Directora general de la UNESCO, ha señalado que “hoy, en un momento en que la comunidad mundial se une en torno a los nuevos objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la función de los docentes adquiere la máxima importancia”.
Por ese motivo, entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Cumbre de las Naciones Unidas se incluye un objetivo específico vinculado a la transformación del rol docente. De aquí a 2030 se propone que “aumente sustancialmente la oferta de docentes cualificados, en particular mediante la cooperación internacional para la formación de docentes en los países en desarrollo”.