Revista Cine

Doctor Zhivago

Publicado el 16 noviembre 2011 por Moviefan

Doctor Zhivago
Título Original - Doctor ZhivagoAño - 1965Director - David LeanElenco - Omar Sharif, Julie Christie, Ralph Richardson, Geraldine Chaplin, Alec Guinness, Tom Courtenay, Siobhan McKenna, Rod Steiger, Rita Tushingham, Klaus Kinski
Zhivago es médico y poeta. Sus manos son el instrumento sanador. Con ellas cura cuerpos, restaña las heridas materiales producidas en el hombre por el hombre. Con ellas, cuando escribe, procura dar alivio a las heridas sin costura del espíritu, acaso más profundas. ¿Quién duda de que la cicatriz de Strélnikov sea más interna que exterior?
Más allá de las imágenes excepcionales, fascinantes, grandiosas, sobrecogedoras y perfectas; más allá de la precisa metáfora de la balalaika, desbordante de colores vivos entre paisajes grises; más allá del mecanismo visual hermosamente matemático; más allá de la exactitud milimétrica en el diseño del vestuario, en el trazado de los personajes, en la puesta en escena, en el uso de la luz, en los encuadres, en la composición de cada plano. Más allá de la maestría narrativa, de la belleza de Christie y de Sharif. Más allá, digo, de los aspectos técnicos de la película, Doctor Zhivago es el retrato milagroso del alma de un poeta.
Yuri Zhivago busca sin descanso una ventana, una abertura, un pasadizo, que le permita escapar de la cárcel más inmensa que pueda concebirse. Una cárcel tan grande como el mundo. A Yuri le basta con un mínimo cuadrado que le deje ver el cielo, con su hijo, en un vagón repleto de personas; le basta con un cerco de luz en un cristal cubierto por la escarcha. Le basta con el sol, el aire, la luna o las estrellas.
Pero en la cinta no encontramos sólo campanitas del lugar y atardeceres. La narración es inmisericorde con sus habitantes. Komarovski (un espléndido Rod Steiger) hubiera situado con cinismo socarrón el agujero de escape para Yuri entre las piernas de Larisa.
Nunca sabemos si las separaciones serán irrevocables: los individuos no son quienes hacen la Historia; la Historia les pasa por encima.
“Si encienden las estrellas / es porque alguien las necesita, ¿verdad? / alguien desea que estén, / alguien llama perlas a aquellos salivazos”, nos dice Mayakovski, el gran poeta de la Revolución.
David Lean convierte el salivazo que es la vida de sus personajes en perlas para los sentidos. Nos enseña, sin palabras, los versos de Zhivago. (Servadac: Filmaffinity)

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