Revista Cultura y Ocio

Documentales que hay que ver

Publicado el 08 abril 2015 por Molinos @molinos1282

Documentales que hay que verDocumentales que hay que verEsto va de documentales: 
Hay muchísima gente (muy pocos lectores de este blog, todo hay que decirlo) que ante la palabra documental salta para atrás, imagina algo en blanco y negro, con voz en off y aburrido. Otros muchos piensan en animalitos que en un primer momento parecen inofensivos pero luego son fieras que devoran a sus crías... Otros, consideran los documentales un género soporífero, fabuloso para conciliar el sueño. Algunos creen que Iker Jimenez y su programa de patochadas es un documental. 
Los documentales son como las películas de cine, las series de televisión, los libros o la música. Los hay buenísimos y los hay desastrosamente horribles. 
En un documental, como en una película, importa tanto la historia real que quieran contarte como la manera de hacerlo. Importa el qué y el cómo. Mucha gente, incluida la que los hace, creen que si el tema es impactante, macabro, muy muy preocupante o espectacular, la forma da igual. Otros piensan que una forma "original" compensa un argumento intrascendente e idiota: estos se conocen como docu-arte y la mayoría son de una pretenciosidad sin límites, se exhiben en galerías de arte detrás de una cortina negra, o en 20 monitores, y dan ganas de estrangular al supuesto artista. 
Me estoy yendo por las ramas, que es algo que les ocurre a muchos documentales. Empiezan con tirón, divagan, mariposean, pican, pinchan, aburren, se terminan y te quedas con cara de ¿Yyyyy?
Este post va de cuatro documentales que HAY que ver. 
Grey Gardens. Se rodó en el otoño de 1973 y se estrenó en 1976. Jacqueline Kennedy y su hermana Lee contactaron con los hermanos Maysles para que rodaran un documental sobre su vida y su familia. Por supuesto, no contaban con que los Maysles pasaran pronto de ellas y se centraran en su prima y su tía anciana, que vivían en una casa ruinas en East Hampton. 
Los Maysles vieron el filón y convencieron a las susodichas para grabarlas y hacer una película con ellas. El resultado es este documental de hora y media montado a partir de todo el material que rodaron mientras prácticamente vivían con ellas. 
Las dos habitan un mundo irreal, en la casa en ruinas, echándose en cara oportunidades perdidas, recordando los viejos tiempos y con muchos gatos. 
Aparte de los dos personajes y el morbo de su relación con Jacqueline Kennedy, el documental tuvo muchísimo éxito en su momento porque parecía rodado sin intervención del director, como si se hubiera limitado a grabar y mostrar. Era algo novedoso por entonces, e impactante. Ahora, estamos hartos de ver producciones con este tipo de rodaje y sabemos (o por lo menos deberíamos saber) que nada es tan sencillo y que en todos los documentales hay una labor de edición y montaje que es la que crea la historia. Otra edición y otro montaje contarían otra distinta. 
Man on the Wire. En 1974, un francés menudito y con pinta de elfo chiquitín se paseó durante 45 minutos sobre un cable de acero extendido entre las Torres Gemelas de Nueva York. Aunque el paseo puede parecer lo más espectacular, y ciertamente lo es, el documental le dedica poco metraje. Se centra en contar la historia de Philippe Petit, su vida, su obsesión con las Torres, su megalomanía, su afán de protagonismo y la construcción de su personaje. 
El propio Petit, su novia de entonces, varios de sus amigos, y conocidos que reclutó para el plan, van contando cómo era Petit, cómo se gestó el plan y cómo vivieron la aventura. 
Lo mejor de esta historia es justamente eso, el relato de las relaciones entre los protagonistas: la construcción de un sueño y, después, su "explosión".  Aviso que Petit "hace bola". 
Grizzly Man. Este es un auténtico locurón. Es tan impactante, tan alucinante, que las princezaz se lo tragaron entero a pesar de estar en versión original y con subtítulos. Creo que hasta dejaron de respirar mientras literalmente se les salían los ojos de las órbitas viendo a Timothy Treadwell. 
¿De qué va esta historia a mitad de camino entre un documental de animalitos sanguinarios de la 2 y un capítulo de Doctor en Alaska? Pues está también a mitad de camino entre la locura de las primas de Jacqueline Kennedy y la creación del personaje de Petit. 
La figura y la historia de Treadwell está contada por Werner Herzog de manera magistral. Lo que parece una simple crónica de un hecho dramático e impactante, la muerte de Treadwell devorado por uno de sus amados osos, se convierte en la reconstrucción de un personaje que se va mostrando ante la cámara con una multitud de facetas que provocan en el espectador todo tipo de emociones: incredulidad, sonrojo, vergüenza ajena, incomprensión, pena, compasión, simpatía y tristeza. 
La inmensidad del paisaje de Alaska, la supuesta "amorosidad" de los grandes osos grizzlies y las cáusticas observaciones de los que conocieron y trataron a Treadwell, "Algo así tenía que pasar", crean una atmósfera entre tierna y cómica en la que la figura de Treadwell, en un principio un chalado amante de los osos, se va despojando de sus capas hasta mostrar una realidad que te impacta. 
Nota: no hay nada truculento ni sangriento en las imágenes. Es la maestría de Herzog narrando la que crea la tensión y el horror. 
Exit through the gift shop es el último de mis documentales recomendados. Todo el mundo sabe quién es Banksy (y si no lo sabéis, vergüenza debería daros) y ha visto alguno de sus trabajos. Artista callejero, grafitero, pintamonas, pintaparedes, gamberro, puede parecerte lo que sea, pero lo que hace en este documental (¿o es un falso documental?) es una genialidad. 
Volvemos a la técnica de Grey Gardens. Parece que todo es grabado directamente, que la historia es tal y cómo nos la cuentan, que Banksy ha cogido la historia de Thierry Ghetta, un tipo obsesionado con su videocámara y el arte callejero, y nos ha contado su historia, la de ambos: la del artista y la del documentalista aficionado que consigue su confianza. 
Aprendemos de arte callejero: nombres, técnicas, inicios, artistas, peligros, precios, proyección y, cuando confiadamente creemos que ese es el tema del documental, la historia da un giro que literalmente lo vuelve todo del revés. 
Banksy consigue meter al espectador en su mundo, crear tensión, presentar personajes y dejar al espectador boquiabierto y sorprendido. Además, hace una crítica descarnada y brutal de la mercantilización del arte y de los artistas. 
Una maravilla. Un genio. 
De vez en cuando, conviene dejar la ficción de lado, no entontecerse con frivolidades absurdas y ver un documental para aprender, entretenerse, disfrutar, horrorizarse y ser consciente de la cantidad de historias increíbles que hay por el mundo esperando a que alguien quiera y sepa contarlas. 
Espero que os gusten. O arderéis en el infierno de la gente sin criterio que comenta Casados a la primera. *Todos están disponibles enteros en You Tube. 

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