Dominio de Berzal Parcelas Viura 2020

Meridiano: Obra de Nestor Barrenetxea (1960)

Una vez recibí las muestras, y antes de probarlo, ciertamente me dejó fascinado la etiqueta de esta colección de vinos, esa «no etiqueta» transparente que permite ver con claridad el vino que se protege en esta botella. Su autor es Nestor Barrenetxea, fallecido en 2014. Una de sus últimas obras fue entregada a la Familia Berzal, homenajeando las parcelas y los paisajes de la Rioja Alavesa, y sus viñedos, siendo esta obra trasladada a la botella. He tenido que bucear bastante en la red para buscar trabajos de este artista polifacético, nacido en Bermeo en 1924, que salió al exilio y que volvió a España en la década de los años cincuenta, curiosamente cuando la familia Berzal empezaba a elaborar su vino a granel. Escultor, pintor, arquitecto y hasta cineasta, se codeó con artistas del tamaño de Jorge Oteiza o Eduardo Chillida. Una de sus obras más populares es suIzaro de 1982, que preside la Sala de Plenos del Parlamento Vasco. También realizó trabajos escultóricos como Urbidea , obra que él denominaba «embudos abiertos hacia el cielo» y que se encuentran en la presa de Arriaran, o La Paloma de la Paz en la playa de Zurriola en San Sebastian. El viaje, algo deslavazado por internet de sus obras, nos permite acercarnos un poco más a este genial artista vasco. Os animo a viajar también por su poliédrico mundo, gracias al catálogo que encontraréis clicando en la primera imagen de esta entrada, sobre su obra Meridiano.

«No convierto esculturas en edificios. Lo que yo convierto en arquitectura es un concepto escultural, partiendo de mi propio trabajo. Llego a la arquitectura desde la escultura».

Nestor Barrenetxea en el catálogo de la exposición ‘Volumetrías Arquitectónicas’ que en el año 2003. Fuente El Correo Vasco

Ilargi Amandre (1972) , obra de la Cosmogonia Vasca de Nestor Barrenetxea

El Dominio de Berzal Parcelas Viura 2020 está elaborado por la Bodega Dominio de Berzal, desde Baños de Ebro, y pertenece a la D.O.C. Rioja. Esta bodega familiar arrancó a finales de los años cincuenta del S.XX, aunque la bodega como tal es de 1999. En la actualidad, la bodega está a cargo de tres hermanos, José Luis, Juan Mari e Íñigo Berzal, quienes siguen los pasos del fundador José Luis Berzal Martínez, buscando el eterno equilibrio entre tradición e innovación. Sus cincuenta hectáreas de viñedo, situadas en cinco municipios cercanos a Baños, producen un 80% de tempranillo, 10% de viura, graciano en un 5%, y el resto una amalgama de castas como malvasía, garnacha blanca o maturana, mayoritariamente plantadas en vaso. Este vino está elaborado con viura, de una parcela de más de 50 años, llamada El Peregigo, formada por suelo arcillo calcáreo, a una altura de 520 metros. La uva fermenta en depósito de hormigón en forma ovoide, durante veinte días, y luego tiene una crianza de seis meses en el depósito de cemento. Es una producción pequeña que alcanza las 1800 botellas. Presenta un color dorado muy muy pálido, limpio y brillante; en nariz se muestra tímido, con una intensidad aromática muy justa, con notas de pomelo y manzana verde, y suaves notas cítricas; en boca buena entrada, amable, afinado por el ánfora, acidez muy justa, cuerpo medio, algo de bollería, con un final amargo muy interesante y una discreta persistencia.

Tras probar el vino dos días seguidos, como suelo hacer siempre, mi sensación es que no conecté con él, como si me hablará en otro idioma, fue un crucigrama que no pude resolver. Probablemente fuese cosa mía, porque el vino me gustó, aunque me levantó el banderín desde la banda, marcándome fuera de juego. Puede que el espíritu geométrico de Barrenetxea también apareciese en el alma del vino. Está claro que es una viura diferentemente tratada y hay que estar preparado para ella. Un vino que ha recibido 94 puntos Atkin en la edición de 2021.

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