Michel Houellebecq.
Todo el mundo busca a Houellebecq últimamente. Resulta que debía cumplir con algunos compromisos editoriales en Holanda y no se ha presentado. No responde e-mails, el teléfono ni a la puerta de su casa. En La Vanguardia explican todo eso:El escritor francés Michel Houellebecq (Reunión, 1956 o 1958), último premio Goncourt por su novela El mapa y el territorio se ha hecho célebre, sobre todo, por su obra literaria, que refleja como pocas el vacío vital del hombre contemporáneo y aborda temas como el turismo sexual, el sadomasoquismo o la clonación, pero también –un poco– por su personalidad extravagante. Esta semana, tenía que emprender un tour por varias ciudades de Holanda y Bélgica para hablar de sus libros y no se ha presentado ni dado ninguna explicación a los organizadores, que tampoco consiguen localizarlo. No responde sus emails desde junio, ha suprimido su perfil en Facebook y cambiado de número de teléfono. Internet hierve con las especulaciones más disparatadas sobre su paradero. ¿Dónde está Houllebecq?, se pregunta la comunidad literaria internacional. "No sabemos qué sucede –ha dicho Barbara Simons, portavoz de los organizadores del tour literario–, es extraño, no tenemos noticias y él no ha llegado". Se le esperaba el martes en Amsterdam, para que leyera fragmentos de su última novela y concediera diversas entrevistas. Entre el 12 y el 15 de septiembre, tenía programados actos en Amsterdam, La Haya y Bruselas. Ni Flammarion (hasta última hora de ayer) ni su agente literario, ni su traductor al holandés ni sus editores españoles tenían noticia del paradero del escritor y llevaban más de dos meses intentando contactar con él en vano. El diario Le Parisien apunta que el escritor estaría sufriendo "serios problemas de salud", que habrían conducido a su reclusión aunque ya se estaría recuperando. La última vez que fue visto fue, según el testimonio del periodista David Caviglioli en Le Nouvel Observateur, el pasado 1 de septiembre, deambulando por una calle de París: "Vi a lo lejos un vagabundo que trotaba cuya silueta me resultaba familiar. Un cráneo macizo, vagamente desguarnecido, un cuello doblado bajo un peso invisible, una gran parka negra descolorida, a pesar del sol. Reconocí a Houellebecq. Su presencia en Chinatown no me sorprendió". Nervioso, "intenté formularle una pregunta sobre su reciente viaje a la Patagonia. No pareció escucharla, sus pies reemprendían su ruta, me dirigió una sonrisa discreta y una mirada ausente. 'Contento de haberle encontrado', dijo". Se da la circunstancia de que en El mapa y el territorio aparece un personaje escritor que se llama Houellebecq y que gusta de aislarse del mundo, desapareciendo en una casa de la costa irlandesa, donde no recibe a nadie ni contesta mensajes. El protagonista de la novela, el artista Jed Martin, se pasa una buena época intentando localizarlo y no lo consigue. El Houellebecq real tiene una casa en la costa andaluza, donde le sitúan algunas especulaciones. Otros dicen que está en el canal de Beagle, en la Patagonia. Otras fuentes editoriales francesas aseguran que "está en su casa y se encuentra bien de salud", pero reina una gran confusión. De hecho, Piet Joostens, de la organización de su tour, declaró ayer: "Yo no me alarmaría todavía, no tenemos ninguna evidencia que apunte a que se trata de una persona desaparecida. Por supuesto que estamos preocupados. Había sucedido antes que no contestara llamadas ni correos, pero es la primera vez que da plantón a su público". En la web circulan todo tipo de rumores, desde una maniobra de márketing a un secuestro a manos de Al Qaeda, ya que había sufrido amenazas de integristas islámicos. Houellebecq sufrió una depresión psicótica en los años 80, cuando pasó a engrosar las filas de los desempleados franceses. Unos años después (1994) publicaría Ampliación del campo de batalla, su primera y exitosa novela. Conocido por sus respuestas provocadoras –en ocasiones, en estado de ebriedad–, a veces sus ruedas de prensa han sido una sucesión de monosílabos –"sí", "no", "no sé"–. Quien esto firma, le entrevistó una vez en León. Se presentó con retraso en una de las majestuosas salas del parador... en pijama, y sobre la ropa de dormir una parka negra muy parecida a la que describe Caviglioli. Compartir