Revista Cultura y Ocio

Dónde estás mundo bello, de Sally Rooney.

Por Alejandra Naughton Alejandra Naughton @alenaughton
Dónde estás mundo bello, de Sally Rooney.

Comencé leyendo, desde los bordes, como quien toma distancia para opinar con objetividad, y terminé en el centro de la escena, llorando. Fue en ese preciso momento que me pregunté: ¿Cómo serán Alice, Felix, Eileen y Simon a sus cuarenta, a sus cincuenta años? ¿Cómo será el mundo para entonces?

Debo reconocerlo antes de avanzar: No me fue fácil leer este libro. Me complicaron un poco algunos detalles gramaticales. También la expresión de esas palabras que se fueron introduciendo en nuestro lenguaje y lucen raras en castellano, encima traducidas con criterio aleatorio que no se mantiene a lo largo del texto. Algunos ejemplos: en el primer párrafo leo “echó un vistazo a la pantalla del móvil que mostraba la interfaz de una app de mensajería”, para unas páginas más adelante leer “en el chat de WhatsApp (…)” o, “(…) la app de citas” y más adelante “nos conocimos en Tinder”. Ni hablar de: “buscó el nombre del bar en una app de mapas del móvil”¿Dirá Google Maps la versión en inglés? 

También me causó gracia imaginar cosas que hubiéramos comentado con desconcierto en el taller de técnica literaria si lo hubiéramos leído juntos. Menciono solo una, relacionada con los diálogos: la autora resolvió no usar guión de diálogo. Es un recurso, entiendo, que busca hacer que el lector gire, busque, deduzca, siga sólo el hilo de la conversación, discerniendo entre lo dicho y lo acotado y quién es quién. A mí, me complicó un poco. 

La novela se articula en capítulos que se intercalan con correos electrónicos. Los correos contienen párrafos extensos (como algunos diálogos que parecen monólogos -eso también imagino lo hubiéramos comentado en el taller-). En esos capítulos epistolares, conocemos a Alice e Eileen en primera persona, cuáles son sus miedos, sus entusiasmos, cómo viven sus circunstancias, cómo se las cuentan una a la otra. También sus posiciones políticas, y muy especialmente sus miradas con respecto a, nada más ni nada menos, que el rumbo del mundo, el consumismo, el capitalismo, la crisis climática y cómo proyectar sus vidas en un contexto en el que nada parece valer la pena. En los otros capítulos, en cambio, el narrador pasa a tercera persona y vemos a los personajes en acción, primero en pareja, ¡qué sexys algunos encuentros! (es una marca registrada de Rooney), luego los cuatro juntos, en la misma escena, mismo espacio. Este narrador, en tercera, también se las trae. Miren por ejemplo qué curioso este final de capítulo: “Después ambos se sintieron mal, sin entender realmente por qué la noche se había terminado torciendo de esa manera. Ahí quieta en la escalera, sola, se volvió a mirar al rellano. Sigamos sus ojos ahora y reparemos en la puerta del dormitorio abierta, en esa rendija de pared blanca visible entre los barrotes de la baranda”. 

A esta altura entendería perfectamente que ustedes se pregunten por qué estoy escribiendo esta reseña. Les cuento: porque como les decía al principio el libro me conmovió, me atrapó, casi sin yo notarlo. Hay libros que uno lee y sabe desde la primer página que no podrá parar hasta terminarlo, muy rápido. Este no fue el caso. Lo tuve que encontrar. Y cuando lo hice, comecé a palpitar con las historias, pude ver y sentir a esos jóvenes protagonistas de una época en la que no está muy claro, sencillamente nada. Y se angustian. Se dirimen entre la soledad, la normalidad, la rareza, las tradiciones, la familia, la pareja, el sexo, la maternidad, la paternidad, las creencias religiosas. La amistad, y la pregunta crucial: ¿dónde está ese mundo bello con el que soñamos a lo largo de la vida? La autora aclara en las páginas dedicadas a agradecimientos que el título es una traducción literal tomada del poema de Schiller “Los Dioses de Grecia” que se publicó en 1788 .

Esta novela de la irlandesa Sally Rooney, se editó en 2020 luego del éxito de Normal People que ví en su versión de serie (en Apple TV+, o Starzplay) y me gustó mucho, se las recomiendo. Reconozco que fue esa la razón por la cual busqué su nueva novela en inglés cuando viajé (sin suerte) y terminé comprándola en castellano en Buenos Aires (tal vez debiera volver a leerla en inglés). Me gustó terminar el año leyéndola y, sin arruinar nada me permito anticipar: siento que sus personajes encuentran la respuesta a la pregunta que propone el título. O lo intentan, que es lo que creo le da sentido a la vida: probar, dudar, volver a empezar cualquiera sea la circunstancia en este mundo que por momentos no luce tan bello. Y sin embargo, creo que lo es. 

Pd: El libro tiene un bonus track. Leyéndolo pueden recorrer también con los protagonistas Irlanda y Roma. 

Dónde estás mundo bello, de Sally Rooney.


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