Revista Cultura y Ocio

Donde los árboles cantan, de Laura Gallego

Por Eltiramilla

Donde los árboles cantan, de Laura GallegoEdición: SM, octubre de 2011, 14’95€

Viana es una joven doncella que espera impaciente el momento en el que pueda casarse con su amado Robian. Sin embargo sus sueños pronto se truncan: la amenaza de una invasión por parte de los bárbaros del norte hace que su padre y Robian partan a la batalla. Contra todo pronóstico serán los bárbaros quienes ganen la guerra, y Viana se encontrará sola en medio de una sociedad muy diferente a la suya que quiere doblegar su voluntad. Aunque eso dará lugar a un sentimiento de inconformismo que la llevará a una peculiar aventura en un bosque de leyenda donde conocerá a Uri, un personaje tan extraño como misterioso.

Dicen que cuantas más expectativas genera un libro, mayores son las posibilidades de que te defraude, y con mucha pena he de decir que éste ha sido algo decepcionante en muchos sentidos. Si bien Laura le otorga un ritmo muy rápido a la narración -como pocas veces ha hecho-, buena parte de las escenas me parecen fácilmente predecibles, ya sea porque quien las lee es un lector experimentado, porque se trata del resultado lógico de los sucesos o porque la historia recae en muchos tópicos del género. Lo cierto es que muchas escenas parecen dejar una sensación de déjà vu constante, o al menos así me lo ha parecido en varias ocasiones, demasiadas como para que ese detalle lo suplan otros buenos. A ello hay que sumar que la primera parte del libro, dividido en dos, se hace en algunos momentos pesada y monótona, y es que le falta algo para terminar de enganchar. No sé cómo llamar a ese “algo”. Sentimiento, originalidad… Viana, por ejemplo, me ha resultado indiferente. Es un personaje sufridor que va a enfrentarse a situaciones duras que harán temblar los cimientos de su personalidad, y por lo tanto resultaría lógico que su evolución a lo largo de las páginas contribuyese a crear un fuerte lazo con el lector. Sin embargo, no he podido conectar con ella, no ha sido capaz de conmoverme. También he echado en falta una mayor interacción entre ella y Robian. Me han agradado las situaciones en las que se ven envueltos juntos, en especial la relación que tienen al final de la novela, pero un poco más de profundidad y madurez no les hubiera venido nada mal. Desde SM nos han bombardeado con información sobre la obra, poniéndola por las nubes, pero en este caso las posibles ventas del libro y su gran campaña de marketing se han impuesto y han servido para generar unas expectativas demasiado altas. No, no se trata de una de las peores novelas de Laura, pero tampoco se encuentra entre las mejores, ni se acerca. Me encanta la frase del escritor Jorge Gómez Soto para la contracubierta: “En esta historia hay momentos, situaciones y personajes que te atraviesan como una flecha”. Sí, DLAC cuenta con elementos buenos que logran llamar la atención, pero se quedan sólo en eso, en momentos; la sensación final es que falla el conjunto. El misterioso Uri es, sin duda, uno de los puntos a favor del libro, y sólo su aparición logra romper con la monotonía que arrastra la obra desde muchos capítulos atrás. De hecho, mientras que lo que le pasaba a Viana me traía sin cuidado, con Uri me ocurrió todo lo contrario: su historia es tan tierna que resulta imposible no cogerle cariño. Y ya que hablo de este personaje, quiero gastar también unas líneas con el fabuloso Gran Bosque, nombrado ya desde el primer capítulo, donde se adivina que no nos encontramos ante un bosque corriente y moliente. Y en efecto, encandila, aunque me hubiera gustado que fuera más protagonista de lo que termina siendo. Por supuesto, tampoco me puedo olvidar del final, muy alejado de los que suele frecuentar Gallego, y con el que ha logrado sorprenderme para bien.

Donde los árboles cantan, de Laura Gallego

No hay duda de que Donde los árboles cantan va a suscitar una oleada de impresiones extremas: algunos la ensalzarán por todo lo alto, habrá quienes no queden nada satisfechos y otros simplemente se conformarán. Supongo que dependerá de la experiencia lectora personal y de lo que cada uno espere encontrar en ella. Lo que está claro es que no está mal para pasar el rato, que se trata de una obra sin excesivas pretensiones. Por mi parte, pocos pueden imaginarse lo mucho que lamento declarar que no he encontrado en ella nada más que un puñado de escenas interesantes entre otras tantas fácilmente olvidables.


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