Pregunta: Y estos dos, quienes son? (la pregunta se refiere a estas dos bellas estatuas, veneradas en Pizzoli, Italia)
Respuesta: Son Proto y Jacinto, el martirologio romano los recoge, así como un Calendario escrito por San Frontón en el siglo VIII. La primera referencia a estos santos es bastante antigua, ya en el siglo IV se celebraba su memoria en Roma, aunque lo que se sabe de ellos es bastante dudoso y los bolandistas lo han declarado como leyenda sin fundamento. Estos santos aparecen en la leyenda de Santa Eugenia (25 de diciembre) y dice que eran los eunucos de Felipe y Claudia, padres de Eugenia. Los cinco se trasladaron a Alejandría, pues Felipe fue nombrado prefecto de esta ciudad, donde la persecución contra los cristianos arreciaba. Eugenia huyó de casa con los dos esclavos, puesto que ya eran cristianos, aunque aún no estaban bautizados. De camino encuentran a Heleno, el obispo de Heliópolis, que junto a 10.000 cristianos habían sido desterrados, Eugenia, Proto y Jacinto fueron bautizados y se retiraron al desierto como eremitas, haciéndose pasar Eugenia por hombre.
Mientras tanto, Felipe estaba en la desesperación, buscó de alta y baja, pero no pudo encontrar a su hija. Luego se levantó a su honor a una estatua de oro, y ordenó a todas las naciones y lenguas a inclinarse y adorar la imagen de oro que había creado. Después de tres años, Eugenia fue elegida abad del monasterio. Aquí se nos dice que sanó a una mujer de cuartanas, que esta se enamoró de ella, pensando que era un hombre y como Eugenia la rechazó, esta mujer, llamada Melanita la denunció ante el prefecto (sí, Felipe) diciendo que el tal abad había manchado su honor.
Eugenia fue llamada a Alejandría, y ante el tribunal declara su sexo, Claudia reconoce a su hija, varándose a ella; un rayo cae del cielo, y consume a Melanthi, mientras que Felipe y Claudia se convierten y bautizan. Al mismo tiempo Felipe es elegido obispo, sin renunciar a la prefectura de la ciudad. Entre los convertidos públicamente está la joven Basilisa, de estirpe real en Roma, que ya era cristiana por la por las instruccion de Proto y Jacinto (que vuelven a aparecer en la historia). Una versión dicen que Basilisa sería bautizada por el papa San Cornelio y otra por el Papa Sotero. Cuando se descubre en Roma, que Basilisa se había hecho cristiana, es ejecutada junto a Proto y Jacinto. Eugenia también es martirizada.
En realidad todo esto no es más que una historia de carácter piadoso, hecha para aleccionar sobre la vida religiosa, la castidad, la fe de los mártires. De hecho, lo más probable es que Proto y Jacinto, dos mártires reales pero inciertos hayan sido incorporados a la “historia” de Eugenia, para darles más credibilidad y dotarles de unas actas. Porque sí es cierto que su culto es antiguo, como puse al principio.
Y como no podía ser menos, la confusión con sus reliquias es enorme:
En el siglo IX, unos huesos atribuidos a ellos fueron trasladados con gran solemnidad al monasterio de Seligenstad (cerca de Frankfurt). En la guerra de los 30 años, los suecos invadieron el monasterio, los huesos fueron profanados y se perdieron.
Otros dos cuerpos de los santos, sin embargo, fueron hallados en las catacumbas de la Vía Salaria en el siglo X, y fueron trasladados a Metz. Otros dos cuerpos, enteros, se conservan en San Félix de Pavía. Otros dos más, enteros también, en la abadía de Santa María de Castilione, en Parma.
Dos más en Mantua, con fecha desconocida de puesta al culto, y dos más (se trasladaron con autoridad papal incluida) en Florencia desde 1428, que fueron puestos en un bello sarcófago de bronce. Otros dos cuerpos fueron trasladados por el Papa Clemente VIII de la iglesia de San Salvador de Roma a la de San Juan ¡también en Florencia!, en 1592. Y aún hay dos cuerpos más en Como, puestos al culto en 724, trasladados en 1096, luego en 1317, y finalmente en 1618.
Sin embargo, todos parecen ser falsos, porque en 1845, la tumba fue hallada cerrada, y dentro había cenizas y un puñado de huesos de Jacinto, envueltos en una rica tela. Era un lóculo pequeño con la inscripción "D P III idus septebr Yacinthus martyr" (Sepultado el 11 septiembre. Mártir Jacinto) y se tiene la certeza de que son ellos porque dentro había también una inscripción que decía "sepulcrum proti m(artyris)" (sepulcro de Proto, mártir). Estas reliquias, autentificadas, fueron puestas en la capilla de Propaganda Fide. Sean quienes fueran, Proto y Jacinto son mártires reales.