“Dos vidas”: Entre la mentira y el amor

[7/10] La vida de un espía es material cinematográfico de primer orden por los misterios que esconde y por los giros narrativos que ofrece. Si a la historia política llena de secretos y falsas identidades se le suma el elemento humano para llegar al alma del personaje, entonces tendremos los mimbres para conseguir una gran película. A tal categoría se acerca “Dos vidas” al presentarnos los avatares de un agente de la Stasi a quien el destino parece negarle el cariño y la familia. Katrine es una mujer feliz que vive en 1990 en Noruega… cuando una investigación amenaza con destruir su convivencia familiar: el fantasma de unos niños robados por la Alemania nazi para preservar la raza aria, la labor de espionaje llevada a cabo desde la RDA con la colaboración del sector occidental, la familia rota y recompuesta desde la mentira y el engaño, y la búsqueda de un afecto que nunca se tuvo… son los ingredientes con los que Georg Maas levanta una historia de dolor y supervivencia.

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Con una información calculadamente dosificada, el espectador va descubriendo la tela de araña que se va urdiendo entre necesidades y chantajes emocionales, entre amenazas encubiertas y violencias explícitas. Es tal la oscuridad de una trama de mentiras y suplantaciones, que el personaje parece no tener opción en la vida y se pregunta si lo vivido con los suyos no será más verdadero que su condición de espía y el turbio pasado. Resulta interesante contemplar la historia de Katrine desde sus ojos de niña abandonada, de joven engañada con atractivas promesas, de mujer enamorada a pesar de los pesares, de madre que… solo con el amor ha podido soportar la mentira. ¿Qué puede sentir esa abuela que tan magníficamente interpreta Liv Ullmann? ¿Y qué desconcierto brotará en ese hombre que ha sentido el amor y ahora la desconfianza hacia ese espíritu atribulado? ¿Pierde la hija tal condición o su vida podría considerarse ya un punto y aparte?

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Tal maraña y complejidad de sentimientos se dan cita en el rostro de Katrina, y Julianne Kohler sabe dar salida a unos y otros para convencer al espectador de la mentira y de la sinceridad de su vida… por paradójico que pueda resultar. Y ese es quizá el mayor mérito de la cinta, que consigue reflejar la dureza de su existencia, su empeño por encontrar el cariño del que se le privó de niña y que un día y otro vio amenazado. El conflicto interior que se plantea entre desembarazarse o ayudar a su joven rival, y entre abandonar o sacrificarse por su familia responden a ese aliento de humanidad que se esconde hasta en aquellos que han vivido toda su vida en la mentira. Es el mismo brote de esperanza que habíamos observado en “La vida de los otros” y que aquí, de manera algo menos lograda, vuelve a aparecer bajo esa máscara de falsedad.

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Decíamos que no está tan lograda como la película de Florian Henckel porque los flash back se vuelven excesivamente explicativos como recurso narrativo y como solución fácil para el guión, porque la diversidad de textura fotográfica se convierte en una manera un tanto plana de trasladarnos en el tiempo, porque la figura del abogado resulta un poco inverosímil en su agobiante investigación y más en su afecto por la hija de Katrine, porque alguno de los giros -como el de la cita de grabación- termina siendo un tanto tramposo y oportunista. Por contra, el ritmo narrativo es bueno, la creación de ambientes fríos y cargados de misterio está conseguida gracias a un buen diseño de producción, y el dramatismo de las interpretaciones dan peso a la historia. Al fin y al cabo, podemos decir que estamos ante la triste realidad de unas relaciones humanas que tratan de abrirse paso entre la mezquindad política, ante la vida de los otros que uno querría para sí y que le es negada, ante la lucha a muerte entre la mentira y el amor.

Calificación: 7/10

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En las imágenes: Fotogramas de “Dos vidas (Zwei Leben)”, película distribuida en España por Karma Films © 2012 Zinnober Film, Helgeland Film, B&T Film. Todos los derechos reservados.