Revista Religión

Dulce Esposo para Vos nací

Por Perfumedecristo R. Elisabet

b_Jesus_y_TeresaVuestra soy, para Vos nací, ¿Qué mandáis hacer de mí? Soberana Majestad, Eterna Sabiduría, Bondad buena al alma mía, Dios, alteza, un ser, bondad, la gran vileza mirad que hoy os canta amor así: ¿Qué mandáis hacer de mí? ¿Qué mandáis, pues, buen Señor, que haga tan vil criado? ¿Cual oficio le habéis dado a este esclavo pecador? Veísme aquí mi dulce Amor; Amor dulce, veisme aquí. ¿Qué mandáis hacer de mí?

Veis aquí mi corazón. yo le pongo en vuestra palma, mi cuerpo, mi vida y ama, mis entrañas y afición; dulce Esposo y redención, pues por vuestra me ofrecí, ¿Qué mandáis hacer de mí? Dadme muerte, dadme vida, dad salud o enfermedad, honra o deshonra me dad, dadme guerra o paz cumplida. flaqueza o fuerza a mi vida, que a todo diré que sí. ¿Qué mandáis hacer de mí? Si queréis, dadme oración, si no, dadme sequedad, si abundancia y devoción. y, sino, esterilidad.

Soberana Majestad, sólo hallo paz aquí. ¿Qué mandáis hacer de mí? Dadme, pues, sabiduría, o por amor ignorancia; dadme años de abundancia o de hambre y carestía; dad tiniebla o claro día, revolvedme aqui o allí. ¿Qué mandáis hacer de mí? Si queréis que esté holgando, quiero por amor holgar; si me mandáis trabajar, morir quiero trabajando. Decid, dónde, cómo y cuándo; Decid, dulce Amor, decid. ¿Qué mandáis hacer de mí? Esté callado o hablando, haga fruto o no le haga; muéstreme la Ley mi llaga, goce de Evangelio blando; esté penando o gozando, sólo Vos en mi vivid.

¿Qué mandáis hacer de mí?…Vuestra soy, para Vos nací.

Teresa de Jésús.

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Nuestro amado Divino Corazón muchas veces quiere levantar a alta perfección, probando y examinando como el oro en el fuego (Sab. 3, 5-6), a algunas almas elegidas como lo fue Santa Teresa de Ávila.

Oh ! Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados. Confiamos en Tí. El Corazón de Jesús es fuente de vida, porque por medio de Él actúa la victoria sobre la muerte. Es fuente de santidad, porque en Él ha sido vencido el pecado que es adversario de la santidad en el corazón del hombre.

Pidamos diariamente que María, que es refugio de los pecadores, nos aceque al Corazón de su Hijo!

El Señor tronaba desde el cielo, el Altísimo hacía tronar su voz, arrojó sus flechas y los dispersó, multiplicó sus rayos y sembró la confusión. (Sl 18, 14.15). Llegue a tu altar el claro semblante de mi corazón.

Lluvia de Bendiciones para Tí.


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