Edición singular de La casa del torreón - Artículos - Edición singular

Podría parecer que las grandes ediciones a todo lujo, cuidadas hasta el último detalle, son únicamente obras en tapa dura que vienen de la mano de grandes grupos editoriales. Sin embargo no siempre es así: hoy tenemos la edición singular de un libro publicado por La Galera, La casa del Torreón. Porque, a pesar de su tímida publicación en tapa blanda y en un formato no excesivamente grande, es un lujo en sí misma.

Lo primero que nos atrae de ella es la casa que gobierna la portada; con su perfil inquietante parece prometer grandes dosis de misterio y terror, especialmente con esa multitud de rostros cadavéricos en su zona inferior. Es entonces cuando damos la vuelta al libro, observamos su contraportada y… ¡oh, sorpresa! Nos encontramos ante el mismo edificio, pero en mitad de la más absoluta negrura. Una sola frase nos sirve de sinopsis: ‘Bienvenidos a casa…’. Esa dualidad entre noche y día no es casual, pues se trata precisamente de una de las claves del argumento. Para reforzar esa dualidad, las solapas también van a juego: una gris delantera con la sinopsis y una oscura trasera con la biografía de la autora, Isabel del Río. ¿Preparados para continuar?
Levantamos, pues, la portada; las primeras páginas que nos reciben son completamente negras. Esto pinta mal, ¿no? Sin embargo tras pasar un par de páginas podemos relajarnos y respirar tranquilos: son normales. Es entonces cuando contemplamos las preciosas letras inclinadas que titulan cada capítulo, además de las ilustraciones de Oriol Malet. Prácticamente en casi todos los capítulos contemplamos una de estas ilustraciones, muy acordes con el estilo de la obra y que sirven de aperitivo acerca de lo que encontraremos en las siguientes páginas.
¿Creíais que ya nos habíamos librado de la oscuridad que nos perseguía, al igual que la protagonista de la obra? Siento defraudaros: en pequeñas ocasiones, el negro vuelve a hacer acto de presencia, tiñendo por completo algunas páginas. En esos casos la letra pasa a ser blanca, para destacar sobre el fondo oscuro. Pero no terminan ahí las singularidades de esta novela. Los números de página, al contrario que en la mayoría de los casos, se sitúan en la esquina superior de cada hoja. Y para adornar el texto con frecuencia nos encontramos innumerables flechas y tijeras: apuntando distintos párrafos, animando a continuar la lectura al final de un capítulo o cortando fragmentos del papel de forma ficticia.

Es cierto que La casa del Torreón es por sí sola una buena novela que no necesita todos estos adornos y detalles, pero consiguen reforzar la originalidad de los textos y nos ayudan a sumergirnos aún más en este mundo oscuro, de pesadilla, que ha creado para nosotros Isabel del Río. Sentíos cómodos, y como reza la contraportada: ‘Bienvenidos a casa…’.