Revista Educación

“Educación: Houston, we have a problem” – Santiago Álvarez de Mon

Por Petito2000

22.02.2011 Santiago Álvarez de Mon en Expansión

En los últimos días, he leído varios artículos relacionados con la educación. El International Herald Tribune del lunes se hacía eco del menor número de estudiantes japoneses dispuestos a salir al extranjero.

Según el profesor Ogi, los alumnos japoneses son cada vez más introvertidos y aversos al riesgo. Son mentalmente más débiles, careciendo algunos del instinto básico de supervivencia. Inmediatamente pensé en nuestra juventud, poco hecha en general a la aventura de salir fuera y hacerse valer por sí misma.

En el número de EXPANSIÓN del día 17 tropecé con una noticia sorprendente. Un estudio de Adecco ha detectado entre los parados de larga duración un incremento de entre el 5% y el 10% a ocultar o rebajar su preparación. Ante las dificultades para encontrar empleo buscan trabajos de menor cualificación maquillando su currículum a la baja. Normalmente ocurre lo contrario.

En la entrevista de selección, se presenta un candidato impecable que vende títulos, experiencias, conocimientos y actitudes irreprochables. Se trata de vender nuestra mejor versión, ya pintará luego la vida un retrato más realista. Problemático el tiempo en el que la educación puede ser un inconveniente, un elemento disuasorio. Simplemente, se busca material humano bueno, bonito y barato. Eureka, la revista del domingo de El Mundo, hacía un reportaje sobre el programa Ramón y Cajal, puesto en marcha en 2001 con el objetivo de atraer cerebros.

En 2009, el 22,7% de los científicos que terminaban su contrato y debían optar a una plaza fija no tuvieron esa oportunidad. En 2010, la cifra se disparó hasta el 45,9%. En 2011, rondará el 62,9%, quedándose sin plaza 157 de los científicos más punteros de España. Uno de ellos dice: “Desde el punto de vista económico, la fuga de cerebros es un disparate. Pero la huida de aquéllos a los que ya habías atraído previamente es un despropósito”.

Otro afirma: “Yo quiero luchar por que este país salga de su mediocridad científica, volver al extranjero es la última opción”. La revista Time, en su portada de enero de 2004, titulaba: “Cómo Europa pierde a sus estrellas científicas”. Subtítulo: “400.000 de los mejores científicos americanos proceden del extranjero”. Usando un símil futbolístico, España como club, tiene dos problemas muy graves. Por una parte, no es capaz de atraer y fichar a los grandes jugadores: no somos atractivos. Por otro lado, somos incapaces de retener a los productos más talentosos de nuestra modesta cantera.

La conclusión es evidente: de seguir así las cosas, estamos condenados a bajar a segunda división. Aunque el país está perdiendo un partido decisivo, nos dedicamos a cuestiones menores. El uso del castellano en algunas comunidades, para ser más exactos, su relegación a lengua extranjera, ¿es el principal reto que tienen algunas universidades? Otras, como las de Barcelona y Valladolid, se dedican a cerrar capillas. Salvo en la intimidad, prohibido rezar. ¡Y todo en aras de la libertad! A nivel bachillerato, como no tenemos ningún problema de fracaso escolar, el asunto prioritario es retirar la subvención a centros con alumnos de un único sexo.

Mientras que en países más avanzados la comunidad académica sostiene un debate sobre los pros y contras de colegios single-sex, aquí, la ley de igualdad los discrimina tachando de troglodita cualquier argumento que se esgrima a su favor. No me pronuncio aquí –mi hija pequeña va a un colegio sólo de niñas y el benjamín de la casa, a uno mixto; con ambas instituciones estamos encantados–, sólo constato el dogmatismo y beligerancia de algunos planteamientos.

Inspirada en una ley de igualdad que desafía la naturaleza y propone una sociedad asexuada, la sensibilidad con el uso del lenguaje raya en la histeria. Si digo estimado lector, ¿estoy faltando al respeto de mis admiradas lectoras? Hablar de vendedores de una fuerza comercial ¿es una muestra inequívoca de machismo? De verdad, ¿son estos los verdaderos desafíos de un sistema educativo que lidera ránkings de paro y botellón y que se pierde en los puestos de colista en las principales disciplinas universitarias?

En próximas columnas, volveré sobre este asunto. Hoy, me quería limitar a denunciar la brecha entre los problemas reales y las propuestas oficiales. En ese gap, se resienten nuestras empresas y se pierden nuestros jóvenes valores. Una pena.

Santiago Álvarez de Mon, profesor del IESE

 


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