Estuve ausente de la escritura un tiempo para ir a experimentar muchas cosas de las que después escribiría, tal es el caso de hoy, he recorrido ampliamente instituciones educativas de mí país Venezuela, para lograr entender un poco más, qué me hace falta como madre, qué falta en los hogares y dónde se ubica la presencia del padre y los docentes, para así comprender el caos que hoy nos representa. Aparentemente estamos frente a aspectos que parecieran estar cada uno en una dinámicas diferentes, cuando en realidad son los padres, madres y docentes quienes juntos toman el control en la vida de sus hijos para educar y formar niños felices que serán adultos responsables, íntegros y con altísima capacidad de transformar la realidad de una sociedad.
Para entrar en contexto, comienzo por la gran reflexión de esta realidad social que vivimos. En primer lugar los hogares son cada vez más disruptivos y por ende, los ejemplos y valores, que son inamovibles y no se transforman en el tiempo, porque son pilares de la construcción en la conducta del individuo están prácticamente ausentes. ¿Por qué? Cada persona al leer esto lo sabe, madres solteras que deben lidiar solas con todo, que cada vez son más, padres ausentes o anulados por incapacidad de ser sostén de hogar y cuyo desempeño termina por cometer otro error, eventos estos que dejan al niño sin protección de ambas partes, ya que, cada uno vive su problema y se justifican además en ellos para no asumir lo que es verdaderamente importante, que trajeron hijos al mundo y ellos no lo pidieron. Es fácil así imaginar el desastre que se ha generado con años de irresponsabilidad sostenida en los hogares venezolanos y en todos los estratos sociales, porque muy seguramente, habrá quien lea y diga: “El mayor porcentaje debe estar en los hogares de menor recurso” la respuesta es NO. Tomando una muestra de 50 hogares de todo el país, la tendencia de mal ejemplo y falta de educación es sostenida. A continuación les dejo dos reflexiones de dos tipos de hogares estratos “B” y “D”
Hogar estrato “B”: Existe la creencia de que todo lo que sucede en el país está mal por otros, en especial los de el estrato “D y F” utilizan palabras irrepetibles frente a sus hijos, sin contar con que la mayoría de estos niños con edades en las que deberían estar jugando y sonriendo, ya tienen una conciencia política y social desvirtuada, utilizando lenguajes corporales y verbales que a todo psicoterapeuta, psicólogo o educador lo dejarían con pocos argumentos de intervención.
Hogar estrato “D”: Existe la creencia de que todo lo que sucede en el país está mal por otros, en especial los de el estrato “A y B” utilizan palabras irrepetibles frente a sus hijos, sin contar con que la mayoría de estos niños con edades en las que deberían estar jugando y sonriendo, ya tienen una conciencia política y social desvirtuada, utilizando lenguajes corporales y verbales que a todo psicoterapeuta, psicólogo o educador lo dejarían con pocos argumentos de intervención.
Como verán en cada hogar de este país, existe una especie de historia sin fin, porque la inmadurez se convirtió en el deporte nacional, sin contar entonces, con que es la política la presencia principal en casa y además destruida en sus bases, porque ha pasado a representar en manos de sus actores lo peor de los pueblos. Nada más lejos de la realidad, sin embargo, no podemos tapar al sol con un dedo, pero si podemos transformar esta visión en los que deberán representarnos en el futuro. ¿Qué pasaría si, en estos hogares, cada padre, madre o representante hiciera silencio frente a la grandeza de su responsabilidad y lograran observar con conciencia lo que están sembrando en sus hijos? Seguro la respuesta interior daría mucho miedo de asumir y más aún la pregunta inmediata sería ¿Cómo hago para revertir esto? El tema es que debemos comenzar por cambiar nuestro verbo y conducta autodestructiva frente a los pequeños en primer lugar, en segundo lugar, buscar ayuda de ser necesario para reeducarnos y comenzar a pedir disculpas, reconocer en silencio y ampliar nuestro vocabulario con palabras de AMOR.
Porque con amor y comprensión además de respeto se fundamenta la educación en los hogares que luego, acompañada por la que se imparte en las escuelas, será la responsable de formar seres con integridad, esta formación va de la mano con el docente, de quienes debo decir se espera mucho más de lo que se les da. Se espera inculquen valores y se ocupen de nuestros hijos mientras nosotros no podemos, nada más desproporcionado para una sociedad en emergencia, alguien se sienta a pensar en los hijos de estos docentes, sus necesidades y angustias, sin contar que sus salarios son tan insignificantes que no sé cómo hacer verdadera alusión de ellos! En todo caso, es labor del padre, madre y representante trabajar mucho para enviar a los niños a los salones a ser formados en escritura, matemáticas, artes, pensamiento reflexivo e identificación de roles o vocación, observación, convivencia orientada a la integración de razas, creencias religiosas y diferencias de tendencias sexuales bien canalizadas y todo esto es imposible lograrlo solos docente y alumnos en aulas. Las familias tienen la mayor responsabilidad en esto, e insisto, ya que, fue el mayor de los problemas que encontré, HOGARES AUSENTES.
Como todo problema, debe ser acompañado de una solución, la misma es simple, comenzar ahora con lo que tengas, con lo que puedas, pero comienza ya a influir en el comportamiento y pensamiento de tus hijos, sin pretensiones, sin ego, solo comienza con AMOR a lo que se supone debe ser tú mejor versión y así contribuye a elevar el nivel de conciencia familiar que terminará por ser la única salida para construir una nueva sociedad, con adultos dignos de ser respetados y seguidos si fuese el caso.
Debo terminar este escrito diciendo que debe llegar el momento en que nuestra sociedad haya conquistado los espacios necesarios desde el respeto y la reflexión, como para tomar la reforma educativa solo en manos de educadores calificados y sociedad activa dejando solo para consenso al gobierno de turno, ya que este, está de paso y solo debe contribuir en aportar recursos para mejorar lo que es responsabilidad de una sociedad entera.