Si es usted uno de esos extraños personajes quiméricos que disfrutan de leer en este, nuestro mundo hispanoparlante, seguro pudo darse cuenta de lagunas cosillas.
Al leer los primeros 10 libros voluntariamente, lo primero que usted descubre es que realmente le gusta leer.
A los 20 usted se da cuenta de la gran diferencia entre las personas que no leen y las que sí.
A los 30 libros tal vez usted quiera leer todas las buenas obras que el mundo le ofrece y se lamenta como yo de que la vida no le dé para hacerlo. Seguro anduviera con un libro bajo el brazo y si se decantó por la literatura clásica y los grandes autores del pasado y los contemporáneos, tendrá frecuentes riñas con sus escasos amigos lectores, sobre la calidad de lo que leen.
A los 50 libros usted ya no es la misma persona, todo ha cambiado. El habito de la lectura cuenta como un importante atractivo a la hora de buscar pareja. De aquí en adelante tal vez usted lea toda su vida, tenga intenciones de escribir algún día un libro y dude de las fuentes de los periódicos y su redacción, vivirá inconforme con el promedio de lectura de su país, con la falta de buenas librerías y los plazos de las bibliotecas, tendrá riñas con su pareja por comprar libros que ya no tiene donde poner y finalmente dejara de estar solo, pues con un buen libro ¿quién lo está?
Por cierto, si además leyó buenos libros, al final disfrutara de leer el quijote. Que robe libros, que no los preste y defienda algún autor hasta la muerte de sus detractores.
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