Los habituales de mi blog habréis notado que le he cogido el gustillo a esto de la entrevistas, y es que me lo paso muy bien haciéndolas, y mi intención es que vosotros disfrutéis también y aprendáis más sobre cómo es nuestra profesión en otros países, que creo que es necesario. Esta vez entrevisto a Camila Vásquez Navarro, Mila, una compañera mía con la que coincidí en varias clases durante la carrera. De casualidad, y tras varios años sin saber de ella, me enteré a través de Facebook que estaba en Noruega trabajando, y tardé poco en proponerle esta entrevista, que aceptó enseguida. Mila nació en Santiago de Chile, en 1986, aunque se vino a España con pocos meses de vida; aquí estudió óptica y optometría en la Universidad Complutense de Madrid, acabando en el año 2011, y un tiempo después decidió dejar España rumbo a la capital de Noruega.
A juzgar por lo que nos cuenta Mila en esta entrevista, la optometría en Noruega goza de buena salud, al menos mejor que en España en algunos sentidos. Curiosamente allí no les llaman optometristas, si no ópticos a secas, aunque sus competencias sobrepasan a aquellas que comúnmente entendemos que tiene un optometrista en España.
— La primera pregunta que se me ocurre es: ¿Por qué decidiste dejar España? ¿Era algo que tenías en mente desde hacía tiempo o fue algo que surgió de forma repentina, tras ver la oferta de trabajo en Noruega?
— Era una cosa que ya tenía en mente antes de acabar la carrera. Mientras estudiaba la carrera había estado trabajando como auxiliar de óptica y ya había visto como era el trabajo en España. Los horarios y la forma de ejercer la optometría en la óptica en España no era algo que me acabara de gustar, me tenía cansada la poca optometría que se hacía en las ópticas, el enfoque solo a ventas.
— ¿Cuánto tiempo estuviste trabajando en España? Por otro lado, ¿te exigían una experiencia previa en España para la oferta de empleo en Noruega?
— Estuve trabajando 3 años antes de emigrar a Noruega. En principio en la oferta me exigían dos años de experiencia como óptico-optometrista, y para ello comprobaban las referencias de mis antiguos empleadores.
— ¿Cómo te salió la oferta de trabajo para Noruega? ¿Cómo fue el proceso de selección?
— De tanto en tanto iba buscando por internet si veía ofertas de óptico en el extranjero y un día buscando, por casualidad di con una empresa valenciana que reclutaba ópticos para Noruega, y sin pensarlo eché el CV.
El proceso de selección fue “bastante rápido”. Me hicieron 3 entrevistas, la primera en relación al idioma (inglés), la segunda fue con la empresa de reclutamiento que contrataba Synsam (donde trabajo actualmente), para conocerme y ya por último con la propia empresa, con la jefa de RRHH. Lo más difícil fue el hecho de que todas ellas fueran en inglés, hasta ese momento no había hecho ningún proceso en otro idioma que no fuera el español.
Desde el proceso de selección hasta que me dieron el sí pasaron unas dos o tres semanas. El proceso más largo fue desde que nos dieron el sí hasta llegar a Noruega; el proceso de convalidación, o “autorización” como óptico en Noruega tardó casi un año entre papeleos, aparte de luego los cursos de idioma noruego para empezar a trabajar.
— Sabemos que la optometría en ciertos países, como los de la zona de las Islas Británicas es diferente en cuanto a competencias a la optometría en España y que nuestro título universitario no nos permite ejercer en estos países como optometristas. Sabiendo esto, ¿es necesario convalidar el título español en Noruega, o es válido para ejercer allí? Si hay que hacer algún trámite para convalidarlo, ¿es costoso, tanto económicamente como burocráticamente?
— Sí, esta es la parte que, como digo, casi me llevó un año, también en parte porque fuimos el primer “grupo europeo” en convalidar los estudios para ejercer en Noruega. Ahora el proceso se ha agilizado más y para los que vengan será mucho más fácil. En mi caso tuve mala suerte, ya que la persona encargada de gestionar el papeleo estuvo enferma dos semanas y eso retrasó el proceso.
En cuanto a la optometría, es muy equivalente a la británica, de hecho al llegar a Noruega tuve que hacer un curso de un cuatrimestre, que es el uso y diagnóstico de los medicamentos. Se trabaja mano a mano con el oftalmólogo; después del examen optométrico se deriva al oftalmólogo a través de una recomendación como optometrista regulada por el Ministerio de Salud de Noruega.
«En Noruega estoy viendo muchos casos que en España no me hubiera sido posible»
— ¿En qué sitios puede trabajar realmente un optometrista en Noruega? En cuanto a las ópticas, ¿son parecidas a las españolas? ¿Son habituales las ofertas en los locales? ¿La publicidad en los medios de comunicación es tan agresiva como en España?
— Igual que en España, óptica y clínica. Empiezan a verse más ofertas ahora, pero por suerte, el tema de los honorarios está muy regulado. Desde que llegué hasta ahora ha habido diferencia, por ejemplo en la óptica que trabajo antes se hablaba poco de ofertas o de descuentos, hasta hace unos pocos meses, que la competencia ha empezado a notarse.
Aquí todo trabajo se cobra, tanto la consulta como el montaje de lentes, adaptación de lentes de contacto… No se ofrece ningún trabajo gratis, lo cual es una gozada a la hora de ejercer, porque hace que te sientas valorado como profesional.
— ¿Cuáles son las diferencias más notables con respecto a España a la hora de ejercer la profesión en Noruega? Háblanos de las ventajas que más nos puedan llamar la atención a los españoles.
— La diferencia es que en Noruega se le intenta dar un enfoque más clínico, y sobre todo el tema de los honorarios. Esto es una gran ventaja, ya que ayuda al hecho de que se invierta más en los instrumentos necesarios y el tiempo que se usa con cada paciente. En cuanto a la educación, no es muy diferente a la que tenemos en España, pero la diferencia está principalmente en la forma de ejercer. Aquí por ejemplo se evalúa el fondo de ojo por norma, y la toma de la PIO también es algo imprescindible. Estas dos cosas en España, o por falta de medios o tiempo, no se hacen siempre.
Otra ventaja con respecto a España es el poder usar determinados fármacos. Con la autorización como óptico en Noruega se pueden utilizar: Atropina, Ciclopentolato y Tropicamida. En cuanto a optometría infantil, se permite la evaluación de la visión de niños mayores de 5 años.
Otra cosa muy positiva es que los pacientes están “obligados” a un pasar una revisión de las lentes de contacto cada 6 meses, aunque esto no significa que todos los pacientes lo sigan a rajatabla. De todos modos, la gente está bastante concienciada con el uso de lentes de contacto; por lo general los usuarios acuden a la óptica a hacerse una revisión cada 6 meses o anualmente.
También se llevan a cabo los test visuales necesarios para obtener el carnet de conducir en la misma óptica; el cliente paga unos 20 euros por el test.
— ¿Existe allí en Noruega esa “división de poderes” que tanto se habla de si deberíamos tener en España o no? Con esto me refiero a trabajar en equipo, cada uno a lo suyo. Que el optometrista se dedique exclusivamente a gabinete, el auxiliar a venta, otro profesional al montaje en taller…
— Aquí es bastante trabajo en equipo la verdad, aunque en principio también puedes vender. Es más, yo personalmente, si tengo buen feeling con el paciente, acabo la venta y termino de ayudarle a elegir la gafa. De todos modos, ya en el gabinete le voy explicando todo, la lente que le recomiendo, etc.
Mis compañeros lo más habitual es que terminen la consulta y deriven a un auxiliar (rådgiver les llaman), que son los que acaban terminando la venta. Esa es la idea, sobre todo cuando tienes el día lleno de citas; en ese caso, se deriva a los compañeros.
— ¿Crees que la optometría es una profesión respetada y valorada por la sociedad noruega? Si es así, ¿a qué crees que se debe?
— Sí, totalmente. Esto se debe a la forma de enfocar al optometrista, el hecho de no dar un servicio gratuito, de pedir cita, o de invertir como mínimo 30 minutos con cada consulta. Todo esto hace que el paciente valore tu trabajo y el optometrista sea visto de una forma muy positiva, de hecho incluso te llegan a equiparar con el oftalmólogo.
Otra ventaja es la buena relación entre optometrista-oftalmólogo. Ellos derivan al óptico para temas de graduación y nosotros cuando hay alguna posible patología.
— En referencia a las preguntas anteriores, ¿ves necesario o estarías de acuerdo en implantar en España algunas de las acciones que nos has contado anteriormente, o aun así crees que sería misión imposible en nuestro país?
— Absolutamente. En las preguntas anteriores he hecho mucho hincapié en los honorarios, es de gran importancia este tema para la evolución del óptico optometrista en España y para que algún día se llegué a valorar la profesión. Si empezamos con esto, podemos invertir más en instrumentos y tiempo para nuestros pacientes. También el intentar tener una buena relación optometrista-oftalmólogo es esencial.
«Aquí se cobra todo, no se hace nada gratis, y eso hace que te sientas valorado»
— En términos generales, teniendo en cuenta periodo de vacaciones y horas y días trabajados por semana, ¿qué horario laboral te gusta más, el de Noruega o el de España? ¿Son muy diferentes?
— Aquí no existe el horario partido, es horario continuo. Si tienes la suerte de trabajar en una óptica de calle como mucho trabajarás hasta las 19.00 (días puntuales) y si por mala suerte estás en un centro comercial como mucho hasta las 21:00 (también puntualmente).
Mi horario es:
- Semana larga: de lunes a sábado L-M-X-V (de 9 a 17h) jueves (de 9 a 19h) y sábado (de 10 a 15h)
- Semana corta: de lunes a jueves L-M-X-J, de 10 a 18h
En cuanto a las vacaciones son 5 semanas naturales, 3 de las cuales te las puedes coger en verano, algo impensable en España.
— Si ya el inglés nos da miedo a los españoles, no me quiero ni imaginar el noruego. ¿Qué tal se te da el idioma? ¿Es complicado? ¿Qué haces para aprenderlo y qué nivel te exigían para contratarte? A la hora de trabajar. ¿Te entiendes bien con los pacientes? ¿Te ayudan al saber que no eres de allí?
— Nos dieron unas clases por Skype durante 6 meses cuando estábamos aún en España. No es que fuera gran cosa, 1 hora semanal con 4 compañeros más. Con esas clases llegamos a lo que llaman un nivel “A1-A2″.
El siguiente paso fue mandarnos a Belgrado (Serbia) a estudiar un mes y medio a una escuela especializada en los idiomas escandinavos. La verdad que no fue nada fácil, para nosotros los españoles el noruego es un idioma bastante difícil por la pronunciación y la gramática. Tienen 8 vocales y la o suya es como una “u” nuestra, ¡así que imagínate el lío! El nivel exigido era un B2 al llegar a Noruega, que a mi parecer en un mes y medio no lo adquirimos, llegamos a un B1 alto como mucho.
Luego en el día el día y la lucha con el idioma a la hora de trabajar en la óptica, se aprende mucho. Los pacientes son bastante comprensivos, y se sorprenden de la capacidad de aprender su idioma tan rápido.
— ¿Cómo es la calidad de vida en Oslo? ¿Es una ciudad cara? ¿Qué es lo que más te gusta hacer allí en tu tiempo libre?
— La calidad de vida es muy buena pero, eso sí, es una ciudad muy cara, de las más caras, aunque el estar a gusto en el trabajo y la tranquilidad que te da hace que merezca la pena el cambio.
El clima es duro, el primer invierno lo ha sido, llegar a -20 ºC para una isleña que lo máximo que ha vivido en su vida son unos -2 ºC es duro, pero como todo en la vida, aprendes a adaptarte, y ya no solo eso, aprendes a vestirte y a saber qué ropa ponerte para no pasar frío. La primera semana a -20 ºC la pasé en cama con fiebre, pero a partir de ahí no he tenido ningún constipado ni gripe ni nada.
Lo más agradable es ir de excursión al bosque y los lagos. Oslo está rodeado de naturaleza y es una maravilla salir de paseo a disfrutar de ella. Disfrutar de un día de sol después de dos semanas de lluvia y oscuridad también se agradece. Hasta que no lo dejamos de tener no valoramos lo importante que es. También me gusta mucho salir a dar un paseo en bicicleta por la ciudad.
— Aparte de la familia y de la tortilla de patatas de tu madre… ¿qué más cosas de España echas de menos viviendo lejos de nuestro país?
— El salir una tarde a tomar unas cañas/tapas, el clima… Aquí no es tan común salir de cañas, aparte de por los precios desorbitados, por el tiempo y porque la cultura no es tan social.
Lo que más te echa para atrás es el coste de las cosas, aquí una caña te puede llegar a costar 10 €, así que salir de cañas se convierte en un auténtico lujo que haces como mucho una vez al mes. Cuesta adaptarse a hacer más actividades en casa en invierno pero bueno como digo, todo es adaptarse.
— ¿Tienes pensamiento de volver o te gustaría quedarte en Noruega?
— No creo que Noruega sea mi país definitivo, pero tampoco me veo en España volviendo a lo que tenía antes. Va a ser un paso muy difícil si al final decido volver, así que de momento cruzamos los dedos y espero que en España el ejercicio como óptico-optometrista mejore con los años.
De momento me quedo en Noruega, después de un año aquí ya estoy bastante adaptada y el pensar en una larga temporada aquí no asusta.
«Otra ventaja con respecto a España es el poder usar determinados fármacos»
— ¿Qué ha supuesto para ti, en el ámbito profesional y personal, este enorme “cambio de aires”?
— En el ámbito profesional un 10. Estoy aprendiendo cada día, viendo muchos casos que en España no me hubiera sido posible y teniendo la posibilidad de derivar al oftalmólogo cuando hay un posible diagnóstico.
Por otro lado, en la parte personal, pues echo mucho de menos a la familia y a las amistades pero siempre piensas que es algo temporal y que estas experiencias te hacen crecer como persona y profesional. Es algo que tienes que coger cuando te viene y aprender a vivir ese momento.
— ¡Gracias Mila por tu tiempo! te deseo mucha suerte por Noruega y enhorabuena, para mí es de admirar, desde luego.
*Imagen de portada: por los fiordos noruegos, foto de Graeme Maclean (Flickr)