Revista Diario
En visperas de la conmemoración del 17 de Octubre de 1945, un día revolucionario para peronistas y contreras, no pude evitar recordar el infructuoso ascenso del militar George Boulanger al poder en Francia. ¿Acaso hay similitudes entre Perón y él? Sí y no, por eso las comparaciones son siempre forzosas y arbitrarias en varios puntos, al extremo de oscurecer los hechos históricos concretos. Pero como sería ocioso evocar nuestro histórico 17 de Octubre, me pareció bueno mencionar este acontecimiento que no fue. Hay puntos en común (de hecho los contreras que califican a Perón como dictador encontrarán muchos), no obstante vale destacarlo desde el punto de análisis del verdadero significado del populismo y también para recordar lo que entendía Weber como líder carismático:Boulanger era un oficial brillante con una clara orientación republicana. Se convirtió en ministro de Guerra en 1886, y tanto sus reformas en el ejercito como su imagen republican pronto le dieron una gran popularidad. Su figura atraía a grandes sectores desencantados de la población, incluso de posiciones ideológicas muy disimiles (de hecho muchos bonapartistas lo siguieron, quizás añorando el recuerdo del Imperio francés). Esto preocupó notablemente al gobierno, que lo obligó a renunciar y lo envió fuera de París, a Clermont -Ferrand, a pesar de la protestas publicas. El resultado: más de 10000 personas piden su regreso, dando nacimiento al movimiento boulangerista. El gobierno preocupado por la popularidad notoria, en 1888, decide pasarlo a retiro cometiendo un grueso error, ya que si hubiera ocupado aún cargo militar le estaría vedado presentarse a elecciones. Boulanger reune un enorme conglomerado de distintos sectores políticos y se presenta su candidatura, obteniendo una serie de victorias aplastantes que culminaron el 27 de enero de 1889 cuando, luego de un rotundo triunfo electoral, la multitud demanda que marchara al Elysee y tomara el poder. Sin embargo, Boulanger dudó, y finalmente abandonó el intento. El gobierno, aliviado, tomó una serie de medidas que limitaron sus posibilidades y culminaron en llevarlo a juicio. Boulanger, en consecuencia, decidé huir a Bruselas y al poco tiempo se suicida en 1891. Otros datos ilustrativos, citados por Ernesto Laclau:"el apoyo social de Boulanger tenía un fuerte componente proletario, pero de hecho atravesaba la mayoría de los sectores sociales. La idea de una intervención extraparlamentaria era atractiva tanto para la izquierda como para la derecha. Lo único que mantenía unidas a todas esas fuerzas heterogeneas, era la devoción común a Boulanger y su innegable carisma". (La razón populista, 225).Los niveles de paralelismo lo podemos encontrar no solo Perón, sino con muchos líderes populares. Ahí está el eje de la cuestión: el populismo (por el hecho de ser fruto de las demandas equivalencias) proviene de sectores heterogeneos de la sociedad que sólo toman cauce bajo un interprete de la situación político social. Los inicios políticos entre Perón y Boulanger son similares, en el sentido de que ambos fueron militares y llegaron al puesto de Ministro de Guerra, ambos establecieron un dialogo con sectores descontentos e ignorados de la sociedad. También fueron obligados a renunciar a sus cargos y detenidos (en el caso de Boulanger no fue estrictamente eso, aunque la intención fue la misma) dando como resultado una fuerte movilización histórica. Es decir, ambos construyeron un movimiento político. Sin embargo, Perón quedó en la historia mundial por tener algo que faltó en Boulanger: conciencia histórica. Vale entonces, mencionar como anecdota este acontecimiento, no tanto para recordar a este olvidado militar francés sino más bien para valorizar el papel de conductor de Juan Domingo Perón.