Imagen de Tamara Orozco
La cultura 2.0 es aquella que promueve la colaboración, el compartir contenidos y el remix bien entendido y que enriquece los originales. La actitud 2.0, su buen uso y su respeto es lo que nos ha traído al internet que conocemos y disfrutamos hoy en día.Casi nada de lo que hoy conocemos en la red hubiera sido posible sin la irrupción, allá por 2004 y de la mano de Tim O´Reilly, de la web 2.0. Pero hay que "practicarla", respetar sus fundamentos y defenderlos. De lo contrario, los propios usuarios destruiremos lo que tanto ha costado conseguir: una red participativa que se mueve hacia una cultura abierta.
Lo mismo sucede con las licencias que atribuímos a los contenidos que generamos y compartimos. Están para facilitar a los demás su uso pero respetando ciertas reglas: mencionar al autor, en algunos casos no usar para hacer crear obras derivadas, en otros no usarlo para fines comerciales.... (ver Creative Commons).
Y es una pena que últimamente estemos viendo frecuentes agresiones a esta cultura, a sus contenidos y sus licencias, y en definitiva a sus usuarios.
La última ha sido la publicación de un libro comercial (es decir, con ánimo de lucro) donde dos profesores escriben un capítulo sobre el proyecto colaborativo creado por Lara Romero , El kiosko de chuches 2.0. Un proyecto en el que han intervenido más de 200 personas aportando su grano de arena para que éste creciera, y en el que jamás ha colaborado ninguno de estos dos profesores. Aún así, escriben sobre el origen y distorsionan totalmente los objetivos del kiosko sin haber preguntado siquiera a su autora.
Se permiten incluso el lujo de mejorar su uso proponiendo actividades didácticas aisladas con alguna de sus herramientas. Sin mencionar que no han tenido en cuenta la licencia Creative Commons 3.0 (Atribución de autoría - uso no comercial - sin obras derivadas) bajo la que se publica el blog base del proyecto.
Para más información sigue en twitter el hashtag #somoskioskeros