Revista Ciencia

El Alien que nos protege.

Por Antoni Xavier Torres Collado @cienciaesfacil
¿Me llevas de paseo un rato?. Fuente Wikipedia

¿Me llevas de paseo un rato?. Fuente Wikipedia

Cuando Ripley luchó contra el octavo pasajero en Alien, nunca pensó que bien podría estar dentro de ella, y que no tendría que luchar contra él, sino que éste la protegería.

La célula con su núcleo y los cromosomas en su interior. Fuente Wikipedia

La célula con su núcleo y los cromosomas en su interior. Fuente Wikipedia

En nuestro material genético contenido en los cromosomas del núcleo de nuestras células, además de la información necesaria para ser como somos, tenemos una barbaridad de ADN que anteriormente se conocía como material genético basura, ya que no se sabía que hacía exactamente allí porque no da a lugar a proteínas. Poco a poco (la ciencia avanza que es una barbaridad), se ha ido averiguando que ese material no era tan basura, sino que su función era controlar el flujo de la información, regulando cómo y cuándo se deben expresar esos genes que dan lugar a las proteínas. Y además se  han ido descubriendo secuencias de virus apagados, que no se expresan normalmente, que en algún momento de la evolución nos infectaron, y que han estado viajando con nosotros todo este tiempo. Estos virus son retrovirus capaces de introducir su material genético en el nuestro, como por ejemplo lo hace el virus del SIDA o VIH. Así, son como ese Alien de la película de Ridley Scott, unos seres que se mantienen agazapados en nuestro interior, quién sabe si esperando a su oportunidad para dar el salto y darnos un buen susto.

El VIH, un retrovirus. Fuente Wikipedia

El VIH, un retrovirus. Fuente Wikipedia

Un equipo de investigadores liderados por la Dr. Joanna Wysocka de la universidad de Stanford en California han descubierto cómo uno de estos retrovirus se reactiva durante etapas muy tempranas de nuestro desarrollo y cómo nos protege frente a otras infecciones. El retrovirus en cuestión es el HERVK, que posee varias copias intactas en nuestros cromosomas, pero que están silenciadas. Pues bien, cuando el embrión consta de solamente 8 células, el virus que está en el ADN integrado se empieza a expresar. Los científicos han llegado a observar partículas parecidas al virus, y algunas proteínas en embriones. Esto sucede porque en en el embrión de 8 células (de 3 días) se expresa una proteína implicada en procesos de programación celular (OCT4), además de que en ese estado los genes del embrión estan hipometilados, lo que básicamente provoca que casi todo se exprese (la metilación es una manera que tiene nuestro organismo de apagar los genes sin necesidad de escribir en el código genético, es parte de lo que conocemos como epigenética). Lo cual es lógico porque en ese estado embrionario todavía no se han especificado que células serán piel y cuales serán hígado, por ejemplo. Pero la historia no acaba aquí. Expresando una de las proteínas víricas en una línea celular, los científicos observaron que esta empezaba a expresar otra proteína implicada en la vía de defensa de los interferones que la hacía resistente a las infecciones víricas. Para acabar de colmar el vaso, los investigadores observan que potencialmente el virus puede modificar como se expresan nuestros genes. Así pues, somos como somos también gracias a los virus, que posiblemente cojan la batuta genética en algún momento del concierto que acaba siendo el desarrollo embrionario.

Está claro que uno no lleva un pasajero durante tanto tiempo si no saca un beneficio de ese petate. Replicar el

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material genético del virus nos pasa cada vez que lo hacemos una pequeña factura energética. Así pues, nosotros sacamos una resistencia a infecciones en una etapa de nuestro desarrollo en que estas podrían tener consecuencias funestas. Y el virus vive en nuestro interior, y se va replicando con nosotros sin mover un solo dedo. Un win-win. Moraleja: Los genes siempre ganan, y son muy egoístas (recomiendo la lectura de: El Gen Egoista de Richard Dawkins).

Referencias.


El Alien que nos protege.

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