El Alma de los Vinos Unicos 17/04/23

Han pasado unas horas desde que salí del Fórum de la Evolución de Burgos, la copa aún espera su turno en el lavavajillas, y me acerco al ordenador para poner, en la medida de mis humanas capacidades, negro sobre blanco lo vivido en Burgos, con motivo del Alma de los Vinos Únicos de 2023, un evento excepcional que trajo a miles de #winelovers a mi ciudad, y que tuvo eventos interesantes la misma jornada del domingo, previa a la gran jornada del lunes. Espero poder comentar mas adelante alguno de esos eventos. Los datos hablan por si mismos, cerca de 2.000 asistentes y más de 110 bodegas, más de cuarenta zonas vinícolas representadas, y sobre 800 vinos diferentes. Lejano queda ya la primera edición, allá por mayo de 2007, siendo la de este año la sexta edición. Aún ni había empezado el blog.

Tras un café mañanero, tocó hacer una pequeña cola para entrar en el Forum, pero no tardé en conseguir la copa, y a empezar a rellenar la nueva libreta, como buscando en ella un mantra para seguir empujando un poco más, mi camino en el blog. Haré un pequeño resumen, obviamente, ya que me podía dar para dos entradas fácilmente, espero que puedas seguirme hasta el final.

Como todos supongo, teníamos una pequeña lista de lo que era más urgente visitar, lista que duró apenas dos bodegas. Ya de entrada, tuve la sensación, como muchos otros me ratificaron a lo largo de la jornada, que estábamos mucho más cómodos y espaciados que en ediciones anteriores, en las que casi había que pisarnos unos a otros para poder llegar a los stands de las bodegas, recordándome a aquella escena de Juego de Tronos, en la que Jon Snow se veía ahogado entre cuerpos moribundos, a punto de llegar a su propio colapso, cerca de Casa Austera. El subir el precio de las entradas, había hecho que mucho #winefaker no viera interesante acercarse por allí, y muchas de esas criaturas de carbono, que acuden a estos eventos, solo al calor del selfie y el postureo, optaron por quedarse en sus cuevas, con focos artificiales.

Mi primera parada fue Nikolaihof Wachau, que desde Austria nos ofrecía sus varietales blancos, quedándome con dos de ellos, el Nikolaihof Riesling Federspiel Late Release 2016 y el Nikolaihof Ried Im Weingebirge Grüner Veltliner Smaragd 2018, un gran arranque la verdad. Trajeron también un gewürztraminer fuera de etiquetas, realmente curioso, con una versión nada dulce que me sorprendió. Seguimos por vinos de centroeuropa con Weingut Fritz Haag , que desde el Mosel, nos trajo sus rieslings, destacando para mi gusto el Fritz Haag Trocken 2020 , sin olvidar el Brauneberger Juffer Sonnenuhr 2017 y el Brauneberger Juffer Sonnenuhr Spätlese 2016. Increibles. Mi primer vino tinto lo probé en la siguiente bodega, S.A. Trediberri, que desde el Piamonte nos trajo tres vinacos, el Trediberri Barbera 2022, un vino fresco y delicioso, al que siguió el Trediberri Langhe Nebbiolo 2022, y el pepino que era el Trediberri Barolo 2019, un vino tan bueno y tan largo que, en la noche, cuando todo llegó a la calma, este vino era el que recorría mi ánimo y tardía vigilia.

Volví después a los vinos blancos, de la mano de Weingut Haart , de cuya bodega me quedo claramente con el Haart Kreuzwingert 2015, aunque también marqué muy bien el Haart to Heart 2017 y el Goldtröpfchen Kabinett 2019. Dimos un salto de gigante para alcanzar la isla de Sicilia, de la mano de la bodega Santa María La Nave, con sus variedades casi únicas a las faldas del Etna; probé tanto su Calmarossa Millesulmare 2019 con uva greganico dorato y su punto volcánico, y quede enamorado del Calmarossa Etna Rosso 2019, delicioso, con un coupage de uvas nerello mascalese y nerello capuccio, brutalmente bueno. Tras una parada por los vinos de Michel Lynch/JM Cazes, me quedé varias referencias, su vino bio de 2021, no logré apuntar bien el nombre, me dejó descolocado por lo interesante, como su L’Ostal 2022 y su Michel Lynch Montagne Viognier 2022, y su Pauillac 2018. Parada casi sagrada en cada edición es visitar el stand de Thibault Liger-Belair, una auténtica incitación a los pecados de la carne, dejándome casi llorando vinos como el Nuits Sant Georges 2020 o el Les Saint George 2019, sin palabras para describir tal belleza, terminando con su Bourgogne Aligote 2020. La pausa era necesaria, precisa, vital.

Tras comer un poco, un buen reconstituyente al horno, empecé la jornada de tarde, pensando que, iluso de mí, a esas horas estaría todo más tranquilo, pero ni a la sagrada hora de comer, ambas plantas dejaban de estar repletas de gente, con la única arma de una copa lacrimosa y alguna perdida libreta. Mi primera parada fue en la bodega berciana de Verónica Ortega, donde pude disfrutar del ROC 2020, con calma y solaz, enorme vino, y su Godello en Anfora 2021. Volví a los vinos volcánicos e isleños, con la Bodega Suertes del Marqués, dónde di cuenta de toda la gama, desde ese aparentemente sencillo vino Trenzado 2021, uno de los blancos que mas me apasionan, pasando por Vidonia 2021, y el Vidonia Viñedos Propios 2021, uno de los vinos mas especiales que probé, al que siguieron La Solana 2020, El Chiribique 2019, Santa Cruz 2021 y Las Suertes 2021, vinaco, sin olvidar el Pasitos 2021, un viaje maravilloso el que se propone en esta bodega.

Paré mis pasos por la gama de Michel Lafarge, del que apunte varios vinos interesantes, su Fleurie 2020, su Bourgogne Pinot Noir 2020 y su Volnay Clos de Chênes 2020. Viajé con la imaginación al Garraf con la Bodega Can Ràfols dels Caus, cayendo ante los encantos de sus blancos Gran Caus Blanco 2021 y su delicioso El Rocallís 2019, apurando en este stand el único espumoso de la jornada, su Climax. La mano ya me impedía escribir con la corrección adecuada a lo que merecéis, pero seguí adelante, esta vez en el Domaine de Vieux Telégraph, que nos traía vinos de Côtes-du-Rhône. Por mis labios pasaron delicias como Le Pigeoulet 2021, cuatro estrellas en mi libreta, Telegramme 2020, otro pepino, Piedlong 2020 y por supuesto el Vieux Telegraphe Rouge 2020, de llorar de lo bueno que estaba.

El siguiente paso sabía que iba a ser definitivo, que había tirado el bidón en el Tourmalet, y que iba sin cadena, así que a partir de aquí no tengo muchas notas, más que mis propios recuerdos, ya que pasé por tres últimos stands, para cumplir mi objetivo, viajar a Jerez. Mi primera parada fue la bodega Maestro Sierra, donde, además de tratarme genial, sus vinos viejos de oloroso, amontillado y su palo cortado, aseguro que hacer perder la razón. Mis zapatillas se llenaron de blanca albariza y me perdí en el pago de Macharnudo, con la bodega La Riva, sorprendentes, me dejaron muy descolocado, como si aún debiera iniciarme mucho más en ellos, para comprender su calidad. Mi última parada fue en Bodegas Emilio Hidalgo. Aquí ya las notas mueren del todo, y solo el placer recorría mi cuerpo probando El Tresillo Amontillado, llorar de bueno, así como La Panesa. Cuando me estaban precipitando en la copa Marqués de Rodil, sonó mi teléfono, mi padre se había caído en la residencia y le llevaban al hospital de Burgos, por un golpe en la cabeza. Así que, como una Cenicienta, la carroza se convirtió en calabaza, y apresuradamente, tuve que dar por concluida mi jornada en el Alma Vinos Únicos de 2023.

Sé que me quedó mucho por probar, pero como suele pasar, estas experiencias suponen un chute de adrenalina, de ganas de seguir escribiendo, y por supuesto tomando vinos, y si alguna vez llegas a probar estos, emocionarte de verdad, como me pasó a mí.

Una vez más, agradecer a Paco Berciano y Maribé Revilla, que un evento de esta magnitud se celebre en una ciudad como Burgos. No sabemos lo que tenemos. También quiero dar las gracias a Albanely Rosso, por aguantar a este pesado, y a todo el personal de la Vinoteca El Lagar y la distribuidora Alma Vinos Únicos, así como a Burgos Ciudad de la Gastronomía del Ayuntamiento de Burgos. Que la fiesta continúe muchos años más, y que lo veamos juntos.

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