El sistema filosófico de Platón es un todo fundamentalmente coherente en sus líneas maestras, en cuyo centro se halla la teoría de las Ideas. El horizonte desde el cual se ha de comprender la doctrina platónica del alma es precisamente la teoría de las Ideas. La racionalidad del alma se afinca en el conocimiento de las Ideas, y las Ideas constituyen el reino de lo real al que el alma pertenece y al cual se siente impulsada por su propia naturaleza. Se trata de un planteamiento del problema del alma que hunde sus raíces conjuntamente en la experiencia científica y en la experiencia religiosa. Este carácter religioso-moral de su planteamiento explica los siguientes rasgos de su teoría.
A) En primer lugar, que la cuestión fundamental acerca del alma sea para Platón la de su inmortalidad
B) La inmortalidad del alma, puesto que el cuerpo es corruptible y perecedero, implica la preexistencia y ulterior pervivencia de áquella respecto de éste. Esto, a su vez, implica que su unión con el cuerpo no es un estado esencial del alma, sino un estado transitorio, accidental. Más aún, no solamente es accidental, sino que puede ser calificado de antinatural, ya que el lugar propio del alma es el mundo de las Ideas, y su actividad más propia, la contemplación de éstas.
C) Pero si el lugar propio del alma es el mundo de las Ideas y su actividad más propia es la contemplación de éstas, es obvio que el alma es concebida por Platón fundamentalmente como principio del conocimiento racional.
D) Mientras permanece unida al cuerpo, la tarea fundamental del alma es la de purificarse, prepararse para la contemplación de las Ideas. La purificación supone que el alma se encuentra en un estado de impureza. Cabe, pues, preguntar de dónde vienen estas impurezas. Una respuesta por parte de Platón puede ser que provienen precisamente de las necesidades y exigencias del cuerpo, que se imponen tiránicamente a la vocación contemplativa del alma. Por lo pronto, esta respuesta equivale a conceder al alma, aparte de su función como principio del conocimiento racional, una función de control sobre el cuerpo. Pero, además, cabe preguntarse si esta función de control se ejerce en realidad sobre el cuerpo o sobre otras tendencias inferiores del alma:¿las tendencias desordenadas son en realidad del cuerpo o de algún estrato inferior del alma?
E) Platón se ve de este modo obligado a distinguir partes del alma o almas distintas y en su clasificación distingue las almas racional, irascible y concupiscible. ¿Son inmortales las tres o solamente la racional? Cuando se desciende a estos problemas particulares el pensamiento platónico pierde nitidez y se mueve en una cierta ambigüedad inevitable. La dificultad de explicar adecuadamente la relación entre las dimensiones racional e irracional del hombre afecta a toda la historia del pensamiento occidental.
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