Traemos este interesante artículo para el diario El País, donde María Teresa Gallego que ha traducido junto a Amaya García nuestro libro El almuerzo en la hierba de Marcel Proust que acabamos de publicar, habla sobre las dificultades que supone la traducción de este gigante de las letras.Portada del libro El almuerzo en la hierba de Marcel Proust (Hermida Editores 2013)
UN SIGLO DE 'EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO' »‘En busca del tiempo perdido’, la traducción de nuestras vidas
Tres traductores de Marcel Proust relatan su experiencia al llevar ‘En busca del tiempo perdido’ al castellano
- ESPECIAL Un siglo de 'En busca del tiempo perdido'
FLOR GRAGERA DE LEÓN Madrid 13 NOV 2013 - 02:11 CET46Archivado en:
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Una página del manuscrito de 'En busca del tiempo perdido'.
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7Enviar a TuentiEnviar a MenéameEnviar a EskupEnviarImprimirGuardarLa historia de la traducción al castellano de
En busca del tiempo perdidode Marcel Proust la inició un muy joven Pedro Salinas cuando tradujo los dos primeros y parte del tercer tomo, y aún vivía el autor de esa novela de más de 3.000 páginas que habita entre los mitos de la literatura universal. Pero el poeta del 27 ahí dejó la cosa y la tarea continuó a lo largo de un periodo de cincuenta años con todas sus vicisitudes de la mano de José María Quiroga Pla y que remató Consuelo Berges, hasta llegar a la que fue la edición canónica queAlianza Editorial lanzó sucesivamente. “Al quedar libres los derechos de Proust, nuevas ediciones francesas demostraban que había corrido mucha agua bajo los puentes de la investigación […] Había que leer
A la busca del tiempo perdido con los nuevos ojos que preparaban esos trabajos”, cuenta Mauro Armiño, responsable de una monumental edición de la obra que fue
publicada por Valdemar en 2000. De manera simultánea,
aparecía bajo los auspicios de Lumen la traducción de Carlos Manzano.
A la búsqueda de las palabras exactas
F.G.L.La traducción supone un proceso de investigación que no cesa, y que ahora viene facilitado, asegura María Teresa Gallego, por la existencia de
Internet y la posibilidad de muchas consultas por ejemplo a los archivos de la Biblioteca Nacional Francesa. Gallego pone un ejemplo de ese devanarse los sesos que llevan ciertas expresiones:
Avoir l’esprit de l’escalier, literalmente
tener la mentalidad de la escaleraque vemos en el siguiente párrafo de
La prisionera en el que Marcel Proust se refiere a los celos:
Pourtant, on n’a pas revu la personne, mais il y a une jalousie après coup, qui ne naît qu’après l’avoir quittée, une jalousie de l’escalier.“
Jalousie de l'escalier es un juego con la expresión francesa:
l'esprit de l'escalier, que se refiere a los casos en que se te ocurre algo cuando ya no viene a cuento (como cuando estás en una reunión y te acuerdas de lo que deberías haber dicho cuando ya estás en las escaleras)”, explica Gallego.Y esta fue la decisión que tomaron las traductoras:
Sin embargo no hemos vuelto a ver a esa persona, pero existen unos celos a posteriori, que no nacen sino hasta que ya la hemos dejado, unos celos que llegan siempre tarde y mal.“Después de barajar varias opciones, nos quedamos con esa porque era también una frase hecha modificada, a partir de la expresión: hacer algo pronto y mal, con lo cual reproducía el procedimiento del escritor”.“El mayor reto es melaza de la construcción gramatical en que Proust sumerge el texto; el enredo del fraseo, que, pese a la apariencia, no es ningún juego: tiene sentido en sí mismo”, explica Mauro Armiño por correo electrónico. “Un texto con un estilo tan peculiar y definido como el de Proust es un ejercicio que pone retos a la estructura del español y de la ficción española, más dada al realismo y a la superficie externa”. El traductor sin embargo, una vez terminada esta descomunal tarea, “el trabajo menudo de cada frase, de cada palabra, de cada enredo lingüístico de Proust”, llegó a la conclusión de “la claridad absoluta de un texto que sólo parece complicado porque está traspasando a lenguaje el complejo juego de las operaciones que realiza el pensamiento”.“Proust tiene una prosa peculiar, tan difícil de seguir también en el idioma original, sinuosa… Esto no hay que intentar suavizarlo en la traducción, y Amaya García y yo hemos puesto mucho empeño en conservar esa dificultad”.
María Teresa Gallego ha traducido junto con Amaya García una serie de fragmentos de
En busca del tiempo perdido en la antología editada por Jaime Fernández
El almuerzo en la hierba para Hermida Editores (2013) de pensamientos extraídos de la novela y que remiten a los temas del
universo proustiano, cuando ya no tenía la esperanza de “hincarle el diente” por las diversas traducciones en poco tiempo. “Se trata del sueño de todo traductor del francés”, explica. Le obsesionaba en su caso la traducción al castellano del título de los volúmenes primero y tercero de la obra:
Du côté de chez Swann y
Le côté de Guermantes. A Gallego no le satisfacía que el lector español se preguntase de entrada: “¿Qué es Swann?”, en lugar del interrogante que acompaña a un lector francés: “¿Quién?”. La decisión había sido en otras traducciones “Por el camino de” (Salinas) o “Por la parte de” que eligió Armiño "y si provocó alguna polémica fue porque no parecía oportuno —por más de un motivo— tocar lo que un poeta como
Pedro Salinas había dejado”, relata el traductor.
Du côté de se repite 88 veces en la novela y funciona como leitmotiv musical. “El reto”, aseguran Gallego y García, “consiste en dar con un giro que pueda utilizarse en castellano en todos y cada uno de esos casos y no sólo para conservar el paralelismo de los títulos”. La solución fue “Por donde”. “¡Así me quedé a gusto!”, manifiesta Gallego, apasionada por tener en sus manos las palabras de las glorias de la literatura. Así finalmente las traductoras eligieron
Por donde vive Swann para el primer tomo y
Por donde los Guermantes para el tercero.
Mauro Armiño acompaña su traducción para Valdemar de más de quinientas páginas de introducción, diccionarios, fotos, notas y documentación complementaria. “La lectura de Proust mantiene unas exigencias agravadas por el paso de un siglo: al lector francés, incluso, le resulta imposible identificar muchas de las referencias históricas, literarias, artísticas o incluso personales inscritas en el texto. Con los tres Diccionarios que preparé, tanto de personas reales relacionadas con Proust y con la novela, como de los personajes, resumiendo su peripecia a lo largo de una acción tan larga y con tantos brazos, traté de ofrecer al lector la posibilidad de una lectura total, no solo de la narración, sino del contexto en que fue creada”, explica el traductor.Mientras Gallego considera que no es indispensable (aunque tampoco haya nada que lo prohíba) que existan traducciones cada generación “en el caso de que las que haya sean ya excelentes”, Mauro Armiño a su vez considera: “Según una ley no escrita, las lenguas sufren cada cincuenta años aproximadamente cambios notorios, que no impiden su uso y su comprensión, pero que lo dificultan; tienen un leve tufo rancio; una nueva traducción se encarga de alcanforar el texto, de eliminar las polillas y el moho que ponen el tiempo, la evolución de las costumbres…”.