
A lo largo de la película, observamos el tipo de vida que lleva el protagonista. Una vida solitaria en la que no puede, o mejor dicho, no debe hacer amistades, bien porque no puede fiarse de nadie o porque dichas amistades podrían correr la misma suerte que sus víctimas, se siente vacío, acechado constantemente y tremendamente solo, por lo que empieza a replantearse tan agria profesión, aunque como él mismo admite, tan sólo se dedica a hacer lo que se le da mejor.
George Clooney se convierte en el protagonista absoluto, aparece en la mayoría de planos, y su presencia escénica es enorme, domina, hace crecer el valor del film.
La mítica canción de Renato Carosone “Tu vuo fa l´americano” actúa acertadamente de leiv motiv.
Anton Corbjin (Holanda 20 de mayo de 1955), el director, trabaja muy bien la ambientación y los tempos, poco a poco va construyendo una bomba de relojería.
Sin abandonar sus dos primordiales ocupaciones, Corbijn parece querer mantenerse cerca del séptimo arte, y lo demuestra presentando su segunda película como director: El Americano.
Corbijn adapta aquí la novela A Very Private Gentleman (Un caballero muy reservado) de Martin Booth. Publicado en los 90, el libro ya se intentó llevar al cine durante esa década, y si bien los esfuerzos de la productora Ann Wingate no alcanzaron su fin, ésta lo ha vuelto intentar contando esta vez con un poderoso aliado, el propio George Clooney (que también ejerce de productor)
La historia de Jack nos suena a ya vista, y no está exenta de los habituales clichés de este tipo de cine, siendo el más evidente el de la mujer (Clara, en este caso) que hará que el protagonista se replantee su actual existencia. Si además esta moza es otra alma descarriada, pues ya llenamos el cupo de tópicos (a los que se le une el personaje bonachón)
Al igual que Jack, Clara es, a los ojos de Dios, una pecadora. Su primer encuentro es meramente carnal, pero su afán por buscar un poco de luz entre tanta oscuridad, una vía de escape hacia otro futuro, será lo que finalmente los unirá de un modo más emocional que pasional (que también). Por tanto, el amor vuelve a ser el perfecto salvoconducto hacia la redención y la salvación.
Pero el camino del arrepentimiento y del cambio no es fácil. A Jack no sólo le persiguen unos sicarios, sino también sus demonios interiores. Y librarse de ellos es la tarea más complicada.
En ese sentido, el padre Benedetto juega un papel importante a modo de terapia (por llamarlo de alguna forma). Él está acostumbrado a ver el pecado en los ojos del hombre, no sólo por su condición de sacerdote sino quizás también porque él ha sido, en algún momento de su vida, un pecador. Esto les lleva a entenderse bien, pese a pertenecer a mundos distintos. Los dos se dicen más con lo que no se cuentan que con lo que sí, pues saben leer(se) entre líneas. De hecho, la película tiene muy poco diálogo, siendo las conversaciones más interesantes y reveladores las que mantienen precisamente ambos personajes.
El paisaje italiano emerge como un personaje más de la historia, y la laberíntica ciudad de Sulmona resulta ser el escenario ideal para algunos de los momentos más intensos del film, pues detrás de cada esquina o rincón, o al final de cada calle empedrada, puede esconderse su verdugo y la bala que espera, paciente y cautelosa, arrebatarle sus últimos suspiros.
Clooney encarna a la perfección el papel de Jack, un personaje parco en palabras que obliga al actor a transmitirlo todo (emociones, miedos, tensión, deseos…) mediante gestos y miradas. Son especialmente significativas algunas escenas con Clara y Mathilde, que demuestran la contención a la que éste se somete (puede incluso recordarnos un poco a su trabajo en “Michael Clayton”) Por otro lado, demuestra también estar en buena forma física a sus ya 49 años.
Del veterano Paolo Bonacelli, que interpreta al padre Benedetto, no hay nada que reprochar, y las féminas cumplen también con sus respectivos roles, aunque destaque más Violante Placido gracias a su personaje (la ya típica prostituta de trato agradable y buen corazón) y a su espectacular belleza y sensualidad (la cual el director no duda en mostrarnos en todo su esplendor)
Además, junto a ellas Jack vive algunos de los momentos de mayor tensión y suspense (persecución por la ciudad aparte), como el picnic en el bosque o la entrega del arma. Aún así, no estamos hablando de un cinta con mucha acción, y la poca que hay está rodada de forma austera, muy seca y sin artificios; carente pues de toda espectacularidad y ofreciendo el máximo realismo posible.
“El Americano” es un sobrio y pausado thriller dramático que, gustará a muchos y es junto a “Syryana” y la citada “Michael Clayton”, una de las películas menos comerciales y menos accesibles de Clooney (quién demuestra, una vez más, que sabe desenvolverse en cualquier género).