Revista Cultura y Ocio

El amor del revés. Luisgé Martín

Por Mientrasleo @MientrasleoS
El amor del revés. Luisgé Martín
     "Evitar el pecado de obra o de palabra era todavía fácil a esa edad, pero bastaba un pensamiento impuro para condenarse, y como era tanta la angustia que yo tenía de caer en los tormentos del fuego eterno, rezaba para que no me gustaran las chicas. Era así: me arrodillaba y le pedía a Dios que no me gustaran las chicas." 
     "Yo en cambio me arrodillaba y le pedía a Dios que me gustaran. Le pedía que en mis pensamientos impuros sólo hubiera chicas."
     Me gusta como escribe Luisgé Martín, por eso cada publicación suya es una fecha que marco en el calendario dispuesta a leer un título más. Y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El amor del revés.
     En El amor del revés conocemos a Luisgé Martín, el escritor, el hombre. Narrando su experiencia en primera persona, parte de 1977 cuando, con el despertar al amor y el sexo propio de los quince años, el protagonista se da cuenta de que se siente atraído por personas de su mismo sexo. Un descubrimiento aterrador que le hace prometerse que nadie, jamás, lo descubrirá. Recorreremos la vida de este adolescente hasta llegar al año 2006, momento en que un Luisgé ya hombre se casa, rodeado de familia y amigos da ese paso que es unirse públicamente a quien se quiere, libre de hacerlo.
     Dios aprieta pero no ahoga, dice el refrán, y quizás lo más parecido a ahogarnos que hace sea el no aceptarnos nosotros mismos y obligarnos a vivir en un estado de permanente asfixia. Y de eso traba, entre otras cosas El amor del revés, el nuevo libro de Luisgé Martín, una autobiografía sobre el interior del autor. Y no hay nada más interior que los sentimientos y, por ende, el amor. Luisgé recorre su vida a lo largo de tres décadas en las que, queremos pensar, que el país ha cambiado mucho y hemos evolucionado, pero también lo hace de una manera en la que el lector se plantea si realmente hemos cambiado tanto. Nos habla de una educación restrictiva en la que la homosexualidad era algo impensable, y mucho menos soportable si uno descubría que lo era. Y lo hace sin perder pie del momento en el que nos encontrábamos, partiendo de una conversación en la que el sexo se ve casi demonizado, y rápidamente nos sitúa en un: imagina entonces la homosexualidad. Y con este punto de partida Luisgé habla del amor al prójimo pero, sobre todo, del amor hacia uno mismo que se encierra y se explora para reconstruirse, o acaso para construirse ya que nunca se fue. Evita con más o menos éxito la novela reivindicativa, activista, proporcionando para ello al lector justo lo que acabo de nombrar, una novela, con una prosa bien construida, ritmo y muchos sentimientos, que resulta fácil de leer y a grandes ratos complicada de digerir. Quizás por eso comienza a haber, como suele ser común, detractores de ambas partes: la ligereza y lo complicado, pero en mi caso tengo que decir que es un punto de equilibrio muy acertado y necesario para que este tipo de historias lleguen al público.
     No es un tema ajeno a la obra del autor el amor, como no lo es en la obra de casi ningún escritor, y tampoco la propia identidad, oculta muchas veces entre el descubrimiento de secretos. Y por eso con este libro, el lector habitual de Luisgé, puede vislumbrar el origen de algunas de las obsesiones literarias que marcan su obra, ya que estamos ante un testimonio que es un desnudo que, personalmente, se me antoja más sincero por el tiempo transcurrido entre la fecha de esa boda y la de su publicación, ya que, la sinceridad muchas veces requiere de perspectiva. Viene ahora cuando toca hablar de la valentía, otro de los ejes del libro; valentía por reconocerse, valentía por decidir dejar de esconderse y también por relatarlo casi a tumba abierta en esta novela. Y tal vez una última valentía, la que parece pedir al lector que acaso se reconozca en la obra: aquel que se siente diferente ya sea por un motivo u otro y se ve apartado, aislado y finalmente autoaislado para intentar ser lo mismo que el resto y encajar. Ese al que empuja a dejar de ser cucaracha o insecto para ser persona, refiriéndose a La metamorfosis. Porque, pese a que la sociedad ha cambiado y Luisgé es consciente de que un homosexual hace treinta años no vivía su sexualidad como lo hace hoy, seguimos en una sociedad que señala con el dedo con demasiada ligereza. Pero tranquilos, parece decirnos el protagonista, fijáos, miradme, estoy aquí, me he recompuesto, y soy feliz.
     Me ha gustado El amor del revés, un título sobre el que algún día preguntaré al autor. Tal vez venga porque ama es una palabra que se lee igual en ambos sentidos, del derecho, y del revés...
     Y vosotros, ¿alguna vez os acercáis a biografías o autobiografías?
     Gracias.
   

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