Revista Comunicación

El apocalipsis zombie según The Walking Dead

Publicado el 30 diciembre 2014 por Reino Reino De Series @reinodeseries

El apocalipsis zombie según The Walking Dead
The Walking Dead es una serie entretenida, eso nadie se lo quita. Se disfruta si eres capaz de sobrevivir a las tripas y sangre podrida que se desperdigan cada vez que matan a unos cuantos zombies (hay a quien esto le da mucho asquete, sobre todo si la ves mientras estás comiendo) y a algunos personajes sumamente aburridos, cuyo destino final no es otro que morir cruel y repugnantemente. Pero gracias a ella también aprenderás las cosas absurdas que pasan en un apocalipsis zombie.
1. Armas, muchas armas y más armas después
Vale, lo primero si te despiertas en un apocalipsis zombie es buscar armas, que suelen ser útiles para no ser devorado vivo. Es cierto que Rick Grimes es el policía prota y, por lógica, el tío sabe perfectamente a dónde tiene que acudir para conseguirlas. Pero a lo largo de la serie te encuentras con que todos tienen pistolas y, algunas, de nivelazo. ¿Que andan escasos y necesitan más armas y más municiones? No hay problema, se da uno un paseo por un pueblo cercano y malo será que en alguna casa no caiga algo; debajo de una cama, en un arcón de la salita o en la cocina mismo. Por algún motivo que se me escapa, en The Walking Dead todos tienen armas de todo tipo. Supongo que podemos trazar un cierto paralelismo con la cultura armamentística de Estados Unidos, ¿pero soy la única que ve el tema un poco exagerado? ¿Nunca se les acaba la munición? ¿Qué pasa con Daryl y su ballesta? ¿Tiene flechas eternas como las de Arrow? Si yo me despertase en un apocalipsis zombie, la mejor arma a mi alcance sería un destornillador de estrella o uno de los cuchillos que hay en el cajón de la cocina y que no cortan una mierda. No es muy tranquilizador.
2. Siempre depiladitas

El apocalipsis zombie según The Walking Dead

Maggie creyéndose una versión moderna de Lara Croft

Me llama poderosamente la atención que en medio del apocalipsis las muchachas siguen teniendo tiempo para depilarse minuciosamente. Ni un pelo debajo de los sobacos ni nada. Supongo que es muy fácil colarse por ahí en alguna tienda o centro de belleza y robar unas tiras de cera, luego volver sorteando zombies y destrozando cráneos a tu barraca (léase granja, cárcel, campamento improvisado en medio de un bosque infestado o lo que toque), y ponerse tranquilamente a hacerse las ingles. Antes muerta que sencilla, hombre, por favor. Eso sí, sucias están. Sudadas, cubiertas de mugre o sangre, pero a lo Aragorn (es decir, lo guarro aportando atractivo). Porque Maggie parece sacada de una de estas revistas de coches con tías semidesnudas estratégicamente manchadas con un poquito de aceite (tipo disfraz para carnaval de mecánica de taller sexy) mostrando nalgada. Y Michonnea lo mejor se pasó medio apocalipsis por ahí sola con una katana cortando cabezas y llevando a un par de zombies atados cual perros con correa, pero mientras que se buscaba la vida, siempre tuvo tiempo para rasurarse las axilas convenientemente y mantener sus rastas bien cuidadas. Qué cosas.
3. Hay que seguir haciendo los deberes
Siempre guardaré en mi cabeza esa imagen de Carl haciendo sus deberes en una mesa con Lori a su lado mientras, yo que sé, igual al otro lado de la valla había una horda de zombies aproximándose o algo. En The Walking Dead existen varios momentos surrealistas de este estilo, donde los personajes pretenden seguir su vida como si nada entre el desconcierto imperante a poco que tengan algo de estabilidad en un nuevo refugio. Supongo que porque varios de ellos han atravesado por una fase de negación de la realidad. Claro, ¿qué pasa? Que con el tiempo se les va la cabeza. Las utopías no existen, ocurren matanzas y al final siempre hay que salir por patas dejando cadáveres por el camino. En este mundo la gente está muy enajenada, de verdad. Por eso ahora Carl va por ahí con su sombrero, como el sheriff de un western, creyéndose que con la pistola puede arreglar cualquier desaguisado. El niño creció en ese ambiente y anda deshumanizado. Aunque el chaval no sepa actuar, hay que quererlo. Pobre.
4. Jamás llueve

El apocalipsis zombie según The Walking Dead

Dadle una ducha a este hombre, un poquito de humanidad

¿En The Walking Dead llueve? ¿Lo habéis visto alguna vez? Creo que ocurrió en una ocasión, pero está muy difuminado entre mis recuerdos. Viven en un verano permanente. A lo mejor influye que la serie esté ambientada en Atlanta y alrededores, pero con ese clima constante tendría que haber sequía. Y teniendo en cuenta que se ha desmoronado la sociedad civilizada, no creo que el suministro público de agua atraviese su mejor momento. No nos engañáis, lo que queréis es que todos parezcan salidos de una red de alcantarillado, que tengan el mayor número posible de lamparones en la ropa y que suden, que suden mucho. Con esto de andar de un lado para otro huyendo de zombies y personas no muy simpáticas, chorrean cosa fina. A Rick le gotea el pelo de lo mal que lo pasa, hay mucha tensión. El hombre tendría que haber perdido muchos kilos con tanta deshidratación y parece todo lo contrario. Ay, lo bien que les vendría una buena tormenta. Por favor, que llueva un día. Que es que huelo la serie desde mi casa.
En fin, entre todo esto y las variopintas formas de cargarse personajes y zombies con tal de añadir ese elemento de gore imprescindible, con The Walking Dead te puedes reír bastante. También tiene otras lecturas y focos de interés, pero no sé si es la guía más fehaciente para sobrevivir a un apocalipsis zombie. Como para fiarse.

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