"Terrence ha construído una casa y no tiene por que venderla." Es así como argumentaba Brad Pitt la espantá de Malick en sala de prensa y como mejor podría definirse las sensaciones que ha causado la película más esperada de los últimos tiempos (años, décadas, ¿siglos?) tras su premiere ayer en Cannes. Hay quien define "The Tree of Life" como "una sublime ridiculez," quien asegura que "parece una parodia de Malick de un film del propio Malick." Hay quien afirma que Malick "se ha estrellado contra el cielo" o quien sentencia que "en vez de atrapar a Dios recoge nada más que aire." Pero también hay quien la describe como una "sinfonía cinemática" o quien la ve como "un poema visual de proporciones épicas" y "una inolvidable experiencia metafísica." Incluso, hay quien añade que "semejante obra monumental no es posible valorarla en su justa medida inmerso en la vorágine que supone Cannes." En definitiva, lo que esperábamos. Estamos ante una obra mayúscula cuyos 3 años de montaje están destinados a encandilar y aborrecer por partes iguales, pero también hacer historia. De hecho, comenzó en Cannes y a partir de hoy proseguirá en nuestras salas. Ocasíon inmejorable para recuperar nuestras crónicas a su paso por Cannes.
¿De qué va?
En el Texas de los años 50, Jack creció entre un padre autoritario y una madre cariñosa y generosa. El nacimiento de dos hermanos pronto le obligaría a compartir ese amor incondicional, y más tarde a enfrentarse al individualismo fanático de un padre obsesionado con el éxito de sus hijos. Hasta el día en que se produce un trágico suceso que perturbará ese frágil equilibrio.
¿Quién está detrás?
Terrence Malick, referente indiscutible como director de culto, director de Hollywood y autor. Fue profesor de Literatura antes de dedicarse a la poesía cineamtográfica y tener claro que su visión del universo encontraría adecuada expresión a través de una cámara. Solo ha rodado cinco películas en 40 años tomándose el laborioso montaje de sus criaturas con tanto perfeccionismo que nunca se sabe la fecha en la que podrán ser estrenadas. Este director tan insólito como estimulante, ha conseguido con "Malas tierras", "Días del cielo", "La delgada línea roja" y "El nuevo mundo" que un montón de paladares selectivos se enamoren perdurablemente de su inimitable estilo y de que las estrellas de Hollywood y los mejores técnicos consideren un privilegio trabajar con él. Malick tiene muy claro que lo que hace aspira a ser arte.
¿Quién sale?
Brad Pitt, en la que muchos afirman que es, sin duda, la mejor interpretación de su carrera y quien reconoció en rueda de prensa que ni loco volvería a repetir experiencia (Malickiana) por más que le haya resultado inolvidable. Le acompañan Jessica Chastain ("Coriolanus"), Sean Penn (en un breve papel) y algún que otro dinosaurio por aquí y por allá.
Algo así como
"2001: Odisea en el espacio" + "Ratcacher" + "Los Pilares de la tierra"
La prensa ha dicho
Su pase fueron pitos y aplausos, sin embargo, la mayoría de crónicas no dudaron en alabarla tras digerir el film:
Carlos Boyero nos transmitía su incondicional amor por Malick en El País afirmando que "La película posee la cadencia, la magia y la complejidad de los mejores poemas. Terrence Malick describe la infancia como yo nunca he visto." y añade "esa catarata de imágenes retratando la naturaleza, olas, cascadas, volcanes en erupción, meteoritos que se dirigen a planetas y dinosaurios que acampan plácidamente en los ríos, tienen el aroma de los grandes documentales sobre las maravillas de la tierra, pero estoy deseando que aparezcan seres humanos, que me entere de cuál es la relación de lo que veo con la futura historia. Y cuando llega esa historia está retratada de forma deslumbrante."
Sergi Sánchez títulaba sugerentemente su crónica en La Razón como "esa sublime ridiculez" aunque le otorga un 7 dejando claro la ambigüedad de la grandeza de una obra que aspira a perdurar en la historia del cine como ya lo hiciera la Odisea de Kubrick: "En esa compleja relación paternofilial en la que un padre vuelca su fracaso y su ira en el vaso a medio llenar de la conciencia de su hijo y en los ojos de un hombre que contempla su existencia como si fuera la historia de la evolución, con su selección natural y sus especies en extinción, reside el coraje de una película que, a la vez accesible y suicida, despertó ayer la reacción más encontrada –aplausos y abucheos, mitad y mitad– de lo que llevamos de festival."
El premio a la mejor crítica, sin duda, se la llevaba Luís Martínez de El Mundo. El es el responsable de estrellar a Terrence Malick contra el cielo: "¿Obra maestra o gran fraude? Probablemente, las dos cosas. Terrece Malick ha entrado ya, definitivamente, en la categoría de artista infectado de sí mismo. 'The tree of life' (El árbol de la vida), probablemente la película más esperada de los últimos tiempos, es de principio a fin eso: un desaforado y autoindulgente empeño de ser más grande que la propia 'GRANDEZA' (así en mayúsculas). Y, claro, eso no siempre juega a favor. Es más, siempre lo hace en contra. (...) Definitivamente, Malick, de pura ambición autoindulgente, se estrella, pero hacia arriba. Como darse de bruces contra el cielo."
Sara Brito en cambio, mostraba su excepticismo en Público aclarando la comparación con el 2001 de Kubrick: "El director de Malas tierras' ha rodado una sinfonía al origen del mundo. Se trata de un filme osado y grandilocuente que roza el ridículo. (...) Pasadas las horas, el gran fresco de Malick empieza a encajar y vemos que no es casualidad que haya sido Douglas Trumbull quien se ocupó de los efectos visuales. Trumbull hizo lo propio en 2001, una odisea en el espacio, de Stanley Kubrick, con la que esta película comparte aspiraciones. Pero lo que en 2001 resultaba entonado y clarividente, aquí parece hinchado y altisonante."
Al igual que E. Rodríguez Marchante en ABC, quien tras proclamarla gran favorita la dejaba únicamente en posible favorita: "Con un ansia enfermiza, Malick pretende atrapar algunos secretos insondables del ser humano y su relación amorosa y divina con el universo, y revela volcanes, lluvias y soles en la relación de padre e hijos, pero también le ocurre que su cámara porosa en vez de atrapar «dios» recoge nada más que «aire» con imágenes celestiales, puertas al más allá, naturaleza eternamente viva, rascacielos, desiertos y una especie de entrega panteísta del hijo muerto. Da la impresión de que en la lucha de la película entre la locura y la lucidez, pues ninguna ha pasado de un empate. Era la gran favorita para ganar la Palma de Oro de este año, y habrá que pensar, tras su conflictiva proyección y visión, que lo mejor será dejarla sin el «gran»; es decir, favorita y gracias."
Por su parte, del equipo Cahiers, Carlos Heredero le da un pobre 6.5 y a Eulalia Iglesias no le tiembla el pulso a la hora de otorgarle un mísero 1, todo lo contrario que Jaime Pena cuya matrícula de honor le brinda un 10. Carlos Reviriego comulga con un 9.1
¿Y la prensa internacional? Más de lo mismo, asombro y perplejidad ante el regalito de Malick:
Peter Bradshaw no escatimaba elogios en The Guardian y le daba unas inapelables cinco estrellas razonando que "estamos ante un film tan loco como magnífico que nos muestra un cosmos interior de proporciones épicas, un azote al realismo, un estruendo de ironía y comedia, una meditación sobre la memoria y una reflexión del horror que padecemos ante la misteriosa inevitabilidad que supone el amor y la perdida que sentimos por los seres queridos. En definitiva, una obra maestra"
Justin Chang coincidía en Variety y escribe que "The Tree of Life representa algo extraordinario. La esperadísima quinta película del iconoclasta Malick es simple y llanamente su trabajo más estiumlante. Una hipnótica odisea a través del tiempo y la memoria cuyo resultado es cine de alto nivel en estado puro, destinado principalmente al deleite de todo Malickiano y aventureros del cine de autor."
Eric Khon se sumaba a los elogios en Indiewire calificando la película como "una meditación más que una película destinada a mitificar y exasperar por partes iguales" añadiendo que "contiene el tratamiento más audaz de todos los elementos que nos ha ido transmitiendo a lo largo de su filmografía representado la mejor expresión posible de todos los conceptos Malickianos"
Todd McCarthy coincidía con Eric Khon en The Hollywood Reporter a la hora de calificar el film como "una obra mayúscula destinada a encandilar y aborrecer por partes iguales" incidiendo en la "magistral interpretación de Bard Pitt, la mejor brindada a lo largo de su carrera" y claudica afirmando que "The Tree of Life es un trabajo singular, un impresionante inciso metafísico en la existencia humana."
Guy Lodge por su parte, no se mostraba tan efusivo en Incontention argumentando que "mi pirmera sensación al acabar el film resulta tan estimulante como decepcionante."
Tampoco J. Hoberman en Village Voice, quien aseguraba que "la tensión de The Tree of Life únicamente reside en la cabeza de Malick. Es menos profunda que profundamente excéntrica. Demasiado solmene, pomposa y elegante para ser realmente loca. La película libera la mente aunque apaga los sentidos."
Decepción la suya al igual que la de Sukhdev Sandhu en Daily Telegraph quien aseguraba que "The Tree of Life parece una parodia de Malick de un film del propio Malick."
Finalmente, Lee Marshall se sumaba a los elogios aunque con mesura en Screen definéndola como una "una sinfonía cinemática mucho más quye una película narrativa" pero lamenta que "aunque tenga momentos brillantes de sobrecogimiento visual y belleza aural, al final uno echa de menos los tiempos de Malas Tierras, Días del cielo o La delgada llínea roja, tiempos en los que Malick sabía como finalizar una obra maestra."
VEREDICTO
La mejor conclusión posible nos la daba Manu Yáñez en Fotogramas. Valoración que siempre deberíamos tener en cuenta, tanto críticos como público inmersos en la vorágine festivalera. Chapó:"Visto lo visto, sólo queda esperar a tener la oportunidad de revisar esta obra monumental, que merece ser estudiada al margen de la agitación, urgencia y espesura de la vida festivalera. Hasta cierto punto, el futuro de The Tree of Life resulta incierto. No es descartable que estemos ante un clásico del cine adelantado a su tiempo. Sin embargo, a día de hoy, el nuevo Malick parece carne de filme de culto. Démosle un tiempo a esta obra desconcertante y extraña, cuya traumática primera proyección dejó en paños menores a los críticos del Cannes 2011."
En definitva, Terrence Malick ha construído una casa y no tiene por que venderla, ni nosotros por que entenderla. Al fin y al cabo, es su casa. Una casa cuya rentabilidad económica está fuera de toda duda. Una casa a la que el tiempo se encargará de otorgarle su merecido lugar en la historia del cine. Y si no, valga la redundancia, tiempo al tiempo.