Eva, de Hans Baldung "Grien"
A veces, debido a los monográficos y al decorrer de los acontecimientos, que en muchas ocasiones me impiden escribir de otra cosa que no sea la propia situación política (y creedme que ZP daría para un blog sólo para él), me desvío, a la deriva, de los objetivos iniciales de este blog, en el que se pretendía abordar, además de asuntos cinematográficos y musicales, el arte y la literatura de los tres únicos periodos de la historia humana que me merecen alguna consideración positiva y que son, a saber, la europa clásica, el renacimiento y la ilustración prerrevolucionaria. Por eso, a veces conviene golpear el timón y volver a las costas europeas, renacentistas en este caso. Poco o nada se conoce de la obra, fuera del ensayo, de Niccolò Machiavelli. Sin embargó, brilló igualmente como dramaturgo o poeta en sus años de vida. Sin embargo y curiosamente, desaprovechó, quizá bajo la influencia clásica, la oportunidad de trabajar la novela o el relato, dejando sólo un opúsculo de unas pocas páginas que además está basado en un antiguo cuento oriental. Se trata de "Belfegor el Archidiablo". En su breve duración relata la vieja historia de Belfegor, diablo igualmente conocido como dios en la lejana babilonia como Baal, relacionable con Kern, los sátiros, Priapo y otros dioses de la fertilidad, el gozo y la lujuria. Belfegor se representó como un monstruo con cuernos de carnero, pata de lobo y una erección permanente y desmesurada.Pero en este caso es, simplemente, el elegido por el Rey de los Infiernos para investigar en nuestro mundo cuál es la causa de las constantes quejas que los maridos que al infierno llegan le hacen de sus esposas. Así, Belfegor es enviado con lujos, cien mil ducados y siervos demoniacos a la ciudad de Florencia, donde el autor reconoce que alguien con mucho dinero, pocos escrúpulos y ningún dios se encontrará más a gusto y se hace pasar por un caballero castellano enriquecido en Aleppo y que habrá de encontrar esposa con facilidad. Ni que decir tiene que ese es el fin de los ducados, los siervos y el prestigio. El relato no es ni novedoso, ni interesante, ni brillante en su extensión, pero sí que divierte y arranc sonrisas, que es lo mejor que se puede ser, siendo libro. Pero lo mejor, que la compréis y la leáis. En un corto trayecto de autobús, os la trajináis. Hala, a leer, que es poco y fácil.