Fragmento del mosaico del circo (Gerunda)
El auriga era, el protagonista de los juegos circenses.Era el único, junto con el sparsior y el iubilator, a quien el público tenía oportunidad de ver en la arena, aunque todas las miradas se dirigían invariablemente hacia el conductor y su cuadriga.
Era el profesional más famoso de todos los espectáculos, el ídolo por excelencia.De este modo, se convertía en un instrumento imprescindible de la política imperial de distracción popular.Eran de humilde extracción social, siendo, por regla general, esclavos o libertos.Junto a pantomimos e histriones eran personas humildes e incluso socialmente desacreditadas.También son calificados como inhonestae personae. La gente podía llegar a considerarlo un individuo infame, pese a que no lo fuera en realidad.
Una sentencia de los Digesta intenta aclarar quiénes,entre los profesionales de los espectáculos,no eran considerados infames. Entre éstos se destacan los aurigas.Los auriga tenían lazos que los ataban a su profesión: éstos no podían abandonar el circo bajo ninguna circunstancia.Los aurigas estaban atados al circo “aquellos que tienen la obligación de conducir” (eos, qui agitandi munus exercent).
Ciertos héroes de la arena, después de triunfar en Oriente, llegaban a Italia para repetir fortuna.Éstos vendrían seguramente precedidos por la aureola de sus éxitos. Éste puede ser perfectamente el caso de Tomás, quien, según nos narra Casiodoro, llegó a Italia en época de Teodorico I, y fueron tales sus victorias que se llegó a afirmar que éstas eran fruto de la hechicería.Cuando el auriga no era conocido, se proyectaba una auténtica “campaña de promoción” para darlo a conocer al gran público.Así ocurrió con los que Símaco mandó traer deSiciliapara los juegos de la pretura de su hijoMemio (a. 401). Como éstos no eran famosos en Roma, Símaco debió buscar previamente el favor de la plebe.
Un cierto tiempo antes de los juegos, una multitud de carteles, con los nombres y la imagen de los aurigas, invadiría la ciudad, colocándose, en pórticos y otros lugares públicos.
El auriga era la excusa, la chispa que encendía el fuego del descontento popular. Una plebe insatisfecha (no importa la causa) podía ir en cualquier momento contra el poder estatal, que en Roma estaba representado por el prefecto urbano la presencia de un agitatoren el motín era puramente circunstancial pero era la excusa para estas manifestaciones de violencia.
Según nos cuenta Amiano Marcelino hubo una revuelta popular en el 355
que provocó el arresto del auriga.Otra es la de la matanza de Tesalónica en el año 390 cuando Teodosio I llegó a esta ciudad con su ejército, el pueblo (disgustado a causa del alojamiento de los soldados) se rebeló poniendo como excusa el arresto de un auriga por orden del prefecto, Buterico.En los disturbios se insultó al emperador y se asesinó a Buterico.
tumba de un auriga
Durante la Antigüedad Tardía, estos ídolos de la multitud y protegidos del emperador también tuvieron problemas con la justicia por una causa distinta de la anterior, aunque no por ello menos peculiar; la práctica de la magia y el uso de venenos,algo castigado con la muerte.Se murmuraba que los profesionales del circo usaban estos métodos para deshacerse en ocasiones de los caballos de sus rivales, e incluso, a veces, de estos últimos.
Según Casiodoro, esta reputación no acarreaba mala fama para un auriga, sino más bien todo lo contrario, se trataba de un gran elogio. Era algo normal atribuir las victorias a la magia cuando no podían ser imputadas a los caballos.
Algunas personas detenidas podían ser eliminadas por los aurigas, quienes, seguramente, desearían desembarazarse de unos cómplices que podían resultarles peligrosos si confesaban.
Museo arqueológico de Madrid
Video :
Ben Hur carrera de cuadrigas
Fuentes:
RIPOLL, “Panem et circenses. El circo y las carreras de caballos”,
“Los juegos de anfiteatro y el cristianismo”, Apuntes.M. VALLEJO, “Los espectáculos públicos en el Imperio Bizantino (ss. V-VIII) oel factor político de la diversión popular,
Fotogramas de Ben Hur wikipedia