El último rey de Egipto murió de un atracón. Faruq I falleció el 18 de marzo de 1965, tras una opípara cena en un restaurante romano. Tenía solo 45 años y llevaba 13 en un exilio dorado. Cuando falleció pesaba casi 140 kilos, ganados gracias a décadas de indolencia. Rey sin reino, Faruq aún era el “monarca corrupto y pendenciero” que aparece en ‘El Automóvil Club de Egipto’, la última obra del egipcio Alaa Al-Aswany (El Cairo, 1957), novelista a quien, como a Pirandello, se le aparecen sus personajes.
No es arbitrario que Saliha y Kamel, los dos hijos más sensibles de la familia que protagoniza esta novela coral, salten del papel para lograr que escuchemos su voz. Ambientada a finales de los años cuarenta, ‘El Automóvil Club de Egipto’ es un fresco del Egipto previo a la independencia real de los británicos, donde los egipcios son siervos en su propio país y el miedo impera sobre la ley. Un reino corrupto donde un monarca títere dominado por sus pasiones – la comida, el juego, los coches de lujo y las mujeres – regala cargos y prebendas a la elite que cada noche se deja ganar al póquer en el Automóvil Club, en partidas que solo terminan cuando su majestad bosteza.
“Son un pueblo caótico y holgazán (…) No se pueden comparar los derechos de europeos y egipcios”– apunta Mr. Wright, el director inglés del Automóvil Club -, son “sucios, ineptos, ladinos, mentirosos y ladrones” y, por supuesto, incapaces de ser dueños de su propio destino. Mientras en el racista director el novelista personifica a los británicos que defendían el colonialismo que sostenía sus privilegios con la coartada del cumplimiento de una misión tan bienintencionada como ineludible, en su rebelde y bella hija Mitsy Al-Aswany nos muestra a ese puñado de europeos que encontraron en un Egipto cosmopolita su lugar en el mundo.
En las quinientas páginas de ‘El Automóvil Club de Egipto’ Al-Aswany convierte al club que titula la novela en el microcosmos de un Egipto desaparecido. El novelista cruza las vidas de los empleados del club y los de la familia de Saliha y Kamel, de estirpe noble pero arruinada, para tejer un relato dinámico y muy entretenido, una narración con hechuras de best seller repleta de imágenes y olores, con decenas de variopintos personajes. Un Egipto donde las mujeres son más valientes e inteligentes que los hombres que las dominan y el Islam está presente en la vida cotidiana sin ser fundamentalista.
Al-Aswany reconoce que su profesión de dentista, que mantuvo tras el gran éxito de ‘El edificio Yacobián’, le ha ayudado a conocer a gente muy diversa y, lo más importante, a “ser independiente económicamente (…) nunca he cobrado del gobierno”. Detalle clave, porque ‘El Automóvil Club de Egipto’ es el relato de una rebelión escrito durante una rebelión fallida: la Primavera Árabe que derribó al tirano Mubarak sin lograr el triunfo de la democracia. “La Historia está de nuestro lado”, confía Al-Aswany, seguro de que los egipcios conseguirán, por fin, su merecida libertad.
‘El Automóvil Club de Egipto’. Alaa Al-Aswany. Penguin Random House. Barcelona, 2015. 512 páginas, 23,90 euros.
Pd.: Os invito a leer esta entretenida y amplia entrevista de Alfonso Armada a Al-Aswany.