Revista Cocina
Como os comenté hace unos días, me eché al Camino y, como siempre, la experiencia ha sido absolutamente hermosa y enriquecedora.
Y dura, bastante dura.
No disponía de muchos días, apenas 5 jornadas caminando en las que conocer la parte que tenía pendiente, la de la gran meseta castellana, la de la Tierra de Campos, la de la gran llanura en el altiplano que hay entre las ciudades de Burgos y León.
Esta es la parte menos frecuentada debido a la ausencia de poblaciones, que obliga a realizar grandes etapas en las que la climatología puede hacerte mucho daño. No hay grandes repechos, las sendas son cómodas, pero... no hay sombra, no hay agua, los pueblos son pequeños, etc.
Hoy no voy a describir ninguna etapa en concreto, los que me habéis seguido a través de Facebook habéis ido obteniendo mis impresiones diarias y así quería que fuera, sin filtros temporales, basadas en crónicas doloridas y sentidas en primera persona.
Tengo mucho que comentar, no sólo de como son las etapas, de dónde dormir o comer, de las dificultades de las etapas y, muy importante, de la Gastronomía del Camino y de unas cuantas, y dolorosas, observaciones a este respecto.
Hoy sólo quiero mostraros imágenes, contaros que comencé en Tardajos, a las afueras de Burgos y puerta de la meseta en una etapa brutal que terminó después de 8 horas y 31 Km en Castrojeriz. No os recomiendo hacer esta etapa, al menos no empezar con una distancia tan grande, físicamente fue terrible, porque la temperatura fue inclemente, a las tres de la tarde, cuando llegué, la temperatura era de 34 ºC.
Al día siguiente, con ciertas secuelas físicas, emprendí otra etapa de las duritas, entra Castrojeriz y Frómista. Son 25 Km de nuevo bajo el sol inclemente y altas temperaturas. Apenas hay dos poblaciones entre medias en las que hacer un descanso. A estas alturas, en apenas dos días, ya me dio tiempo a socializar con otros peregrinos con los que compartir no sólo saludos y sonrisas, sino ese valor intangible e indescriptible que hace que personas de decenas de países se puedan comunicar en una sola lengua, la que nos une a todos en un objetivo común.
La siguiente jornada fue mucho más cómoda, no por el clima o la ausencia de sombra, sino por el kilometraje, pues nos limitamos a 19 Km para alcanzar la muy noble villa de Carrión de los Condes. Como llegamos mucho antes que otros días, pudimos descansar más tiempo, pudimos "hacernos la colada" y recomponer cuerpo y alma.
Ya nos conocíamos todos, ya sabíamos cosas de nuestros compañeros y ya éramos una pequeña familia.
Bien, desde Carrión de los Condes, hay un tramo inmenso y absolutamente llano hasta Calzadilla de la Cueza de 17 Km, 12 de ellos se realizan siguiendo el trazado de la antigua calzada romana que unía Astorga con Burdeos y que los romanos utilizaron para transportar el oro que extraían en Las Médulas.
Muchos peregrinos continuaron camino, pues los días están limitados y a veces conviene prolongar las etapas, yo, sin embargo, me quedé en Calzadilla de la Cueza, porque quería dormir en un pequeño pueblo, apenas una aldea que ofrece un alojamiento de auténtico lujo para el peregrino. Fue una tarde y una noche muy agradables.
Finalmente, a la mañana siguiente realicé mi última etapa de éste periplo, entre Calzadilla de la Cueza y Sahagún, primera población leonesa del Camino. Fueron 22 Km que se convirtieron en un auténtico paseo porque fue el primer día que la temperatura no alcanzó los 30ºC e incluso alguna nube nos proporcionó la sombra necesaria para acelerar el paso sin sufrimiento añadido.
Con este tramo ya tengo completada la distancia entre Roncesvalles y Sahagún, además de haber realizado anteriormente los tramos entre Hospital de Órbigo y Villafranca del Bierzo, además del tramo final entre Sarria y Santiago de Compostela.
Quiero en próximas fechas ir publicando las experiencias detalladas de todas las etapas pendientes y no lo haré por orden, empezaré por éstas, porque las tengo recientes y me han marcado mucho.
Algo tiene esta ruta que comparten cada año miles de personas de todo el mundo desde hace muchísimo tiempo, desde antes incluso del "descubrimiento" de la tumba del apostol, pues desde mucho tiempo antes de éste episodio histórico, muchos fueron los que peregrinaron hasta el final de la Tierra. Si lo haces, descubres valores que quizá en esta vida que llevamos están escondidos. Si lo haces, si permaneces el suficiente número de días, te aseguro que cuando vuelvas no serás la misma persona que dio el primer paso. Esto no es sólo una ruta turística (que también, ojo). Esto va de Humanidad, de sacrificio, de esfuerzo y recompensa, de compartir y aprender y de alcanzar a comprender, si tienes los ojos y el espíritu lo suficientemente abiertos, algunos de los mensajes herméticos que otros mucho antes nos dejaron en forma de laberintos y ocas.
Buen Camino.
PD: Dedicado a Ramón, David, Roberta, la familia de Denver; Helga, Frida y Angela, las taiwanesas, la chica corena, Jimmy Choo, Yamamoto; los franceses gourmets, el hombre impaciente, los valencianos y todos los que habéis compartido estas jornadas con éste peregrino.