Autor: Erskine Caldwell
Traducción: Horacio Vázquez-RialEditorial: Navona (mayo 2008)Año de publicación: 1932Páginas: 200
Precio: 12,50 euros
"No tiene sentido que traten de cosechar algodón; nunca ganarán dinero y ni siquiera les bastará para vivir, y si recogen un poco de algodón, seguro que vendrá alguno a sacárselo con engaños. Creo que el Señor no quiere que se recojan cosechas como antes porque, si no, ayudaría más a los pobres. Podría hacer que los ricos prestaran su dinero y dejaran de tenerlo tan guardado. Por más que lo pienso, no entiendo cómo hicieron para conseguir todo el dinero, y me parece que debería estar repartido entre todos."Uno de mis autores favoritos, y quien sin duda alguna consiguió retratar con más acierto la terrible época de la Gran Depresión en EEUU, es John Steinbeck, pero no es el único. Un buen puñado de escritores estadounidenses tomó este periodo histórico que les tocó vivir como motivo de inspiración y de ahí surgieron algunas de las novelas más notables del siglo XX. Uno de ellos es Erskine Caldwell, un autor al que tenía muchísimas ganas de conocer, y con quien me estreno con esta novela: El camino del tabaco. Muy diferente en tono e intención a Steinbeck, podríamos decir que Caldwell fue un cronista de su época, a modo de espejo, nos muestra la realidad de esos seres que viven en la más absoluta de las miserias, degradados a todos los niveles, físicos y especialmente morales, sin juzgar, sin tratar de ser un intermediario entre nosotros y los personajes, tan sólo mostrando en toda su crudeza esa vida. Por ello, si los personajes son racistas, soeces o brutales, lo son, y no se trata de edulcorar de ninguna de las maneras.
Cola del pan durante la inundación de Lousville, Kentucky (1937). Margaret Bourke-White
En El camino del tabaco el autor nos sitúa en los campos de algodón de Augusta (Georgia), donde la gente que malvive allí trata de salir adelante como puede, hundidos en la miseria, después de que el algodón haya dejado de cultivarse y muchos de los campesinos se hayan marchado a las ciudades a trabajar en las hilanderías. Uno de los que se resisten a dejar el campo que perteneció a sus antepasados y que supone toda su vida es Jeeter Lester, pobre y arruinado, vive junto a su mujer Ada, con quien ha tenido 17 hijos de los que tan sólo dos, Dude y Ellie May siguen viviendo con ellos, además de la abuela, ignorada por todos, quienes desean abiertamente que muera cuanto antes para tener una boca menos que alimentar. No lejos de allí vive la menor de sus hijas, la pequeña Pearl de 12 años, casada por obligación con un vecino, Lov, a quien rechaza continuamente.
Tormenta aproximándose (1954). Margaret Bourke-White
Se trata de un retrato de personajes sórdidos, acabados, sin futuro ni esperanzas de ningún tipo, su día a día, viendo cómo todo se desmorona a su alrededor sin que puedan ni quieran hacer nada por evitarlo. Es curioso cómo de un mismo tema pueden salir variantes tan diferentes, ya que si bien Steinbeck nos muestra la miseria de sus personajes, lo hace siempre con un gran cariño hacia ellos, arropándolos y presentándonoslos con su cara más amable, tratando de que empaticemos con ellos y sintamos piedad por una situación injusta que ellos no han pedido vivir. Por su parte, Caldwell hace el trabajo de un observador imparcial, desde su voz en tercera persona nos cuenta qué hacen los personajes, pero no los juzga ni los acicala para nosotros, deja que sean ellos mismos quienes se definan y se expresen con sus propias palabras y con sus actos. Caldwell no quiere suavizar una realidad, la presenta tal y como es, y es por ello que la novela está llena de momentos duros y de un realismo extremo, y es por ello por lo que nos es difícil simpatizar con esos personajes, aunque por otra parte, es inevitable no sentir piedad por ellos.Joven granjero dirigiendo a sus caballos (1939). Margaret Bourke-White
Los personajes hablan con toda la rudeza que se espera de ellos, unos seres incultos, olvidados en esos campos que nunca más volverán a cultivarse, viviendo en el pasado, deseando que este regrese y que regrese también el esplendor de los campos algodoneros y la buena vida que llevaron sus antepasados, sin tener que huir a la ciudad, donde Jeeter tiene claro que no está su sitio. Como digo, son los personajes los que se expresan y se retratan, quienes muestran que no hay mañana y que ni siquiera lo esperan ya. La prosa fluida, de frases sencillas y breves, y con abundancia de diálogo, ayudan a que la acción se deslice ante nuestros ojos como si realmente pudiéramos ver a estos personajes. La trama en sí, es lo de menos: una disputa por un saco de nabos, las quejas de Lov porque la pequeña Pearl no quiera acostarse con él y cumplir así sus deberes de esposa, la búsqueda diaria de algo que echarse a la boca, la visita de una predicadora... son meras excusas para meternos de lleno en el mundo de estos personajes desarraigados, sin nada que ofrecerle al mundo, un mundo que tampoco está dispuesto a darles nada a ellos. En 1941, Tom Ford dirigió una película basada en la novela, aunque por los fragmentos que he podido ver me ha dado la impresión de que le dio un tono un poco más liviano a la historia, introduciendo incluso algunas escenas de humor, algo que está totalmente ausente en la novela, donde el tono es más bien desolador. Esta es una de esas novelas y autores que creo que hay que leer si o si, un clásico de las letras que no podéis perderos. En mi caso va a ser de esos autores a los que vuelva una y otra vez hasta haber devorado toda su obra, así que seguiréis viéndole a menudo por aquí.Erskine Caldwell y Margaret Bourke-White en Rusia
Erskine Caldwell (Coweta County, Georgia 1903 - Paradise Valley, Arizona 1987), nació en Georgia, aunque pasó su infancia trasladándose de un punto a otro del sur de los EEUU debido al trabajo de su padre, ministro de la Iglesia Presbiteriana. Su vida fue de lo más intensa y ajetreada, aunque fue a la Universidad no llegó a graduarse, y realizó los trabajos más dispares que podáis imaginar, desde jugador profesional de fútbol americano, hasta diversos oficios como jornalero en los campos de algodón, que le hicieron simpatizar muy pronto con el movimiento obrero. Publicó sus primeras novelas a principios de los años 30, consagrándose con El camino del tabaco (1932) y La pequeña hacienda de Dios (1933), no sin pasar algunos apuros por culpa de la censura y la sociedad bienpensante de la época. Su primera novela, Bastardo (1929) fue prohibida de inmediato únicamente por sus título; con la publicación de La pequeña hacienda de Dios, la Sociedad Literaria de Nueva York consiguió que Caldwell fuera arrestado y que se secuestraran las copias de su obra durante una firma de libros en Nueva York, aunque el autor fue posteriormente exculpado durante el juicio que se celebró. Estos incidentes no parecieron afectar a su obra, más bien al contrario, ya que de La pequeña hacienda de Dios se vendieron 10 millones de ejemplares, 2 millones más que de la popular Lo que el viento se llevó. En los años 30 Caldwell y su mujer, la genial fotógrafa Margaret Bourke-White (de quien he aprovechado sus magníficas fotografías para ilustrar la entrada) regentaron una librería en Maine, y posteriormente, durante la II Guerra Mundial obtuvieron un visado de la URSS para viajar a Ucrania y trabajar él como corresponsal de guerra, y ella fotografiando cuanto veía. A su regreso a EEUU y tras separarse de su mujer, Caldwell se instaló en San Francisco, y aprovechó sus últimos años de vida dedicando seis meses cada año para viajar por el mundo y tomar notas en multitud de cuadernos. Erskine Caldwell, fumador empedernido, murió a causa de un enfisema y cáncer de pulmón a los 83 años.