En un post que escribí hace un par de meses, hablé del éxito que había obtenido en el Festival de Toronto una película más bien modesta: The Way, centrada en el Camino de Santiago, escrita y dirigida por Emilio Estévez, e interpretada por su padre, Martin Sheen (cuyo verdadero nombre es Ramón Estévez). Ambos son católicos y descendientes de gallegos. Esta película, que ha sido el proyecto soñado por ambos desde hace tiempo, ha sido financiado por la Xunta de Galicia, y cuenta una maravillosa historia de transformación personal. Esta es la crítica que Sonia López publica en Fila Siete
Título Original: The way. País: EE.UU./España, 2010. Dirección y Guión: Emilio Estévez Fotografía: Juan Miguel Azpiroz. Montaje: Raúl Dávalos. Música: Tyler Bates. Intérpretes: Emilio Estévez, Martin Sheen, Deborah Kara Unger, James Nesbitt, Simón Andreu. Distribuidora: Filmax. Duración: 120 minutos.
Hace siete años, el conocido actor Martin Sheen (Apocalypse now, El ala oeste de la Casa Blanca) realizó parte del Camino de Santiago aprovechando un viaje a Europa. Sheen, hijo de padre gallego que años atrás emigró a Estados Unidos, tuvo una experiencia cautivadora. Como consecuencia impulsó a su hijo, el director Emilio Estévez (Bobby, 2006), a filmar una historia centrada en la conocida peregrinación.
Padre e hijo se embarcan en este proyecto, nuevamente juntos también en el aspecto interpretativo. Sheen es Tom Avery, un reputado oftalmólogo californiano que se entera de que su hijo Daniel -encarnado por Emilio Estévez- ha fallecido en curiosas circunstancias: cuando comenzaba el Camino. No hay buenas relaciones entre ellos y, cuando viaja a Francia a recoger a su hijo, decide continuar el proyecto iniciado por éste.
La historia supone un peregrinar por los caminos que van desde el sur de Francia, pasando por Roncesvalles, Pamplona, Logroño, Burgos, León, El Bierzo... y acabar en Santiago de Compostela: impresionantes imágenes documentales de la catedral, por dentro y por fuera. Hay una explícita intención de mostrar rutas y detalles del Camino. Natural, pues el proyecto cuenta con el apoyo de la Xunta de Galicia. Pero, en definitiva, asoman paisajes bellos que propician una estupenda fotografía, acompañada de unas canciones acordes con la trama.
Y una historia -lo más relevante de la producción- de cuatro seres que se conocen en el periplo. De cuatro seres heridos, con motivaciones diferentes, más o menos espirituales, más o menos determinadas. Hay roces, humor, aventura, ternura, que se torna en emoción en algún momento del metraje. Y todos sufren una evolución personal, narrada de modo creíble y honesto, con delicadeza, presentada como un fruto de esa búsqueda.
La película, con un presupuesto de cinco millones de dólares, fue presentada en el pasado Festival de Toronto. Produce Icon, la empresa de Mel Gibson.