Revista Cocina
Como ya os conté hace unas semanas, el pasado mes de mayo comulgó mi hijo y tenía pendiente contaros tanto cómo lo hice para organizar un evento 100% libre de gluten, como el resultado del candy bar en el que trabajé semanas antes de la comunión.
El cómo organizarlo os lo cuento en el post que he preparado para el blog de Schar, en el que colaboro. Pero ahora os voy a contar cómo pude elaborar la mesa dulce de la celebración.
Como sabéis los que habéis preparado cualquier evento de este tipo, la semana previa hay mil cosas que hacer. Siempre, por muy organizado que seas, esa semana se han de hacer cosas que es imposible haberlas hecho con antelación. Tenía tan claro esto que en un principio descarté hacer el candy bar, pero conforme se acercaba la fecha, pensé que hasta ahora había hecho muchas mesas dulces por encargo a gente que incluso no conocía previamente, y me empezó a apenar no poder hacérsela a mi hijo. Solución: si no delegaba en nadie este trabajo, no me quedaba más remedio que empezar a elaborar producto 20 días antes y congelar...y es lo que hice.
Unas 3 semanas antes me puse a hacer las galletas decoradas que iba a dar como detalle a los invitados. Para ello utilicé mi receta de galletas de mantequilla.
Una vez envasadas, las galletas pueden conservarse bastante tiempo.
,En los días posteriores fui haciendo poco a poco: la tarta, los cupcakes variados, la carrot cake, los cake pops, donetes, bocaditos de nata y de trufa..., con las recetas que suelo utilizar normalmente.
Pero quienes habéis hecho alguna vez una mesa de este tipo, ya sabéis que no sólo es importante lo que vas a poner de comida en la mesa, sino también cómo vas a decorarla. Una vez hecho el boceto y con la idea clara sobre el estilo y la paleta de colores a utilizar, comenzó mi búsqueda de artículos de decoración, algo que lleva mucho más tiempo del que nadie ajeno a esto se imagina. Encontrar lo que quieres y en las tonalidades que quieres no es nada fácil. Pero no acaba ahí la búsqueda. También había que encontrar chuches sin gluten y además en los colores elegidos. Al final, después de tanto trabajo, creo que el resultado mereció la pena.
La parte negativa, que hasta el día antes, o incluso la noche antes al evento, no puedes montar la mesa. Allá que nos tocó ir a mi marido y a mi al restaurante, cargados de todo el sábado por la noche cuando la comunión era domingo. En el salón había habido otra celebración y no podíamos ir antes.Tres horas después, sobre la 1:30 AM, nos fuimos a casa habiendo dejado la mesa con el atrezzo y las chuches puestas, y la repostería en las cámaras del restaurante (bien cerrado todo y con un cartel enorme que ponía "Sin Gluten").
Pero no acababa ahí todo. Tocaba dormir poco porque a las 7 de la mañana me tenía que levantar a forrar de fondant los tres pisos de la tarta. Y aún más. Justo antes de entrar los invitados al salón, tuve que adelantarme para colocar todos los dulces, tarta incluída...que pesaba...¡una barbaridad! Una locura. Lo sé. Pero sarna con gusto no pica, porque lo disfruté. :)
Lo más importante de todo es que a nuestros invitados les encantó, y al protagonista del día más.
Espero que también os guste a vosotros. :)