"Somos esclavos del Capital. Nos tambaleamos cuando se tambalea. Nos regocijamos cuando crece y triunfa. ¿Quién nos liberará? ¿Deberíamos liberarnos nosotros? Deberíamos conocer al menos a los que lo sirven y cómo lo hacen". Quien lo afirma no es otro que el incombustible Costa-Gavras en "El Capital".
¿De qué va?
La historia del imparable ascenso de Marc Tourneuil, un prescindible sicario del Capital que se convierte en su indiscutible amo y señor.
¿Quién está detrás?
Cada película que dirige le sirve para hacer patente su compromiso político. En su primera época se dedicó al thriller político y el drama sentimental, en los últimos años se dedica más a la ficción social ya haora parece que le da pro el thriller capitalista. Es Costa Gavras, responsable, entre otras reliquias, de "Z" o "Arcadia", sin ir más lejos.
¿Quién sale?
Gad Elmaleh es el amo y señor de la función y quien mueve los hilos en "El Capital". Le acompañan Gabriel Byrne representando al demonio yankee, el siempre estiumlante Hyppolite Girardot, esa "Flor del Desierto" llamada Liya Kebede y Céline Sallette, o lo que es lo mismo, una de las principales musas de "L'Apollonide".
¿Qué es?
"La Cuestión Humana" + un "Margin Call" narrado por Frederic Beigbeder.
¿Qué ofrece?
Un estimulante (que no revelador) thriller monetario, no exento de humor, sustentado en el triunfo del capitalismo sobre el humanismo, desprecio y burla de la clase alta hacia la clase media y lucha obrera. Costa-Gavras dispara a matar mediante un despiadado artefacto rebosante de contundencia y cinismo, que tiene el descaro de señalar directamente al espectador a través de su protagonista, Marc Tourneuil, una suerte de Robin-Hood adaptado a nuestros tiempos, es decir, atareado en robar a los pobres para dárselo a los ricos. Con un claro antíhéroe y en ausencia de superhéroe, en "El Capital" no hay otra salida posible que regirse a la ley del más fuerte, y ésta no es otra que la de la moneda, cuyos fieles sicarios en forma de Bolsa, Sucursales, Gobierno, y sobre todo, Marc Tourneil, ejercen con sus excesos un poder con el que preocupantemente resultamos tan familiarizados como esclavizados. Y así, una de las mejores versiones posibles del director de "Z" es la responsable de levantar las alfombras para mostrarnos aquello que ya conocemos pero no vemos, y a pesar de no apuntar demasiado alto, no hay duda, "El Capital" da en el blanco.